Reflexiona las cosas Jackson

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Narra Michael:

Mis suegros se fueron; Miranda tenía una cara de hipócrita de que no había hecho nada, y Victor McClowing estaba enfurecido, pero no sólo ellos tuvieron problemas por lo que salió a tema, también nosotros estabamos en discusión:

-¡Amor! Te ruego me perdones, yo no quise... -La seguí hasta la sala dejando a Prince solo en su cuna.

-¡Cállate! -Volteó a verme- Eres un estúpido delincuente - me señalaba con su dedo índice- que, además de robar cosas que no te pertenecen, ¡me engañas con mi madrastra! -Se cubrió el rostro con ambas manos y me dio la espalda nuevamente.

-No, Cristall, ¡no es lo que piensas amor!

-¿No?, ¿entonces soy una idiota que no se dio cuenta, el día que me fui a darle la noticia de mi embarazo a Catlyn, que le miráste el culo desnudo a Miranda?

-No Cristall, nada de eso.

-¡Por favor Jackson! Si bien que te excitáste al verla ahí agachada.

-Fue porque estabas conmigo.

-¿Qué más excusas te vas a inventar? ¿Crees que te voy a creer eso?-Estaba exaltada.

-Cristall, por favor -Ella salió de la mansión y yo la seguí hasta alcanzarla- ¡Escúchame! -Se detuvo, volteó a verme, cruzó los brazos y empezó a mover su pie derecho en señal de fastidio.

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*Con Victor y Miranda*

-Amor, tranquilo. -Miranda le masajeaba los hombros a Victor.

-¿Cómo quieres que me tranquilice, si mi esposa es una maldita zorra que se acostó con el estúpido del ladrón de Michael? -Le quitó las manos de sus hombros a Miranda con brusquedad.

-No, te juro que no fue mi culpa -empezó a llorar, eran lágrimas falsas. -Él me amenazó.

-¿Y con qué te amenazó, Miranda? -Preocupado

-Con su pistola me apuntó, -seguía llorando- yo sólo me comporté como su sumisa, hacía lo que él me pedía, luego, cuando escuchó la voz de Crissty, me aventó de la cama, me hizo mucho daño.

-¿Ósea que no fue tu culpa? -Negó con la cabeza. -¿Y qué rayos hacia en nuestra casa con una pistola?

-Supongo que ya tenía el plan de violarme.

-¿Además de ladrón, violador?! Esto lo tiene que saber Cristall, ella no puede estar con un hombre así, él no la merece.

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Lejos de los pleitos, en la habitación del bebé, quien se encontraba solo, empezó a llorar, pues éste estaba a punto de caerse de la cuna, Gabriela, el ama de llaves lo logró escuchar y corrió a ver qué pasaba.

-¡Por Dios señorito Prince! -Lo tomó entre sus brazos y empezó a arrullarlo de un lado a otro para que se calmara.

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-¿Entonces esa fue toda la historia? -Michael asintió con la cabeza mientras regresaban a la mansión. Cristall no seguía nada contenta- ¿Y cómo creerte realmente? -Paró en seco interrumpiéndole la entrada a Michael- ¡Me mentiste dos veces!

-¡No es cierto Cristall! ¡Jamás en el tiempo que llevo contigo te he mentido!

-Me mentiste con lo de tu empleo de "Ropa de etiqueta para hombre" -imitó la voz de Michael- ¿Por qué?

-No ibas a estar conmigo si te decía lo que en verdad era -bajó la mirada arrepentido.

-Tienes razón, pero ahí está, ¿no que jamás me habías mentido?

-No fue tanto una mentira Cristall; un tiempo llegué a trabajar allí, junto con mi amigo Christopher...me despidieron porque no entregué parte del dinero que debía -bajó la mirada arrepentido-

-¿Se te olvidó o fue a propósito?..

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El bebé empezó a balbucear con Gabriela y ella lo mimaba.

-Señorito Prince, nada más que vengan sus padres les diremos lo que pasó por no estar al pendiente.

Entró a hacer el aseo otra mucama, Yesennia:

-¡No Gabriela! Si sus padres se enteran, no se sentirán culpables, y menos porque su humor está...tenso -asintió con temor- ¡Nos despedirán por no haber estado al pendiente de su hijo!

-El Señor Michael sí se sentirá culpable, además Yess, es su hijo, nosotras no pedimos tenerlo, es su responsabilidad estar al pendiente de esta linda criatura.

-Pero a nosotras nos contrataron para cuidar de todo lo que ellos descuidan, por ejemplo, el desorden que ahorita tiene el Señor Jackson en su habitación, por cierto Gaby, ¿ya te enteraste? -se acercó a ella agitándo la mano derecha.

-No, ¿qué pasa?

-Parece que el pleito, es porque el Señor Jackson...-hizo una pausa y se acercó más a su oido- se acostó con la madrasta de la Señora Cristall.

-¿Y a tí quién te manda a estar de chismosa Yesennia? -Cristall estaba atrás de ellas, se sobresaltaron. -Vete a hacer tu trabajo, y si vuelvo a oir que te enteras de otra cosa, ¡que no te incumbe! No regreses más. -La mucama bajó la vista roja como un tomate y se fue a limpiar la casa.

Michael estaba afuera del cuarto del bebé, le tomó la mano a Yesennia con cierta ternura y le dijo:

-No te preocupes, seguirás en este empleo, ¿yo fui quien te contrató, cierto? -Asintió tímidamente. -Anda, ve a trabajar.

-¿Y tú por qué traes a mi hijo Gabriela?

-Señora, su hijo estaba a menos de un segundo de caerse de la cuna. -Cristall se cubrió el rostro con las manos.

-Gracias por estar al pendiente Gaby. -Le dijo Michael con amabilidad.

-¡Es su deber!

-Disculpame Cristall, pero es nuestro hijo y debimos de haberlo cuidado.

-Para eso le pagamos. Anda Gabriela, ya dámelo.

-Dame el bebé a mí Gaby. -Gabriela le pasó el bebé a Michael. Ella salió de la habitación.

-Te irás a no sé dónde a reflexionar las cosas Jackson, no sé a quién creerle.

-¿Por qué no oyes ambas versiones? Igual y tienen similitud.

-Sí, sí, sí, por ahora no te quiero conmigo hasta hablar con Miranda.

-¡Pero si ya sabías que Miranda es una zorra! Ya me traía ganas desde que me conoció.

-Sí, y tú satisfaciéndola. Vete, hasta que ambos nos recuperemos, vuelves.

Cristall le preparó unas cuantas maletas de ropa a Michael y lo echó de su mansión. Él no tenía a dónde ir, ni con quién refugiarse, Octavio estaba muerto, su madre lo echaría de igual forma de su casa...su última opción era Christopher.

-Christo, ábreme por favor, mi esposa me echó de la casa.

-No quiero un delincuente como amigo. -No se acobardó de hablar porque no lo tenía frente suyo.

-¡Por favor! Ya soy bueno, llevo años fuera de la cárcel, ya no me escondo de la policía, ¡soy libre! -Su voz sonaba tan inocente que Cristopher le tuvo compasión y abrió.

-¿Qué pasa Michael?

-Mi esposa me echó de la casa -bajó la mirada- piensa que la engañé con su madrastra.

-¿Y ya aclararon las cosas? -Aún no lo dejaba pasar.

-Eso intenté, pero no me cree.

-Pásale amigo, -le estrechó la mano y le dio un pequeño golpe en la espalda jalándolo hacia adentro de la pequeña casa de Christopher. -Hablaremos de hombre a hombre...

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