Capítulo 53: Reencuentro

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- No estoy muy segura – hice un mohín, sintiendo cómo el corazón me latía nervioso bajo mi pecho. El sonrió y se acercó para besarme la cabeza.

- ¿Qué piensas que va a pasar? –me dijo, y su aliento al hablar me movió los cabellos.

- No sé, Michael – musité, viendo cómo se podía vislumbrar la cúspide del edificio del aeropuerto tras la ventanilla trasera del taxi - Sé que ha pasado un año – dije, mientras su nariz seguía revolviéndome el pelo - pero te recuerdo que la última vez que hablamos, me dio una bofetada – mi entrecejo se arrugó en una expresión de congoja al recordarlo. Michael rió y el soplo de su risa me acarició el cuello, luego sus labios se posaron en él dulcemente, haciéndome erizar la piel.

- Tú mejor que nadie conoces a Sharon; ella no puede guardar el rencor durante tanto tiempo – me dijo, ahora mirándome - Además, ahora está bien, está con Ashton – me sonrió - El tiempo cura las heridas, ¿recuerdas?

- No todas, Michael – contradije, ahora de veras nerviosa, ya que el taxi aparcaba justo frente al aeropuerto. Michael pagó el taxi y como quien no quiere la cosa bajé de el. Me quedé de pie hasta que Michael se colocó a mi lado y pasó una mano por mi cintura. Su tacto me hizo sentir un poco mejor.

- Vamos –me dijo, empujándome amablemente. Caminé a su lado, mientras la gente iba de un lado a otro con maletas y boletos en la mano.

- ¿Por qué estás tan tranquilo? ¿Qué acaso sus últimas palabras para ti fueron "Está bien Michael, no hay problema que te hayas enamorado de mi mejor amiga. Vete en paz"? – farfullé y pensé que se iba a reír, pero en vez de eso, su rostro se volvió un poco tenso.

- No. Ya sabes que no me despedí, pero...mira, si quisieron venir a visitarnos yo creo que ya no hay rencores – se encogió de hombros - Tranquila, ¿sí? – me besó la sien mientras seguíamos caminando para sentarnos a esperar que el vuelo llegara.

Luego de unos minutos los vimos salir por la puerta por donde emergían los demás pasajeros provenientes del vuelo de Italia y reconocí los cabellos oscuros de Sharon, su mirada iba baja, indiferente, la seguía conociendo.


- Michael...– murmuré temerosa, a nada de decirle que nos echáramos a correr.

- ¡Ya los vi! –pero me interrumpió y tomándome fuertemente de la mano, me hizo correr hacía ellos - ¡Ashton! – gritó y levantó su mano izquierda para que lo viera.


Fijé mi vista en Sharon y nada más en ella; no es que no extrañara a mi mejor amiga pero quería saber cuál era la expresión de Shar y si no era tan mala idea echarme a correr. Al momento de oír la voz de Michael, levantó la vista y sus ojos al verlo, lucían distintos, era la clase de mirada que das a un viejo amigo que aprecias sinceramente. Luego me miró a mí y aunque me congelé repentinamente tensa, ella esbozó una tenue sonrisita apenas visible y volvió a bajar la mirada, haciéndome sentir confundida y atolondrada.


- ¡Michael! ¡_____! – la voz de Ashton me hizo mirarle, no lucía tan distinto, de hecho ninguno de los dos había cambiado.

- Hermano – Michael abrazó a Ashton en un cariño fraternal cuando estuvimos por fin cerca los cuatro y yo volví a mirar a Sharon, cautelosa aun.

- Hola – me dijo ella con una tenue sonrisita dibujada en su rostro.

- Hola, Sharon – respondí tímida, era raro intercambiar con ella palabras después de un año y siendo las últimas un sin fin de maldiciones. Miró a michael y le sonrió, no como lo hacía antes, pero si se notaba sincera.

Manual de lo prohibido [Michael Clifford]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora