A punto de muerte

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Narra Michael:

Al escuchar esa voz familiar, me dieron ganas de reír, pero me contuve por Cristall. Fingí estar enojado y me dediqué a tranquilizarla. Abrí la puerta:

-Estúpido mocoso, estás aquí de huevón y me dejas a mí a la deriva.

-Cristall, amor, ¿me permites un momento?

-Mi amor, tengo miedo.

-Tranquila, estaré bien. -le soplé un beso y salí de la casa.
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-¿Qué haces aquí?

-Me fue de la chingada y tú aquí, feliz follando a esa policía. -es cierto, seguía en ropa interior. Una aclaración, no la había follado.

-Ajá! Se nota con esos chupetones en el cuello y ese labial rojo en la comisura de tus labios.

-Fue un ángel que apareció en mi camino. -se limpiaba el labial.

-Sí, igual ella.

-¿No me invitarás a pasar niñito?

-Está bien.

Narra Cristall:

Me estaba poniendo el uniforme de trabajo y me estaba colocándo mi identificación, aún en su sala de estar, cuando abren la puerta. Me sobresalté, pero Michael me tranquilizó.

-Es un viejo amigo mío.

-Ah! -dije indiferente y seguí arreglándome. Me acomodaba mi identificación del FBI cuando oí:

-¡Mamacita!

Volteé a ver al tipo, sus ojos los tenía abiertos como platos y se había puesto pálido.

-Michael, casi me cago del susto -Michael le dio un codazo. -¿Cómo puedes andar con alguien como este tipo?

-¿Cómo? -respondí extrañada.

-Pues sí, así como es él. -Michael lo fulminó con la mirada. -¿Qué?, ¿A poco no le has soltado la sopa a esta nenorra?

-Amm...Alfredo -Michael apretó los dientes- ¿Qué no ya tienes que irte? -lo empujó hacia la puerta.

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Narra Michael:

-El amor te ciega mano, ¿no ves que si se llega a enterar que tú eres quién robó el banco, el prófugo, se alejará de ti?

-Y eres el primero en casi echarme de cabeza. ¡Eres un pendejo!, Estabas a punto de muerte. Da gracias a Dios que por ella no te maté

-Búscate a un amor posible. No finjas ser quién no eres sólo por agradarle a tu amor imposible.

-No, la amo con todo mi ser.

-Y con todo tu coño.

-¡Hijo de puta!

-No inventes, hasta un carro del año tienes, todo por esa putita.

-No es ninguna puta como las tuyas.

-Las mías no son putas, son zorras.

-Amor, ya me voy -salió Cristall de la casa. Volteé a verla, me acerqué a ella y le dije.

-Te amo Cristall, ten cuidado, me llamas cualquier cosa eh! -puse mi frente contra la suya, pasé mis manos detrás de su cabello y le di un beso en la boca.

-Me dan asco.

-Cuidado amigo, es policía.

Narra Cristall:

*En el trabajo*

-¡Tía lo volví a ver!

-¿Y qué tal?

-Es un amor de hombre.

-¿Enserio?

-Sí, y baila hermoso. Me invitó a su casa y ¿qué crees?

-¿Qué?

-Escribe canciones y ¡canta hermoso!

-Ah! ¿Ya viste a tus niños?

-No -dije desganada y me dirigí a mi área.

-Llega tarde señorita -me dijo el jefe de policía.

-Lo siento -dije arrepentida.

-Que no vuelva a suceder.

-No.

Comencé a caminar por toda mi área, vigilando y poniendo orden si era necesario. Cuando me llegó un mensaje.

Mi amor, ¿cómo llegaste?

Era Michael. Mi humor me cambió al leer su mensaje, sentía mis ojos como si hubieran tomado forma de dos grandes corazones.

Bien bebé, ¿estás bien?

M:

Sí mi niña, ¿puedo hablarte?

Yo:

Umm...no lo sé. No creo, mi jefe me matará. Oye amor, cuida mejor tus amistades.

M:

¿Por?

Yo:

Tu amigo me dio miedo.

M:

Así se lleva conmigo, no sabía que estaba con una bella dama.

Yo:

Tiene un vocabulario horrible, como el de los presos de aquí.

M:

¿Ah sí?

Narra Michael:

Me dio un poco de escalos fríos la especulación de Cristall, y no tuve nada más que decirle.
Octavio no vendrá más aunque me deje de hablar y tengo dos grandes argumentos:
1.- Me echará de cabeza y me hará perder a Cristall.
2.-Prefiero mil veces a mi chica que a un tipo como Octavio.

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