CAPÍTULO X "Él se entregó a mi"

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Juan:
Tenía un deseo enorme por él, así como él por mi, después de compartir la misma cama por meses la necesidad fue aumentando, no era solamente matar para alimentarse, o cuidarnos y amarnos sobre todas las cosas, era más que eso, teníamos una necesidad mutua por hacernos el uno del otro físicamente.

Las noches a su lado no eran frías, siempre dormíamos abrazados en completa oscuridad, en su lujosa habitación, el se acomodaba en mi pecho y yo lo arropaba como un bebé, su carita era completamente hermosa, tenía unos labios rojos hermosos que yo besaba cada vez que el dormía profundamente, frotaba su cabello suave y sedoso, después le daba un ligero beso en la frente y dormíamos hasta el amanecer o bien hasta que llegara la hora de que el saliera a cazar.

[...]

Sábado 03 de Enero del 2015
Esa noche, llegó después de haber ido al Hotel a buscar algo de comer, yo ya estaba acostado en la cama, me saludo como siempre, sus labios suaves rozando con los míos eran como tocar el paraíso por un instante, se recostó junto a mi y comenzó a contarme su experiencia en el Hotel.

-Amor mio... Hoy bebí la sangre de una persona muy mala, una mujer que se casó con un hombre muy repugnante, ellos tuvieron dos hijos, la mujer trabajaba, él solo cuidaba a los niños, un día cuando regreso de trabajar, su esposo había violado a sus dos pequeños, ella no hizo nada, prefirió perdonar a su esposo por el "amor incondicional" que le tenía, dejo morir a sus bebés y los enterró por la noche sin que nadie se diera cuenta, hoy fueron al Hotel a buscar una habitación para abandonar su casa, la recepcionista les dio una y bueno, no pude aguantar las ganas de matarlos a los dos por malditos, de ella bebí su sangre pero a él solo le corté la verga en pedazos por desgraciado.- Me dijo.

-Amor... Que fea historia, que desgraciados, pero bueno, les disté el castigo ideal, el que se merecían, por perros...- Le respondí.

-Amor mío, ojalá tu y yo pudiéramos procrear hijos.- Me dijo él.

Me miro fijamente a los ojos, entonces sentí su mano en mi abdomen, se acercó y comenzó a besarme salvajemente, me sentí nervioso, pero sabía que con él no tenía por que tener miedo, así que me deje llevar, sabía en que terminaría eso, realmente lo anhelaba, y él también... Pero entonces se detuvo por un momento.

-Sabes, no se cómo hacer esto, no se sí lo haré bien, o lo haré mal, no quiero ocasionar un desastre. Cuando nos citamos en el Hotel hace algunos meses, no quería tener sólo sexo contigo, quería sentir el olor de tu alma, quería sentir tu aura, para enamorarme aún más de ti. Pero ahora tengo miedo.- Me dijo.

Entonces supe que él igual sentía lo mismo, en 150 años él seguía virgen, su físico seguía exactamente igual, la pregunta del millón, que papel tomaría él. Pasivo o Activo?

-Tranquilo, no tienes por que sentir miedo. Sabes? Yo tampoco he hecho esto, tampoco tengo idea de como comenzar. Contigo no tengo miedo de nada.- Le respondí...

Recordé ese encuentro en el Hotel, yo creía que él me haría suyo, pero entonces me di cuenta que no, sus intenciones realmente eran buenas desde un principio, bastaba ver como se portaba conmigo, como todo un príncipe, como lo que era, eso hacia que mi amor hacia él se hiciera fuerte.

Se acerco más, me miro a los ojos, esos ojos verdes que me hacían sentir como hipnotizado, su nariz rozaba con la mía y me dijo:

-Te digo algo, me gustaría ser yo el que te tenga dentro, no se, es algo raro, eres el más pequeño en edad, pero el más grande en físico, te deseo por eso, eres eso que soñé y que al fin encontré, déjame ser yo a quién le des duro...

Cuando lo escuche decir eso, sentí una emoción muy grande en mi estómago, como lo había adivinado? Lo que yo quería era darle duro también, desde el día ese en el Hotel, cuando mi verga toco su hermoso culo, quería ser yo el que se viniera dentro de él por primera vez.

Mi Ángel del Infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora