Te he hechado de menos, pero nadie debe saberlo

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Sentí como se me abrían más y más los ojos, dios...por un momento llegué a pensar que era una alucinación, que me estaba volviendo loca, pero las palabras del profesor Stevens aclararon mis ideas.

--Alumnos, como bien saben, durante la estancia de el señorito Tomlinson aquí, él será mi ayudante- el profesor lo dijo de una manera lenta, parecía que estaba dramatizando la situación, pero yo sabía que no era así, es que el pobre estaba que se caía de viejo, pero ahora mismo, yo no me fijaba en eso, mi vista estaba clavada en él, incluso con las palabras del profesor recién entrando en mis oídos, no podía creerlo, aquello debía de ser otro de mis sueños, de mis pesadillas, siempre eran lo mismo, el volvía, y yo le pedía perdón, y todo iba bien, hasta que el decía que me odiaba y que jamás me perdonaría por decirle lo que le dije, y que me apartara de su camino y dejara de molestar, por que ahora el era Louis Tomlinson, y yo a su lado no valía más que una pulga.

Todas las chicas corrieron, gritando, a comérselo a besos y abrazos, formando así una estampida de víboras ansiosas de Louis, mis amigos se quedaron en su sitio, Emilie, me miraba horrorizada, mientras las lágrimas amenazaban con salir por mis ojos ahora enrojecidos, Alex tenía una mezcla de “te lo dije” y tristeza en su mirada, igual me reconfortó verlos a mi lado, los necesitaba en estos momentos…., no se que me dio pero pegué un brinco para levantarme de la silla, lo hice tan rápido que empujé a esta hacia atrás, desestabilizándome así y cayendo de culo al suelo. Miré mis manos, estaban enrojecidas, y me dolía todo…fue inevitable dejar escapar ese río de lágrimas que creía seco….Emilie se acercó a mi corriendo, extendiéndome un pañuelo y abrazándome, en estos casos se comportaba de manera más madura que de costumbre…

-Eh! Ya sabes que puedes contar con nosotros, solo será una horita, y ya no tendrás que verle en toda una semana….- ella seguía hablando, pero yo no la escuchaba, últimamente, no escuchaba a nadie, era más fácil adentrarme en mi mundo, había aprendido a desconectar de la realidad…¿Cómo?. Era mi única pregunta, bueno, había otra, ¿Por qué ahora?, justo cuando empezaba a aceptarlo, a superarlo, a aprender a vivir con esa culpa….dios, ¿Por qué no me mataba ya el de arriba?, total….si tan mal le caigo. Alex se acercó a mi, no me tocó ni me abrazó siquiera, solo me observaba expectante, esperando alguna reacción por mi parte.

- por favor, siéntense alumnas, hay suficiente Louis para todas – poco a poco, todas las chicas de la clase fueron volviendo a sus asientos, no podía quedarme allí tirada en el suelo llorando, con la manga de mi camisa amarilla me sequé las lágrimas y me senté mirando hacia la ventana…pero la vista se me desviaba hacia él, y cuando le miraba el siempre estaba riendo con esa preciosa sonrisa que tiene..y con la vista clavada en distintas chicas…nunca en mi. Pero, eso no cambiaba las cosas, cada vez que le miraba, algo en mi corazón se rompía, miré el reloj, solo llevábamos diez minutos de clase, no aguantaría a este ritmo.

- profesor, ¿podría ir un segundo al lavabo por favor? – el me miró, aunque dudaba que me viera, pero al menos me posicionaba en el lugar correcto.

- em..por supuesto señorita Siles, no tarde – asentí con la cabeza y me dirijí hacia la puerta, el camino se me hizo interminable, luchaba contra mi misma para no mirarle, no podía hacerlo, iba a pasar enfrente suya, si le miraba moriría allí mismo, no podía caer en la tentación, tenía que recordar que el dolor sería demasiado….pero no podía, de modo que, para mitigar mi fuerte deseo, justo cuando paraba al lado suya miré a Emilie, ella me miraba con expresión preocupada, pero con una sonrisita de cariño en su rostro. Contuve la respiración al pasar junto a el, y sentí mi hombro rozar su pecho…un escalofrío me recorrió de arriba abajo, y sentí otra de las múltiples lagrimas que ya había derramado desfilar por mi mejilla, de modo que aceleré el paso para salir de allí antes de que cualquiera…o el, lo notara. Una vez fuera del aula, corrí hacia el baño con todas las fuerzas que tenía, cerré los ojos fuertemente, tal vez intentando distorsionar la realidad, eso no me llevó a mucho, me resvalé con un papel y volví a comerme el suelo por segunda vez en el día, aún así no quise abrir los ojos y encontrarme con la realidad, más que nada porque sabía que sería demasiado dolorosa.

¿Amor?, imposible...(Louis Tomlinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora