Una canción hecha con amor

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Michael fue hacia su fuente donde había una libreta reposando en su verde pasto. La tomó y se la extendió a Cristall, quien la tomó algo incrédula del título en la pasta...

-¿Ee...escribes canciones?

-¿Te parece increíble, no es cierto?

-Sí, sí -jugaba con la libreta sin abrirla.

-Ábrela y juzga mis canciones.

-¡Uy!, Con que muy seguro de tus obras, ¿no? -Lo empezó a hojear.

-Sí...

-¡Wao! ¡Tienes la libreta repleta de canciones!

-Sí...

Cristall se detuvo en una en específico y dijo:

-Esta me llama la atención.

-¿Cuál? -Michael se acercó a Cristall "para leer el título de la canción" rompiendo su espacio personal, pero al parecer a ella no le importaba siempre y cuando quien lo hiciera fuera Michael.

-"Loving you"...? -hubo un silencio incómodo- Michael -decidió romper el hielo.

-¿Sí, muñeca?

-¿Te molestaría cantarme unos versos de ésta canción?

-En lo absoluto nena. Hello August moon, where are the stars of the night? You promised me too soon 'cause it's been cloudy all night. And the weatherman said "If you're not well stay in bed" 'cause I've been feelin' down and blue and it's cloudy in my head. Instead going out of to some restaurant, I'll stay home in bed, but I'll be loving you, that's what I wanna do...

-¡Waw!, ¿Y ya pensáste en la música?

-No, aún no la tengo en mente.

-Michael...-miró a Cristall sin levantar la vista de la libreta- me encanta tu voz.

Los dos se acercaron más hasta que su respiración se encontrara y unieron sus labios en un tierno beso...

-Nena, quiero preguntarte algo.

-¿Sí Michael?

-¿Quieres ser mi novia, dulce Cristall? -Se arrodilló ante Cristall tomándo sus dos manos.

-¡Oh Michael! Por su puesto que sí -se dieron otro beso rápido- te amo y lo sabes...

Narra Michael:

Cuando Cristall me dijo eso, todos mis recuerdos se vinieron a mi mente y me hizo sentir un poco mal de mis travesuras ilegales, me hizo arrepentirme un poco de lo que hacía, pero...otra parte de mí me dice que siga en el trabajo fácil ya que si Cristall quiere formar una vida a mi lado, podría mantenerla sin pedir trabajo, me da miedo pedir trabajo, porque tendrían que ver mis antecedentes para poder contratarme.

*Al otro día*

Narra Cristall:

Tuve que ir al trabajo, pero había llegado tarde; me había quedado dormida en la casa de Michael. Su respiración caliente en mi cuello me acurrucaba, su brazo masculino rodeando mi fina cintura y su cabello largo cayendo en mi cuello, todo eso me detenía y hacía que prefiriera quedarme con él a ir al trabajo y cuidar niños insolentes, pero mi teléfono nos despertó:

-Mi niña, duérmete- Michael me movía del brazo torpemente, pues seguía con los ojos cerrados.

-Chist! -Lo callé con "ternura" para que siguiera dormido- Amor, debo irme al trabajo.

-No debes. Vive conmigo, yo te mantendré- se frotaba los ojos para verme mejor.

-Es demasiado pronto Mickey. -Le di un beso en la frente- te amo. Iré a ducharme y después, a trabajar.

-¿Volverás?

-Si vas por mí, sí.

Los ojos de Michael se abrieron como platos y se enderezó de golpe de la cama sin importar que estuviera semidesnudo.

-Bueno, si te molesta te veo en mi casa y planeamos algo. Al cabo y ya sabes donde vivo.

-No, no me molesta, es sólo que...es que...

-¿Alguna ex tuya?

-Sí, sí, eso.

-Sólo dime que no quieres verla y ya; además, a lo mejor y corres con suerte y hoy es su día de descanso.

-Mejor te veo en tu departamento preciosa.

-Veo que te dejó mal sabor de boca esa perra mi amor. Está bien, te amo muñeco -le guiñé el ojo y le soplé un beso. Bajo las sábanas vi como su miembro se le erectaba.

-¿Era necesario que hicieras eso ahorita? -Intentaba ocultar su erección.

-Debía aprovechar, estoy semidesnuda.

Michael se levantó de la cama y yo me dirigí a su baño para ducharme. Al salir, bajé las escaleras y fui guiada al comedor por un olor exquisito...

-Umm...¿Michael?

-El desayuno está listo preciosa.

Me senté en una silla frente al comedor y le dije:

-¿Qué es?

-Hotcakes con mermelada, miel o chocolate.

-¡Oh que delicia! ¿Y para tomar?

-Jugo de naranja o leche blanca.

-¿Comerás conmigo?

-No lo sé...tal vez...quizá...

En eso tocan la puerta como locos desquisiados. Michael preguntó enojado:

-¿Quién es?

-¡Abre maldito! -Dicen al otro lado de la puerta. Debo admitir que me llevé un buen susto.

El PrófugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora