La gran finca de los Pérez situada en la provincia Toledana se encontraba adornada con detalles blanquiazules y rosas, como flores, confeti, lazos, guirnaldas y telares en toda su extensión.
El suelo que se alternaba entre piedra y porciones de césped bien cuidado que lucía limpio, fresco y brillante, invitaba a infinitos vals en su superficie al son de la música que ya comenzaban a afinar unos extravagantes señores sobre un escenario oval limitante a un bosque de encinas y alcornoques.En toda la extensión de la llanura privada de los Pérez se disponían mesas redondas cubiertas por manteles blancos con detalles dorados y sillas con la misma apariencia.
Me fijé en el bosque impresionada, preguntándome si ahí podría perderme de vez en cuando, agudicé el oído unos segundos y oí el típico sonido que emite el agua al seguir su cauce, busqué con la mirada su dirección y con asombro pude observar que se trataba de un pequeño riachuelo que desembocaba en una fuente dorada y plateada con la forma de una rosa a expensas de abrirse.
- ¿Qué te parece Azu? Yo he sido la máxima encargada de la estética de este lugar, cuando llegué parecía que decorarlo y adaptarlo a la boda más importante del año iba a ser misión imposible. ¡Pero fíjate! Ha quedado perfecto - me explicó una flamante Luisa. Miré hacia atrás, buscando a César, éste se encontraba hablando con Marcos y otros hombres que parecían de una clase social elevada, también.
Serios, recatados y educados.- Es muy perfecto todo, inmejorable - volví mi vista rápidamente hacia mi mejor amiga, su vestido violeta y ajustado junto con el maquillaje brillante de su rostro le daban un aire entre infantil y coqueto, me sonrió picaramente.
- ¿Inmejorable quien? ¿Todo este bodorrio que he montado o...tu marido, el "señor Pérez"? - me preguntó mi amiga con una mirada que indicaba confidencialidad y a la vez ironía.
Mis mejillas se tiñeron color carmesí. Mentiría si no dijera que la idea de estar recién casada con César Pérez me hacía sentir sentimientos contradictorios, como lo era la inquietud y la apacibilidad.- Los dos están bien - respondí, finalmente, a una Luisa expectante.
- Mejor estará esta noche Azu, te he metido en la maleta para la luna de miel algún detalle un tanto especial - me susurró mi castaña amiga dándome un ligero codazo en las costillas y guiñandome un ojo.
Luna de miel. Oh Dios mío.
¿Íbamos a tener una luna de miel en algún sitio caro y alejado?
¿A dónde?
Él y yo solos.
Creía firmemente en que cada uno seguiría con sus obligaciones sin ningun tipo de "vacaciones".-¿C-como? - Pregunté para cerciorarme de que mi imaginación no me estaba jugando una mala pasada.
-¿No lo sabías? - Inquirió dudosa- pues vaya, bueno, ya lo sabes amiga. Tú y tu magnate cañón os vais a un lugar mágico a consumar vuestro matrimonio -Afirmó Luisa muy animada, en cambio yo me mordí el labio con insistencia debido al nerviosismo que me planteaba esa idea.
Unas manos fuertes, pero no estropeadas me acercaron por la cintura a un torso sedoso y duro.
Miré hacia atrás, Cesar Pérez estaba sonriéndome.Le devolví la sonrisa con cierta vergüenza.
- Esto es demasiado. - puntué anonadada con el paisaje y el dulce sonido de la música.
- Nada es demasiado si se trata de ti - me dijo coquetamente mi reciente, impecable e imponente marido, giré de nuevo mi mirada hacia él, confundida, busqué de algún modo el signo de una sentencia falsa, pero no lo encontré. Sonreí para mí misma y recordé las palabras de mi madre.
Él sonríe al mirarme.
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Contrato de Boda
RomanceAl acabar la universidad solo quería ser feliz con el amor de mi vida, ir de vacaciones con mis amigas y encontrar un trabajo que no me alejara demasiado de mi familia. Nada salió según mis planes: me engañó el que se suponía que tenía que ser el am...