Mi familia y alguien más

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Narra Cristall:

Estaba en mi casa un Sábado que me habían dado el día libre; me había recostado en mi cama cuando de pronto sonó mi teléfono, mi corazón latió de prisa pensando que quién estaba llamando era Michael, pero...

-¡Hija!

-¿Papá? -Me desanimó un poco.

-Sí, oye, voy a ir para la casa, ¿No te molesta que lleve a Miranda?

-No, para nada -no tragaba ni con agua a mi madrastra- si me dejas invitar a mi novio. ¿Trato?

-Está bien hija, así veo qué clase de tipos son los que te buscas. -reí.

-Vale, te quiero papi -le troné varios besos.

-Yo a ti Crissty -odiaba que me dijera Crissty.

-Papá, te pido que no me digas así delante de mi novio.

-Está bien hija, te amo.

-Yo a ti pá. -Colgué la llamada. Llamé a Michael.

Narra Michael:

-¡Mi amor hermosa!

Estaba acostado en mi cama mirando televisión y jugando con un cubo rubik cuando mi teléfono sonó.

-Mike, ¿estás ocupado?

-¿Por qué habría de estarlo?

-Bueno...supuse que estabas trabajando.

Abrí los ojos como platos.

-Este...los Sábados tengo el día libre. ¿Por qué bella?

-Quería invitarte a mi casa...

-¡Claro! Voy para allá -la interrumpí.

-Pero va a venir mi papá y su esposa, ¿no te molesta?

-Si a ellos no les molesta ni les incomoda -seguía jugando con mi cubo. Chingá! Es muy complicado armarlo.

-No, ya hablé con mi padre.

-¿Y qué dijo?

-Quiere conocerte.

-Entonces debo irme, quiero verme presentable ante él y su esposa, quiero darles una buena impresión.

-Pero corre que quiero que me ayudes a arreglar mi casa y preparar la comida.

Colgué. Me fui a dar una rápida ducha, me rasuré la barba (la poca que me había brotado), fui hacia mi armario y tomé una camisa blanca, un saco azúl marino, unos pantalones que combinaran y mis típicos mocasines (los que he usado a partir de ahora que estoy ocultando mi verdadera identidad) y me dirigí a casa de Cristall.

Narra Cristall:

Michael colgó el teléfono y en vez de sentirme porque ya no me contestó nada, me puse a arreglar mi habitación, la casa por dentro y por fuera, y al terminar tocaron la puerta: "¡Mis padres!" Pensé. Abrí:

-¡Michael!, Gracias por haber venido antes que mis padres jeje.

-De nada amorcito, ¿a qué quieres que te ayude?

-¿Sabes cocinar?

-Emm...Te paso mejor lo que necesites y salgo a comprar lo que te haga falta.

-Está bien.

Comencé a cocinar y él me ayudaba a poner la mesa. Cuando terminamos, él tomó el control remoto de la T.V de la sala principal, se sentó en el sillón y yo fui con él; recargué mi cabeza en su pecho y el resto de mi cuerpo lo relajé en la parte restante del sillón mientras él me acariciaba el cabello, cuando llaman a la puerta.

-Yo abro muñeca. Tú descansa, ellos comprenderán.

-No, no voy a descansar amor.

Apagué la televisión, me levanté para ponerme a lado de Michael. Abrimos:

-¿Quién es este chico tan apuesto? -Dijo la zorra de Miranda.

-Es mi novio -Contesté de mala gana. -Papá, te presento a Michael. Michael, te presento a mi papá, el señor McClowing.

-Un gusto señor McClowing.

-El gusto es mío hijo, cuida mucho de mi Cristall; trátala como su nombre te indica.

-Mejor que eso señor -me abrazó- no tiene una idea de cuánto amo a su hija.

-¿A mí no me lo vas a presentar Crissty? -¡Ya es el colmo! Fue la gota que derramó el vaso.

-Ya le dije, es mi novio Michael.

-Un gusto Mickey. Mi nombre es Miranda -dobló la muñeca y bajó los dedos para que mi novio le besara la mano. Lo único que hizo Michael fue tomarle la mano para saludarla normalmente. Ella se enfadó un poco.

Aggh!! La odio!! Es una zorra. Nada más supo que yo iba a traer a mi novio y, aún estando vieja, se puso un vestido que casi le cubría el trasero operado con un escote corte corazón que sentía como que un seno se le iba a salir en cualquier momento, con sus tacones altos color rojo al igual que su vestido, o...su tapa-rabos. El cabello castaño casi pelirojo chino y suelto largo hasta la mitad del cuello.

-Es muy zorra- Me dijo Michael en secreto en frente de ellos. Le pellizqué la pierna.

-¡Chist!

-¿Y cómo vas en tu empleo hijita?

-Muy bien, aunque mi área está un poco pesada, me pagan bien.

-No es tan pesada como la área de los presos adultos -dijo Michael.

-¿Cómo lo sabes amor? -le dije.

-Tengo un amigo que le tocó esa área en otra prisión -noté que comenzaba a jugar con sus manos. Tartamudeó un poco. Me acerqué a él. Tomé su mano derecha y noté que estaba sudando; le acaricié la mano.

-Tranquilo Mike -le susurré al oído y le di un beso en su mejilla.

-¿Y te pagan bien mi niña?

-Sí. -Me levanté, fui hacia mi habitación y tomé un pequeño fajo de dinero. En total eran $200 dólares. Se los di a mi papá.-Esto es una parte de lo que gano para que salgamos adelante papá.

Me tomó de las manos, me miró a los ojos y me dijo. -¡Gracias hija!

Los ojos de mi papá se iluminaron al ver el dinero...

Narra Michael:

He nacido para ser un ladrón, no es mi culpa. Vi el fajo de dinero que Cristall le llevaba a su padre y no pude disimular; mis ojos se abrieron con expresión de asombro. ¡Bendito sea el dinero! Me dieron ganas de arrebatárselo y escapar de la casa de Cristall, pero...una parte de mi me dijo que era más valioso el amor que el dinero.
Lo siento mucho a mi instinto de delincuente, pero parece que amo más a Cristall que al simple papel...¡Con gran valor!!

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