Capítulo 16.- ¿Tienes su número?

532 79 23
                                    

~Sylvia~

Hoy había otra sesión, como cada semana. Todos comenzaban a entrar uno por uno, sentándose en las sillas de siempre. Todos los que ya estaban aquí veían curiosos la bocina a mi lado, pero ninguno preguntaba por ella.

Sólo faltaba una persona y era la más importante para esta terapia.

La puerta fue abierta y Connor distraído jugando con las llaves de su auto, se encaminó hacia su silla y antes de que tomara asiento presioné el botón de encendido del control que llevaba en mi mano.

La bocina hizo un fuerte sonido que provocó eco: un trueno. Todos voltearon a ver a Connor, sabían que no podían acercarse a ayudarlo.

Él estaba encorvado y cubriendo sus orejas.

~Connor~

Cuando escuché el fuerte sonido, lo primero que hice fue cubrirme las orejas y luego volteé a ver hacia la ventana.

Recordé las palabras de Sylvia "sentir nuestras fobias", quité las manos de mis oídos y volví a ponerme derecho caminando hacia mi lugar, todos no paraban de mirarme callados.

Me senté en la silla y le sonreí a Vania que me veía preocupada.

Sylvia comenzó a anotar en su libreta y volvió a presionar el botón y otro trueno se escuchó.

Todas las imágenes venían a mi cabeza, mi prima, el árbol.

Cerré los puños con fuerza. No pienses en eso, Connor, no pienses en eso.

-¿Qué piensas, Connor?-Preguntó Sylvia sin despegar su vista del cuaderno.

Tragué saliva y comencé a mover los dedos de mis manos intentando pensar en otra cosa.

-En muchas cosas...

-¿Qué cosas, Connor?

-Mi prima-dije rápidamente.

Sylvia volvió a anotar en su cuaderno.

-¿Tu prima provocó tu fobia?

-No-negué con la cabeza-. Fue el trueno que mató a mi prima...

La mano de Sylvia con la que escribía paró y ella volteó a verme. Ni siquiera tuve el valor de mirar las reacciones de los demás.

-Suficiente por Connor, por hoy.

~Damián~

Decidí caminar hacia la cafetería hoy, en las sesiones sólo estábamos sentados mientras Sylvia hablaba.

-¡Damián, espera!-Paré de caminar. No venía detrás de mí, ¿o sí?-¡Dios, Damián! ¡Caminas muy rápido!

-¿Por qué me sigues?

-Vamos hacia el mismo lugar-dijo obvio y sonrió. Una de esas malditas sonrisas de comercial apareció en su rostro. ¿Por qué siempre hacía eso?

Seguí caminando con él a mi lado pateando una roca.

(***)

Cuando llegamos, el lugar se veía igual de lleno que la vez anterior.

-¿Dónde estaban?-Preguntó Mandy.

-En la terapia-Le contestó Michael entrando en donde se cambiaba el personal.

-Tardamos porque veníamos caminando, perdón.

-Pues haían falta. ¡Ninguna chica quiere ser atendida por nosotras!-Dijo Lily al entrar-.Ahora ve y cámbiate, nosotros ayudaremos en la cocina.

Michael salió cambiado y rápidamente fue a atender algunas mesas.

-Tienes que salir, Damián. Michael no podrá solo-dijo la señora Mónica-. Además la mayoría son chicas, no pasa nada.

-Haré lo que pueda. ¿No tendrás una liga? La mía se rompió-pedí.

-Pero así te vez guapo-dijo sonriendo y moviendo mi cabello-. Ahora ve a ayudar a Michael-me dio un pequeño cuaderno con una pluma y me empujó fuera.

Me acerqué a la mesa más cercana, la cual estaba llena de chicas que hablaban entre ellas.

-¿Ya han ordenado?-pregunté pero ninguna me notó. -¿Van a pedir algo?-Levanté la voz esta vez y una de ellas por fin me puso atención.

-Queremos que nos atienda el otro mese-todas por fin voltearon a verme provocando que me sintiera nervioso-Oye, tú también eres guapo.

-¿Perdón?

Todas terminaron de pedir después de que les dijera todos los pasteles que teníamos para que al final escogieran todas el mismo: el primero que les ofrecí y así fue con las otras mesas.

-Amigo, ¿podías atendernos?-hablaron detrás de mí desde una mesa en la que se encontraban ter chicos, volteé a ver a Michael pero él estaba llevando el pedido de otra mesa.

No pasa nada, Damián, sólo son hombres. Hombres...

Comencé a acercarme a la mesa, ésta era una de las razones por las que odiaba ser mesero. Deja de temblar, Damián...

-Yo me encargo de esta mesa, Damián. ¿Puedes llevar esos platos a sus mesas?-Pidió Michael. Jamás estuve tan feliz de escuchar su voz.

~Michael~

Cuando vi a Damián tan nervioso decidí acercarme a ayudarlo.

Me puse enfrente de la mesa para escribir sus pedidos. El chico que le habló a Damián ahora lo seguía con la mirada ignorándome completamente.

-No te dejes engañar por su cabello largo, es un chico-volteó a verme por fin.

-Claro que es un chico, ¿es nuevo?

-No, lleva trabajando aquí más que yo, pero estaba en la cocina.

-¿Es tu amigo?

-Se podría decir...

-¿Cuál es su nombre?

-Damián.

-¿Qué edad tiene?-Okay, suficientes preguntas, comenzaba a ser molesto.

-¿Vas a pedir de comer o su número?

-¿Tienes su número?

-¡Mandy! ¿Podrías atender esta mesa?

******************

Hola, hola, hola. ¿Cómo les va por la vida?

¿Recuerdan lo del maratón? Bueno, debo confesar que la palabra "maratón" y "León" no deben ir en la misma frase :'v

Ya llegamos a los 9K, muchas gracias, recuerden que falta el capítulo extra ;D



Fobia: El círculo de las sillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora