Un viaje a Dubai

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***Pasados seis meses***

Narra Michael:

-¡Amor, tengo boletos para ir a Dubai! -Dije emocionado.

-¡Pero es carísimo!, ¿cómo es que los tienes?

-Desde hace tiempo he tenido ganas de ir, he ahorrado para mi boleto y mis padres te pagarán el tuyo. -mentí, pero ella me creyó.

-¡Que hermosos!!, pero...¿y el bebé?

-Irá con nosotros, él no paga boleto.

-Está bien, ¿cuándo partimos?

-Mañana a las seis de la mañana...

Narradora:

Mientras tanto...en prisión.

-¡Amor, ya encontré a los prófugos!

-¿Ah sí? Tráelos, tienen que estar de vuelta aquí.

-Perdón por haberlos descuidado Gerardo.

-No hay problema Caty. Bueno, sí hay, pero...no puedo enojarme contigo, eres mi novia. El caso es que ya fueron rastreados y los traeremos.

-¡No!

-¿Qué?

-Los he perdido de nuevo. Uno dice que salió del país.

-¿Te dice a dónde se dirigió? -Caty negó con la cabeza.

-No, aún no.

Ambos estaban con la mirada en el monitor, rastreaban a Michael y a Octavio como era de esperarse...

*Con Michael y Cristall...*

-¡Es hermoso!

-Lo sé, "la ciudad del oro"

Narra Michael:

¡Mierda!, estoy en un puto paraíso, me dan tantas ganas de robarme todo. Hay carros bañados en oro, casas. Entramos a una tienda para bebés y en ella había cunas, bañeras y demás cosas bañadas en oro, algunas tenían incrustaciones de cristales, piedras preciosas; cuando una cuna en especial me había llamado bastante la atención.
Regresamos al hotel. En la madrugada, ellos dormían mientras yo salía a robarme esa hermosa cuna. Ellos no se dieron cuenta. Al regresar al hotel, forré la cuna con tela para que no se viera que toda estaba bañada en oro. Al amanecer...

-¡Buenos días mi princesa!, ¿cómo amanecieron?

-¿Qué es ese bulto Michael?

-Si hablas del que creo, no, aún no me he excitado. -rió.

-Tu bulto no, ése que está allá. -señaló la cuna.

-¿Ése? -La señalé también.

-Síp

-Es un regalo para nuestro pequeño Prince. -Fui hacia la cuna y le quité la manta que lo cubría.

-Pero...Michael...no tenemos el suficiente dinero para pagar algo así en este lugar.

-No lo pagamos todo nosotros, un amigo nos apoyó un poco, claro, tampoco está bañada toda en oro, ¿verdad? -Se encogió de hombros.

Después de tres días en Dubai (soy ladrón, pero tampoco es para tanto, sería mucho dinero quedarnos allí y sería sinvergüenza de mi parte ya que debía huir antes de que se dieran cuenta quién robó la cuna) llegamos a Los Ángeles, California, en mi mansión prestada sin permiso. Había salido a "trabajar" cuando me entero que agarraron de nuevo a Octavio y piensan darle pena de muerte por haberse escapado ya bastante tiempo.
Camino por la calle con mucho miedo, aunque sea mucho más difícil atraparme a mí por ser un nuevo preso.

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