Capítulo 24.

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Genio

-He conseguido pasar otro día sin que la policía de los genios venga por mí -comenta Lawrence mientras come pizza.

Es viernes y las estrellas del cielo se ven a través del techo del invernadero. Es la primera vez que le encuentro encanto a este lugar. Viola está sentada en el suelo; Lawrence se despatarra en un sofá mientras yo me hundo lentamente en el otro.

-Aun así no deberíamos salir. Meternos en un coche es prácticamente pedir presión para que provoquen un accidente -informo.

-Estos ifrit parecen brutales -apunta Lawrence, que intenta sonar despreocupado, pero con cierto aire de miedo en su voz.

-Mientras te mantengamos físicamente a salvo, estarás bien -digo con un tono que pretende consolarlo.

Lawrence no parece muy convencido.

El teléfono móvil de Viola suena otra vez. Es Aaron. ¡Qué sorpresa! Ha estado llamando desde que nos escabullimos de la exposición sin decirle nada. Debería sentirlo un poco por él. Hice un buen trabajo cuando concedí el deseo en el que Viola pedía que la amara. El pobre corazón del chico debe de estar roto porque ella le está ignorando.

-Quizá deberías contestar -dice Lawrence, enfadado.

Según Lawrence hay una fiesta esta noche que da un amigo de Aaron que va a la universidad. Tanto Lawrence como Viola deberían estar allí, pero ninguno de los dos quiere ir. No estoy seguro de si es por la presión inminente o porque están hartos de los jugadores de fútbol y de la cerveza.

"Echaré esto de menos", pienso mientras observo a Viola y a Lawrence discutiendo sobre contestar o no al teléfono. Son tan despreocupados, tan alegres, incluso ahora que Lawrence lo está arriesgando todo para que ella pueda ser feliz. Para que yo pueda ser feliz. Eso es lo que les hace tan hermoso, las relaciones mortales. ¿Cómo voy a regresar a Caliban después de

haber viso esto? Las relaciones entre los genios no se pueden comparar. Supongo que ese es nuestro castigo legendario.

Viola cede, contesta el teléfono y desaparece al meterse en otra habitación.

-Creo que nunca he sentido lástima por Aaron Moor -dice Lawrence mientras observa cómo se va.

-Él la quiere. Cree que le hace sentir completo. Le debe de costar muchísimo dejarla ir -respondo en voz baja, con los ojos clavados en el suelo.

-Bueno, supongo que el curso del amor verdadero nunca marcha sobre ruedas -contesta Lawrence, aunque no está claro si lo dice por Aaron o por mí. Sea como sea, estoy de acuerdo.

-Estaba pensando -dice Lawrence con la cabeza gacha- que Viola te llamó porque tenía un deseo muy fuerte, ¿no? Enorme. Entonces te la asignaron o algo así.

Asiento. ¿Hace cuánto tiempo fue eso?

-Vale, ¿y si después de que ella pida el último deseo, encuentro un modo de desear... o tú encuentras la manera de que te la vuelvan a asignar? ¿Podrías volver?

Sonrío.

-Viola no puede volver a llamarme porque ya ha sido mi ama. Por eso me olvida. El tercer deseo rompe el vínculo entre Viola y yo. Y aunque lograras llamarme, ¿qué pasaría entonces? Pues que Viola ya me habría olvidado, te concedería los deseos y desaparecería otra vez, y entonces ambos me olvidaríais. No quiero que esto te ocurra igual que no quiero que le ocurra a Viola.

Pero valoro el esfuerzo más de lo que puedo expresar.

-Podría reprimir mis deseos... -sugiere Lawrence.

Tres Deseos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora