Me desperté tarde. A las tres de la tarde, no llovía pero la lluvia empezaría en más o menos dos horas, la universidad terminaría pronto. Salí corriendo, papá estaba abajo almorzando.
—¡Papá!
—¿Qué? —dijo mientras le echaba un sorbo a su gran taza de sidra de manzana.
—¿Y la universidad? ¿Porque no me despertaste?
—Hoy no hubo escuela, la lluvia estuvo muy fuerte, ¿vas a salir en la tarde?
—Ah, sí me invitaron a comer. Iré al Cranford's Palace a las cuatro.
—Ok, ¿cuánto necesitas?
—Nada, repito: me invitaron. —Subí a el baño, me bañé, me coloqué un vestido rojo, un anillo blanco, algo de maquillaje: lápiz labial rojo, me peiné con un tutorial que vi en internet.
Eran las tres y media de la tarde cuando llegó Lucas, estaba afuera, frente su auto.
—Estás hermosa —dijo Lucas, mirándome de pies a cabeza.
—Deja de mirar mis pechos. —Esbocé una sonrisa al igual que él—, tú estás muy guapo también. —Fuimos directo al Cranford's Palace. En el auto íbamos en un silencio cómodo.
El restaurante era muy grande y amplio, nos sentamos en una mesa que decía reservado, y pedimos:
—Un filete y verduras a las finas hierbas —dije.
—Lo mismo que ella —dijo Lucas, me reí ya que sabía que él jamás había comido algo tan elegante, por eso eligió lo mismo que yo.
Él siguió mi risa. Su sonrisa no era tan bonita, no era como una sonrisa de los comerciales de dentífrico. Su sonrisa era sencilla. Tenía los dientes algo amarillos por tomar mucho café y fumar.
—Y los tórtolos, ¿que quieren de beber? —dijo el mesero.
—Eh, no somos pareja —dije yo.
—Ella es mi... —Tosió—. Acompañante. —Nos reímos, el mesero también se rió, pero con cara confundida.
—Champaña, la más conservada que tenga. Por favor —dije, el mesero hizo un gesto de afirmación y se fue.
—Está hermoso el lugar. ¿No? —dijo Lucas, con tono de que no sabía qué decir.
—Hola, bebé, ¿te gusta el pan?
—¿Qué? —preguntó confundido mientras yo reía.
—¿Ves que tan estúpido te veías sin tema de conversación preguntándome si era lindo el lugar? —dije entrecortada ya que me estaba muriendo de la risa.
—Eres lo peor que le pudo pasar al universo, Elissa Blackwood —dijo riéndose.
—Lo sé, soy terrible —dije también riendo.
Hubo temas de conversaciones más interesantes que el pan. Hablamos de la universidad, nuestros miedos, pasiones, sencillamente de nuestra vida, aunque ya sabíamos mucho de cada uno.
La comida llegó treinta minutos después de ordenarla, el mesero dejó los platillos, y se retiró con un: "ojalá lo disfruten".
—¿Sabes? —le dije, haciendo una señal con el dedo a Lucas para que se acercara a mí como para decirle un secreto, puse mi boca cerca de su oreja, para contarle lo que le iba a decir. Él se sonrojó.
—Ese mesero se parece mucho a Homero Addams —dije riéndome a lo que él también se rió mucho conmigo.
—Homero, ¿dónde dejaste a Morticia? —gritó Lucas al mesero y el mesero puso cara confusa, a lo que yo le cerré la boca riendo mientras todos nos miraban.
—No digas nada que tú serías El Tío Lucas —le dije a lo que él estalló de risas conmigo—. El alcohol te está afectando. —Todavía tenía mis manos en su boca.
Cuando le quité las manos de su boca, él me besó, aunque fue un beso rápido ya que lo quité.
—¡Lucas!
—Tranquila, es un beso de amigos.
¿Es un beso de amigos o de algo más? Me da pena pregúntale.
—¡Estúpido! —le dije aunque reímos aún más fuerte.
Cuando se acabó la cena, la factura fue de más de noventa dólares, quise ayudarlo con la cena pero él no me dejó. Él lo pagó todo, cuando nos subimos en su auto, él tomo dirección diferente a la de mi casa.
—Disculpa, la dirección de mi casa no es para allá.
—Es que no vamos a tu casa —respondió pícaro.
***
***With all the love, Alaska.
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Blackwood
FantasyElla se llama Elissa, Elissa Blackwood. Es solitaria y tímida, su pueblo se llama Blackwood, sus antepasados crearon ese pueblo y le pusieron Blackwood en honor a el apellido. Ese pueblo es muy pequeño y no tiene más de quinientos habitantes aunqu...