Lloré inconteniblemente sobre su hombro, por que me sentía sola; sentía que tarde o temprano así me quedaría. Sola.
Tardé unos minutos en recuperarme y vi cómo había empapado su camisa, produciendo en ella un manchón sobre su hombro.- Perdón –murmuré mirando lo que había producido mi llorar.
- No te preocupes –me limpió con su pulgar una lágrima que caía por mi mejilla y me recordó a michael esta mañana. Gemí.
- No puedo creer que haya sucedido –musitó.
- Fue mi culpa.
- No –me contradijo firmemente-. No sólo ha sido culpa tuya, michael también es culpable, y yo diría que más de la mitad de la culpa cae en él. ¿Por qué no lo evitó? Digo, tú… estabas borracha, pero, ¿el? Él estaba en sus cinco sentidos –meneó la cabeza en forma de reproche. Se quedó en silencio un momento y luego pareció darse cuenta de otra cosa. Me miró –. Pensé que odiabas el alcohol –musitó.
– Lo sigo odiando, Luke. Ahora más que nunca –siseé y luego gemí con dolor-. Pero es que la mente se me nubló y… fue la única estupidez que se me ocurrió para olvidar –admití.
- Prométeme que nunca más volverás a hacerlo –me pidió.
- En lo que me resta de vida –levanté la mano, jurándolo. Luke volvió a abrazarme, pero esta vez fue un abrazo corto.
- ¿Ya no hay vuelta atrás? –me miró, congojado. Negué con la cabeza baja.
- Me voy, mañana en la mañana –murmuré.
- Michael es un idiota –resopló-. No puedo creer que tengas que irte, es decir, no tan pronto.
- Es lo mejor, de todas maneras ya lo había pensado. Me tardé demasiado analizándolo, ese fue el problema.
- ¿Le dirás a Sharon? –me preguntó, como no queriendo la cosa. Me tembló la boca y la quijada al contestar.
- Tiene que saberlo –tomé aire-. Pero no estoy muy segura de cómo –bajé la mirada.
- Todo va a salir bien, _____ –me tranquilizó, pero yo sabía que más allá de sus palabras, la verdad era otra-. ¿Te despedirás?
- ¿De quién?
- De Ferni.- Otro pinchazo de dolor a mi corazón. Otra persona que extrañaría bastante, Fernanda.
- No me gustan las despedidas –musité, con el dolor en mi voz.
- Oh, vamos. No puedes irte sin decirle adiós. Sabes que ella te aprecia mucho.
- Pero me va a doler –dije.
- Y le va doler más a ella si no lo haces.- Suspiré.
- De acuerdo –acepté-. Ahora llévame al departamento, por favor –dije, sobándome la cabeza, que sentía explotar.
- Gracias –me hizo un cariño en el mentón y luego abrió el cajón de delante de mí-. Toma, te ayudarán un poco –me ofreció unos lentes de sol y cuando me los puse y mi vista se oscureció, el dolor disminuyó quedamente.
Arrancó el auto y condujo hasta el departamento, tenía que comenzar a hacer mis maletas.
Cuando llegamos y subimos, Liam me preparó una extraña malteada blanca.- Tómatela –me dijo, dándome el vaso y me hizo recordar la noche anterior, cómo Gaspar ponía frente a mí los vasitos con alcohol. Lo miré, recelosa.
- Si algo he aprendido de mi tía, es a hacer remedios caseros para todo, anda –me instó-. Se te quitará ese horrible dolor de cabeza.
Le di un sorbo pequeño al vaso y luego, le abrí paso a uno más grande; hasta que divisé el fondo de cristal de aquel vaso.
Aquello no sabía tan mal.
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Manual de lo prohibido [Michael Clifford]
FanfictionFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueña del único que todo el mundo en mi situación, rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, actuar y f...