Llevabamos ya dos días en aquel apartamento que el padre de Louis le había regalado y que tan bien nos había venido en su momento, dos días llenos de besos, caricias, roces de nuestra piel..., las heridas de Louis ya se habían secado completamente, pero había llegado el momento de volver a casa y enfrentarse con la cruel y dura realidad...
- ¿estás ya lista? - preguntó la voz de Louis desde el otro lado de la puerta
- un segundo, me visto y vamos - exclamé mientras me desacía de aquella camisa de hombre que, junto a otras dos, se había convertido en mi vestimenta aquellos ultimos dias
La puerta se abrió tras de mi, ni siquiera me gire, sabía quien era, y no temía que me viera sin ropa, al fin y al cabo, después de lo que habíamos vivido alli...no era plan de ponerse ahora vergonzosa. Continué dandole la espalda a la figura que se movía detrás de mi, hasta que la boca de Louis se apoderó de mi cuello. De inmediato detuve mi tarea para cerrar los ojos y disfrutar de aquel regalo
Mi respiración se aceleró sin poder evitarlo, y mi espalda se arqueó ante el tacto de las frías manos de Louis
- Louis...tenemos que irnos...no podemos...no... - el no parecía escucharme, a cada palabra que salía por mi boca, más profundizaba el los besos, haciendome perder por completo el sentido común
- hay que despedirse de esta casa como dios manda - susurró en mi oido, yo unicamente dejé escapar un suspiro, poco a poco sus besos se convirtieron en mordiscos, mordiscos que se desplazaron por todo mi cuello hasta llegar a mi oreja, durante varios minutos sus dientes jugaron con el lobulo de esta, yo tan solo suspiraba entrecortadamente, cada vez más rapido y deprisa, haciendo así que los suspiros parecieran gemidos, no soportaba esa clase de torturas de placer por su parte
- Me giré rápidamente, coloqué mis manos en su pecho, acercandome peligrosamente a el, sus manos se posarón en mi cintura, mientras en su rostro se dibujaba una media sonrisa, típica de el. Rocé mis labios contra los suyos en un corto beso, para después empujar a Louis con todas mis fuerzas, haciendo que callera tumbado en el colchól
El parecía algo aturdido, era evidente que no se esperaba ese movimiento por mi parte, por eso ahora fui yo la que sonrió complacida, eso era lo que yo pretendía
- esta vez - dije a la vez que me sentaba en sus caderas - mando yo - el no dijo nada, tan solo sonrió y asintió levemente
Me deshicé de todo aquello que se interponía entre nosotros rápidamente, la ropa ya no era problema, observé su cuerpo desnudo durante breves segundos, me fue imposible no reflejar toda la incredulidad que sentía por dentro con una pequeña exclamación. La última vez, en el baño, no había llegado a ver su cuerpo entero en ningún momento, y ahora que lo veía, no había otra cosa que pudiera hacer que soltar una exclamación...
- ¿que te pasa? - su espresión se llenó de preocupación
- na..nada, es solo... - el dejó escapar una pequeña risita
- ah, tranquila, no eres la primera que se asombra... - ignoré su comentario y recordé las palabras que habían salido por su boca días antes "eres la tercera" , respiré hondo y proseguí con mi tarea. Era hora de escucharle gemir del mismo modo que el me había hecho gemir a mi. Agarré su miembro, sentí el cuerpo de Louis tensarse, pero yo me concentré en mi misión, Deje que una vez más se abriera paso dentro de mi, esta vez, el agudo dolor de la última vez no me había invadido, pero aún asi, mi cuerpo volvió a tensarse al sentirlo dentro de mi. Cerré los ojos y respiré hondo poco a poco, sentí mis musculos destensarse, en ese momento apollé mis manos en el torso de Louis, le miré y sonreí.
Poco a poco, comencé a mover mis caderas, al principio movimientos lentos y acompasandos, aumentando el ritmo poco a poco, una vez más, esas insoportables descargas me hicieron presa, pero esta vez no de la misma manera.
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¿Amor?, imposible...(Louis Tomlinson)
FanfictionA veces el amor es ciego, tonto, cabezota, doloroso....por eso, algunos preferimos negarlo, porque es mucho más fácil, mentir a todos, incluyéndonos a nosotros mismos, pero habrá alguien al que jamás podremos engañas, a nuestro corazón. Esta histori...