Capítulo 38: Preparandome para partir

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- Sólo quiero hablar con ella – era su voz, sin duda, la que se oía a través del pasillo con eco propio. Me quedé helada, mis pies no se movieron más y mi cuerpo quedó escondido tras la pared continua.


- Pero ella no quiere hablar contigo, pervertido –esa otra voz era la de Luke, aireada. ¿Qué estaba sucediendo? -pensé yo-


- ¿Pervertido? –repitió Michael, escandalizado.


- ¿La llevas a tu casa sabiendo que no está en sus cinco sentidos? No te hagas el santo –alegó Luke.


- La llevé a mi casa por eso mismo –explicó-. No iba a dejarla aquí sola en ese estado, además, yo no tenía llave de este departamento, ¿qué querías? ¿Qué la dejara en el pasillo? –replicó.


- Como sea, ella no quiere verte.


- Tú no decidas, no tienes derecho –decía Michael.


- No decido, sólo te estoy repitiendo lo que ella me dijo esta tarde –refutó Luke.


- Necesito hablar con ella, y tú no me lo vas a impedir –advirtió Michael.


- Pues, ojala la encuentres –la voz de Luke parecía ocultar una sonrisa malévola.


Hubo un silencio y me eché a correr al captar que la conversación entre ellos había terminado y que Michael pasaría por donde yo estaba escuchando todo.


Corrí hacía el ascensor, Michael no lo tomaría, de eso estaba segura. Las puertas se abrieron a tiempo y me escondí antes de que sus ojos me vieran. Apreté el botón para el cuarto piso, sólo por si acaso y el estómago se me encogió, evidentemente más sensible, cuando el ascensor subió un piso arriba.

Cuando las puertas se abrieron de nuevo y me dejaron salir, bajé rápidamente las escaleras hasta mi piso y llamé a la puerta del departamento trecientos ocho. Alguien dentro refunfuñó palabras ininteligibles y luego la tía de Luke me abrió la puerta y me puso mala cara, deformando su rostro con más arrugas de las que ya tenía. Su cabello blanco estaba atado en una desecha coleta y algunos cuántos pelos se salían de su lugar.


- Disculpe que la moleste, ¿está Luke? –pregunté.


- ¡Luke! –lo llamó, luego sin decir nada más, se dio media vuelta y volvió al sofá en el que seguro estaba antes.

Luke salió de una de las habitaciones y después de que miró a su tía me captó en la puerta de entrada, esperando.


- Oh –musitó y se acercó a toda velocidad-. ¿Qué pasa, ______? –dijo, saliendo un poco y cerrando la puerta tras de sí.


- Escuché la discusión que tuviste con Michael, ¿por qué? ¿A qué vino? –inquirí, desesperada. Él exhaló.


- Venía a hablar contigo, pero le dije que tú no querías hablar con él –musitó.


- Eso lo escuché, pero ¿por qué le dijiste que yo no quería hablar con él?


- Pues, ¿no es obvio? _____, yo sé que te lastimaría más de lo que ya lo ha hecho. No quiero que te sientas culpable de nada, Michael es el que tiene la culpa aquí y quiero que lo acepte. Además ya has llorado bastante.


- Pero…


- A menos de que quieras despedirte de él, yo no puedo impedirlo –se encogió de hombros.


- No –negué rotundamente-. Ni siquiera le diré que me voy.


- No digas que te vas, se siente horrible –musitó, bajando la mirada.

Manual de lo prohibido [Michael Clifford]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora