-Supongo que ahora tenemos motivos más que de sobra para salvar Elementium-comentó Charlie mientras andábamos hacia la cabaña de Akohrye.
-¿A qué te refieres?-pregunté-. ¿Es por la historia que nos ha contado el elfo?
-Sí…-contestó dubitativo.
-Me parece bien que hayamos vivido engañados toda nuestra vida, pero yo no voy a salvarles los traseros a los elementianos. ¡Qué espabilen!-repliqué mordazmente.
-Vamos, Gwendolyn,-dijo él- ¿es que tienes miedo?
-¿Miedo de que nos maten?-respondí- Por supuesto. No todos vosotros me gustáis demasiado, y estoy hablando de Elisabeth y Jack, pero no le deseo a nadie la muerte… Todavía…-reí malvadamente- Aunque es probable que a Elisabeth le desee un poco de tortura para bajarle los humos-dije sombríamente.
-Gwen, todos tenemos miedo, pero ser valiente consiste en superar tus propios miedos-replicó sabiamente.
Suspiré y contesté:
-Ya lo sé, pero no sé si de verdad tenemos que salvar este mundo que no ha hecho nada por nosotros. Nada. Tuvimos que huir y cuando, por una extraña casualidad, volvemos, nos dicen que debemos salvar Elementium. No me parece justo. Tenemos que salvar a un mundo que nos dio la espalda. No es coherente.
-No nos dio la espalda voluntariamente-respondió Charlie y abrió la puerta de la cabaña de Akohrye.
-Nivia, Ankaris, ¿qué puedo hacer por vosotros?-preguntó el Sabio.
-Queríamos saber si nos podemos lavar en algún lugar-expliqué.
Él sonrió y dijo:
-Por supuesto, seguidme-se levantó ágilmente y salió por la puerta.
-¿Sabes qué?-pregunté-Creo que tienes razón, aunque no le debamos nada a este mundo, debemos salvarlo de las garras de esa tirana. No soporto la injusticia.
Charlie me miró sonriente y contestó simplemente:
-Sabía que dirías eso.
Los dos salimos por la puerta y comenzamos a correr para seguir el paso de Akohrye que nos condujo a las afueras del poblado y nos mostró unas cubas enormes de madera al lado de un pozo.
-Aquí es donde nos lavamos-comentó-.Os traeré ropa limpia y toallas.
Charlie y yo nos miramos estupefactos y asentimos distraídamente.
-¿No pretenderá que nos lavemos ahí, a la vista de todo el mundo?-pregunté escandalizada.
-Yo creo que sí-respondió.
-Estos elfos no tienen vergüenza…-murmuré yo.
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Los cuatro Elegidos
FantasyCuatro chicos descubren que poseen los poderes de los cuatro elementos principales: tierra, agua, aire y fuego; y que deben usarlos para derrotar a las fuerzas del Mal que controlan el mundo del que provienen. Reservados todos los derechos. Queda ri...