Capitulo 1: Conociendo al enemigo.

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Perdóname...

Desperté, bostece y me talle un ojo mientras que de fondo escuchaba el sonido del despertador, mi mano solo se estiro y lo apago. Medio entreabrí mis párpados y me senté en la orilla de la cama ¡Ja! me veía tan estúpido viendo directamente un zapato, de esas veces en las que estas recién levantado y te le quedas viendo al infinito.
En fin, me puse de pie y me dirigí al baño que estaba al final de mi gran habitación, pero antes puse algo de música clásica, para relajarme.

Un nuevo día para mí, Do Kyungsoo, el "egolatra" doctor.

Mi casa era muy grande y contaba con bocinas ocultas en las paredes lo que hacía que se armonizara con las bellas sonatas de Vivaldi.

Disfrutaba mucho el ducharme, me recostaba en la bañera mientras el agua tibia salía desde la regadera del techo y me llenaba, era como si lloviera dentro de mi propio baño y yo claro controlaba el clima por así decirlo, podía escoger si era caliente, fría, media, etc.... me sentía poderoso, era un Dios, pero bueno deje algo de mi ego con mi champú y termine.

Salí de mi habitación aun deleitado por aquel sonido del violín que sonaba de entre las paredes, camine por el pasillo y me dirigí a las grandes escaleras en forma de media luna que contaban con un gran ventanal y una hermosa vista al bosque de haya afuera, como me gustaba esa vista.

Ya en el piso de abajo me fui directamente a la cocina, tenía ganas de una café muy caliente y sin azúcar claro, mientras lo tomaba no pude evitar ver mi gran pared en la sala donde tenía todos mis reconocimientos y diplomas, ¡Joder! pensé, soy tan exitoso, no pude evitar sonreír, pero también no evite ver el reloj y note que se me estaba haciendo tarde, si algo es admirable de mi es mi puntualidad en todo.

Me puse mi camisa blanca, mi pantalón negro, mi corbata, mis zapatos y me peine mi gran cabellera negra con el fleco levantado, sabía que era ya mayor pero no tenía porque verme viejo, esperen; ¿si tengo 28 no estoy viejo cierto?
Dejando eso finalmente fui por mi lazo para poder irme, pero antes tenía que revisarlo, lo abrí y efectivamente estaba todo en orden.

Tengo mucho sin llamarlo ''maletín'', uno de mis pacientes dijo que yo y esa pequeña caja negra era lo único que lo unía a él y a sus 4 paredes blancas con el mundo exterior, por eso lo llamó de esa manera y bueno me gusto la interpretación por eso decidí que se quedara ese nombre, el lazo.

Por fin cerré las puertas de mi casa y me subí a mi auto, tenía un largo camino que recorrer ¿ya mencioné que se encuentra en medio de la nada? tengo arboles como vecinos, la casa más cercana se encuentra a 7 kilómetros, pero bueno, yo disfrutaba mucho la soledad.

Mientras manejaba sentía nostalgia, la carretera solitaria llena de maleza verde y árboles que parecían llegar hasta el cielo además de mi auto inundado con algo de jazz me ponían muy relajado.

"Tú lo mataste"

Basta, sal de mi cabeza.

Después de casi media hora conduciendo  y escuchando voces que no debería, vi el gran anuncio al lado de la carretera indicando que llegaría a mi destino en unos cuantos metros y bueno no tarde mucho en ver el gran edificio frente a mí.

Viéndolo de lejos note que era ¿aceptable? Por dios, en las típicas películas de terror se ve el hospital psiquiátrico sucio, con ventanas rotas, pintura cayéndose y de aspecto tétrico y bueno yo que ya eh estado en varios puedo afirmar que no es así.

No contaba con muchas ventanas lo que indicaba que había mucha seguridad, era totalmente blanco, me encantaba la fuente del frente y el jardín, pero como era invierno las plantas estaban sin hojas, pasando el edificio estacione mi carro y me baje no sin antes tomar mi lazo.

Room 88Donde viven las historias. Descúbrelo ahora