Capítulo 17: Solos otra vez...

194 22 12
                                    

-¿Por qué no fuiste?-pregunté. Se encogió de hombros.


-Ya me subí la vez pasada, me gusta más estar en tierra-dijo.


-Ya somos dos - Nos sentamos en una de las bancas, sintiendo cómo el aire movía mis cabellos.


-¿De qué hablaban ashton y tú?-preguntó, como quien no quiere la cosa. Me solté a reír.


-Ya recordé que eres curioso-musité.


-Qué bueno que lo sabes, así que dime ahora-quiso sonreír.


-No, no te voy a decir. Eso es entre tu hermano y yo-no sabía por qué, pero la fierecilla se sentía demasiado bien provocando celos en michael, o al menos, creyendo que lo hacía.


-Me voy a enterar, ya verás-amenazó y luego sonrió.


-Ya veremos-reí.


-¿Quieres un helado?-preguntó.


-¿Intentas sobornarme con helado? - El rió.


-¿Puedo?


-Lo siento, no-negué con la cabeza, divertida.


-Bueno, entonces te lo invito, ¿quieres? - Le miré, entrecerrando mis ojos en él.


-Sin mañas-alzó las manos.


-Está bien. - Nos paramos y nos dirigimos a la pequeña heladería que estaba enfrente.


-¿De qué lo quieres?-me preguntó.


-Chocolate. - Me sonrió y luego se dirigió hacía el chico rizado detrás del mostrador.


-Due gelato al cioccolato, per favore-musitó, con ese acento italiano ferozmente irresistible.


-Subito-dijo el chico y se dio la vuelta, tomando dos copas y depositando en ellas dos bolas grandes de helado de chocolate en cada una. Le colocó chispas de chocolate arriba y luego nos lo entregó. Yo le agradecí con una sonrisa. Michael le pagó al chico y éste se dio la vuelta de nuevo para tomar el cambio.


-Che bella coppia che fate-dijo él, cuando le devolvió el cambio a michael y luego me sonrió.
Michael rió y guardó su cambio en el bolsillo trasero de su pantalón.


-Grazie-musitó. Me sentí tonta, definitivamente tenía que aprender italiano. Cuando salimos del establecimiento me mordí el labio inferior, indecisa de preguntarle a michael, qué era lo que había dicho el chico.


-¿Está rico?-me preguntó él, con esa sonrisa burlona en su rostro.


-¿Eh? Sí-dije.


-Ni siquiera lo has probado-observó y luego comenzó a reír. Qué torpe.


-Ah, sí, cierto-reí, sintiéndome de verás tonta-. Oye, ¿qué dijo el chico cuando te devolvió el cambio?-pregunté, tratando de no verme curiosa. El rió.


-¿Por qué quieres saber?


-Es bueno recopilar palabras en italiano para aprenderlo-qué excusa tan tonta. Rió por lo bajo.


-Bueno, te digo si me dices lo de ashton-negoció.


-Olvídalo-me negué.


-Eres dura-rió.


-Sí, y tú muy curioso. Así que olvídalo.


-Está bien. Ya veremos quién cede primero-especuló, divertido.

Manual de lo prohibido [Michael Clifford]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora