Mi salida

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Me desperté ya que un pequeño y molesto rayo de luz se metió en mi ventana. Me levante sin ánimo. Faltaban tres horas para el viaje.

Me bañé, me puse una camisa de tirantes blanca. Encima de eso, una chaqueta de cuero negro, botas negras, jeans, mi collar y una mochila también de cuero.

En la mochila metí: chicles, mi celular, mis audífonos, una camiseta de repuesto, las reglas de mi poder, un lápiz, un cuaderno, y mi libro favorito: "Harry Potter y la Orden del Fénix".

Después bajé a la cocina y sí, papá no había llegado. Me preparé algo rápido: cereales y leche, comí a lo que tocaron el timbre, por la ventana alcancé a divisar un mechón de cabello lavanda y ya sabía quién era. Lavanda.

Le abrí la puerta y le apreté la mano. Ella tenía un abrigo de lana verde, un short, unas botas negras, una cartera negra un su mano derecha y en su mano izquierda una mochila azul de viaje, también tenía las gafas de circulares estilo John Lennon.

—Pasa. —Ella se quedó por un segundo mirando la casa y se sentó en una silla. —. ¿Te puedo ofrece algo? —Ella negó con la cabeza.

—Mira, Ellie —dijo mientras sacaba de su cartera una bolsa de papel como las de Starbucks.

—¿Quieres un me muffin de arándanos?

—No, tranquila. —Lavanda igualmente me lo dio, lo guardé en mi mochila de cuero negro.

Pasamos las siguientes dos horas, hablando, comiendo, riendo, etcétera. Después Lavanda pidió un taxi para que nos llevará a la estación, mientras, yo tomé a Neko, y lo puse en su jaula.

Dejé mi equipaje y la jaula en la entrada de la puerta mientras esperábamos a que llegara el taxi, llegó en menos de quince minutos y lo abordamos.

(...)

En menos de veintinueve minutos estábamos en la estación, nos sentamos en dos sillas de madera hasta que llamaran nuestro tren.

«Tren número 17 abordar pasajeros
Tren número 17 abordar pasajeros
Tren número 17 abordar pasajeros».

Era una voz metálica de mujer. Lavanda, Neko y yo abordamos con nuestros equipajes en el tren, nos pusimos en una cabina de tren que era solo para tres personas. La vista se veía genial así que Lavanda no desaprovechó y me tomó una foto mirando a la ventana del tren.

Comí el Muffin que no me había comido y el tren arranco a Alemania, varios minutos después llegó una anciana con un carrito de dulces como en Harry Potter

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Comí el Muffin que no me había comido y el tren arranco a Alemania, varios minutos después llegó una anciana con un carrito de dulces como en Harry Potter. Por esa razón Lavanda y yo nos miramos a los ojos y dimos una pequeña sonrisa.

—Hola, niñas. ¿Quieren algo del carrito? —dijo la anciana, ella tenía el cabello blanco, tez blanca como la leche, tenía ropa de mucama, pero en costado del uniforme tenía el logo de la estación, también tenía ojos grises.

—Sí, claro —dijo Lavanda—. Deme ese trozo de pastel de chocolate, porfavor. —Lavanda señaló el trozo y la anciana se lo pasó

—Son dos dólares —dijo la anciana a lo que Lavanda le entregó el dinero—. Perdónenme, pero, ¿tan pequeñas y van solas a Alemania?

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With all the love, Alaska.

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