Capítulo XII: Sentimientos

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Corrí hacia la entrada del pueblo, decidida a no volver jamás, aunque sabía que no podía escapar de la verdad ni del destino. Me senté en el suelo, cobijada por la sombra de un árbol y contemplé las estrellas que adornaban el cielo nocturno. Reviví la conversación en mi mente y me di cuenta de que era poco probable que el Sabio estuviese mintiendo, yo había visto a Charlie separar los barrotes de las jaulas. ¿Tendría yo también poderes? Yo era una aérea, tal vez pudiese controlar el aire. Me concentré e intenté crear una pequeña corriente de aire. Estupefacta, observé como las hojas que había a mis pies revoloteaban un poco y luego volvían a caer al suelo. En ese momento me di cuenta de que todo lo que nos había contado Akohrye era verdad. Pensativa, no me percaté de que alguien se había sentado a mi lado. Me giré y vi a Jack.

-¿Qué haces aquí?-pregunté.

-Estaba buscándote-respondió.

-¿Por qué?-inquirí.

-Porque habías salido corriendo y deseaba saber si estás bien-confesó con timidez.

En contra de lo que yo siempre había creído, Jack se preocupaba por los demás. Sonrojada, dije:

-Tú crees lo que ha dicho, ¿verdad?

-Al principio no, pero luego me convencí de que no tenía sentido que se hubiese inventado una historia tan descabellada-contestó.

-Eso pensé yo, además ¡he descubierto que yo también tengo poderes!-repliqué entusiasmada.

-¿En serio? ¿Y qué puedes hacer?-preguntó él con asombro.

Volví a repetir mi anterior movimiento y las hojas volvieron a revolotear. Jack se quedó estupefacto y dijo:

-Estoy seguro de que yo puedo controlar el fuego y no me quemaré si lo intento.

Alzó una mano, puso cara de concentración y una pequeña llama apareció en su mano.

-¡¿Lo has visto?!-exclamó-. Yo también tengo poderes.

Yo le observé fijamente, perdiéndome en su mirada jubilosa. Nunca antes me había dado cuenta de lo guapo que era. En ese momento, él giró la cabeza y nuestras miradas se cruzaron, provocando que saltaran chispas. Él, incómodo, se levantó y proclamó:

-Voy a buscar a Elisabeth y preguntarle una cosa.

No se percató de la mirada dolida que yo le dirigí mientras se alejaba. ¿Cómo era posible que yo le encontrara guapo a pesar de que sabía que Elisabeth estaba enamorada de él y que seguramente se convertirían en pareja sin que yo pudiera hacer nada para remediarlo? Suspirando, me puse en pie y me dirigí al pueblo cabizbaja. Cuando llegué a nuestra cabaña vi a Elisabeth y Jack hablando en un rincón, Elisabeth negaba con la cabeza y parecía que Jack le suplicaba que hiciese algo. Me acerqué a Charlie que también estaba allí y le pregunté:

-¿Tú crees lo que nos ha contado Akohrye?

-Sí, por supuesto; es más, yo he experimentado mis poderes en mis propias carnes, y nunca mejor dicho-respondió con una sonrisa.

Riendo le contesté:

-Yo también.

Cambiando de tema, pregunté:

-¿Crees que habrá duchas aquí? Es que me siento sucia y estoy segura de que huelo, y mucho. No me he lavado desde que llegamos a Elementium. Por cierto, ¿cuándo llegamos? Han pasado tantas cosas que ya ni me acuerdo. ¿Crees que nuestra familia nos echará de menos? ¿Habrá pasado el mismo tiempo allí que aquí?

-¡Cuántas preguntas!-replicó riendo-. Por orden: probablemente no, no lo sé, supongo que sí, no estoy seguro.

Intenté discernir a qué pregunta correspondía cada respuesta.

-Así que probablemente no hay duchas. ¡Vamos a preguntar!-exclamé y salí por la puerta con Charlie detrás.

Los cuatro ElegidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora