Un milagro surge

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-Rápido saquen al bebé.

-Doctor, el bebé está muerto

-No, no lo está. ¡Llévenlo a las incuvadoras! Atiéndanlo, el bebé no puede morir.

-Mi bebé qué doctor?!

-Su bebé está bien -Cristall sonrió

-¿Puedo verlo?

-No, luego se lo llevaremos. La mantendremos en constante chequeo y luego la subirán a piso, ¿está claro? -Cristall asintió. -Saldré a ver a su esposo.

El doctor salió a la sala de espera, Michael en cuanto lo vio corrió hacia él.

-¿Y?, ¿Los traje a tiempo?

-Parece que sí, el bebé detectan que está muerto, -Michael palideció ante la noticia- pero no puede ser ya que no se salió de su madre, hubiera sido un aborto que ella no provocara, lo están atendiendo como es necesario hasta reanimarlo y ver que sí está vivo.

-¿Nos lo...

-No por ser prematuro -lo interrumpió- lo dejaremos en la incuvadora ya que despierte y lo dejaremos aquí unas cinco semanas hasta que algunos órganos que no lograron madurar maduren.

-¿Podremos quedarnos a cuidarlo?

-No, pero sí tendrán que venir a diario para que el bebé sepa que ustedes son sus padres.

-¿Mi esposa está bien, verdad doctor?

-Por haberla traído a tiempo, sí señor, sino hubiera reaccionado ambos hubieran muerto.

-¿Puedo verla?

-No, ella sigue en quirófano, pero pronto podrá verla. Vaya a comer mientras, yo le avisaré toda noticia sobre ella y su bebé.

-Gracias doctor.

Narra Michael:

Cuánto quisiera que mi madre supiera que me casé, que ya tengo un hijo (espero que sano), pero no sabe ni siquiera que me escapé de la cárcel, no le he dicho. El único que sabe es Christopher y él ya no quiere tener contacto conmigo por lo que soy, no sé si el señor McClowing sepa lo que pasó.

Fui a comer a la cafetería del hospital, lo poco que se me apetecía ya que estaba sumamente preocupado por mi Cristall y por mi hijo, dicen que lo encontraron muerto. ¡Tienen que hacer todo lo posible porque mi bebé viva!...

Narra Cristall:

Me hicieron una cesárea debido a que la placenta se me rompió y de otra forma hubiera salido junto con el bebé y éste hubiera muerto. Iba a ser como si lo fuera a abortar por culpa de Miranda, no tanto de mi Michael, yo sé que él no me engañaría. En primer plano estoy yo y el bebé, luego él.
Cuando los doctores me subieron a piso al ver que yo ya me había recuperado, tomé mi tripie y corrí hacia las incuvadoras. Busqué a mi bebé por todas las cunas, hasta que lo había encontrado gracias al número de nuestro brazalete. Cuidaba que ningún doctor estuviera cerca para que no me corrieran de allí. A mi bebé le costaba respirar, pero gracias a Dios y a Michael, quién actuó rápido, mi bebé está sano y salvo y yo, aunque hubiera fingido que estaba bien, (que en realidad mi cesárea me duele mucho) estoy viva gracias a mi esposo. Me regresé rápido a mi cuarto y una enfermera me estaba esperando, parecía molesta.

-Lo siento.

-¿Dónde estaba señora Jackson?

-Fui a...fui al sanitario.

-¿Por qué si la dejamos con su propio baño? -Me encogí de hombros. -Su herida está aún fresca, tenga cuidado.

-Pero ya me siento bien.

-Se siente bien, pero no está bien. A los doctores les costó muho trabajo recuperarla. Cuídese si no su bebé se quedará sin mamá.

-Está bien doctora. -ella asintió

Narra Michael:

Tenía mi celular prendido y estaba al pendiente de toda llamada que surgiera. Contestaba así fueran llamadas de mi compañía de celular. Una vez sí me llamó Octavio.

-¿Dónde estás mocoso?

-En el hospital.

-¿Qué te pasó?, ¿todo bien?

-Sí, sí, yo estoy bien, en cambio mi esposa...

-¿Qué con ella?

-Acaba de parir a mi bebé, pero no sé cómo están

-Vas a ver que bien niñito. Yo ya regué hijos por casi toda la ciudad. No sé de ninguno de ellos, ni de mis esposas.

-Te pasas. -reí- sigues aquí.

-Sí por fortuna.

-Espera, tengo una llamada, creo que es del doctor -colgué y contesté la otra línea. -¿Sí?

-¿Listo para ver a su hijo?

-¡Sí! -Dije entusiasmado

Subí corriendo hasta el cuarto de mi esposa.

-Mi amor, ¿ya te lo entregaron?

-No, está en las incuvadoras. -se quitó un brazalete que traía. -Toma, búscalo así.

-Vale. Te amo nena.

Corrí hacia las incuvadoras y busqué como loco a mi bebé hasta que lo encontré. Estaba conectado a tubos de respiración artificial, brazaletes en brazos y piernas, me dio dolor verlo así. "El castigo por ser como soy, me lo merezco, pero tú no, mi querido Prince, tú no pagues lo que yo tengo que pagar" le dije a mi bebé llorándo, cuando sentí que alguien me tomaba del hombro.

-¿Todo bien señor Jackson?

-No me gusta ver a mi bebé así, ¿por qué se le rompió la fuente a mi esposa antes de tiempo?, ¿causa de algún corage que haya pasado?

-No, no tiene nada que ver -me dijo el doctor. Yo suspiré aliviado.

-¿Entonces?

-A su esposa se le rompió la placenta, eso fue lo que provocó las gotas de sangre en el líquido, casi abortaba su esposa, pero gracias a usted que reaccionó a tiempo su bebé y su esposa se encuentran bien, vivos.

-Pero no tendré a mi bebé en mis brazos hasta dentro de cinco semanas.

-No, pero podrá venir a verlo cuando usted guste.

-¿Puedo ir a ver a mi esposa?

-Claro, pero cuidado que su herida aún está fresca, podría infectarla.

Subí a ver a mi esposa pero ella no se encontraba en su habitación...

El PrófugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora