¿Quién es el culpable: Michael o Miranda?

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Michael iba en el coche con la mirada baja y callado.

-¿Cómo no quieres que le diga así a la perra de tu esposa papá?

-¿Qué hizo Miranda, Michael?

-Me dijo que me amaba -lo dijo en un susurro que nadie lo oyó.

-¿Que qué?

-Me gritó: "¡Te amo Michael!"

Narra Michael:

Puta madre! Ahora me siento peor, le seguí el juego a Miranda, después de haberla molestado tanto con su nombre, Mirinda, señora Mirinda, jamás me dejó en paz. Mi miembro me pedía hambriento penetrar a una mujer, era necesario, tenía que satisfacerme. ¡Rayos! Ahora no sé qué hacer, tengo poco poder, soy un simple ladrón, un prófugo, mi esposa es policía, mi suegra abogada y mi suegro tendero, los hombres tenemos poco poder aquí.

-¿Y qué hiciste tú?

-Pues...

-Le dije que nos fuéramos, no aguantaba más ver a mi madrastra insinuársele a mi esposo y para colmo, ¡no traía bragas! - me interrumpió.

-¿Por qué si tienes un bebé?

-Yo no, tu esposa -me reí.

-¿Enserio no traía bragas Miranda?

-No me fijé en eso señor.

-No te hagas Michael.

-No me estoy haciéndo, te juro que no vi.

-¿Cuánto creerte Mike?

-Que me metan a la cárcel mañana.

Si me atrapan, ya valí.

-Bien, ¿te llevo al juzgado?

-Hija, no es para tanto.

-Los celos me matan papá, habla con Prostiranda -reí.

*Al llegar a la casa*

-Eres un indiscreto Michael.

-Lo siento, pero sabes que no me cae Miranda y me da risa la forma en que te expresas de ella.

-¡Ay! -Cristall se tocó la barriga e hizo una expresión de dolor.

-¿Estás bien amor? -Negó con la cabeza.

-Tengo una contracción por tu culpa. -le costaba articular palabra.

-Respira, no pujes, que aún no es tiempo de que nazca el bebé.

-¡No me digas qué hacer! Mejor evita hacerme enojar. Ve a traerme unos mangos con crema.

-Tu y tus antojos Criss.

Fui a la cocina y le preparé un puré de mango con crema, sin duda delicioso, al regresar con ella, veo que está agarrada del librero mesiéndose dejándo al aire su pancita, pero, debajo de ella había un charco de agua con pequeñas gotas de sangre. Parece que no se había percatado de eso, pero yo sí.
Dejé el puré en la mesa de la sala, la tomé de la cintura y le dije:

-Vamos con un doctor.

-¡No! ¡Déjame!

-¿No quieres ir a ver un doctor? -Negó con la cabeza. -Bien, entonces lo traeré.

-¡No Scruse!

-¡Se te rompió la fuente carajo!, ¿Cómo no te das cuenta? ¡Ambos podrían perder la vida!

-Acatate a las consecuencias -seguía gimiéndo del dolor.

-Y eso hago, por eso quiero llevarte al doctor antes de lamentarme.

-Pues no quiero ir.

-¡Carajo!! -La cargué a la fuerza y la subí al auto en el asiento de atrás.

-¿Serías tan amable de bajarme Scruse?

La ignoré, cerré la puerta y me subí al asiento del piloto, encendí el auto y comencé a manejar con rumbo al hospital.

-Te odio. No se me había roto la fuente.

-¿Entonces te orináste y no te diste cuenta?

-No había nada abajo de mí.

-No, mas que agua y sangre y tú lamentándote, quejándote del dolor.

-¿Sangre?! -Dijo asustada.

-Claro, no estaría así si sólo fuera agua. Es más, si se te hubiera roto la fuente como normalmente hasta yo te practico el parto.

-Ahá, y cortas el cordón con tijeras transmitiéndonos una infección.

-No sabes todo lo que tengo en mi mansión.

La miré por el espejo retrovisor y me miraba incrédula.

-¿Ahora cómo nos vas a mantener a ambos? Renunciaste a tu trabajo, ¿de dónde sacarás dinero? Yo estoy de incapacidad, mi padre es pobre...

-Miranda no.

-¡Aunque no lo fueran!, tu derecho es mantenernos, no que nuestros padres nos mantengan.

-Pues los mantendré a mi manera.

Sí, robándo y ocultándome de todo policía, hasta de mi propia esposa.
Cristall en vez de contestarme, gritó por otra contracción que le había dado.

-¿Cada cuánto son?

-¿Qué chingados te importa?

-Tranquila, ya llegamos.

La llevé cargándo hasta la sala de ginecoobstetricia. Un doctor se detuvo a preguntarnos.

-¿Qué pasa?

-A mi esposa se le rompió la fuente...

-¡Bájame Scruse o cuando vuelva al trabajo te encarcelaré! -Me interrumpió

-Había gotas pequeñas de sangre junto con el agua debajo de ella.

-¡Llévenla a sala de partos! -Le dijo a un camillero. La subí a la camilla -Me quedaré explicándole señor, el motivo de las gotas de sangre.

-Sí, lo escucho.

-1.- La placenta se rompió
2.- El bebé viene con algún problema que hizo que su esposa expulsara sangre cuando la fuente se le rompió.

-Mi esposa aún no debería tener al bebé.

-¿Cuánto tiempo tiene?

- Cinco meses...

-Probablemente el bebé muera, ningún bebé sale vivo en esa etapa del embarazo...

-¿Y ella estará bien?

-...

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