~Sr. Gunn~
¿Dónde está Eva?
—Él no está aquí, se fue—dijo Eva, que había salido de debajo de la mesa.
—¡Cinco!—no prestó atención—¡Vamos, Gunn! ¿Quieres que le disparemos a esta joven?
—¡Ya les dije que no está aquí!
—¡Cállate!—escuché como quitó el seguro de la pistola.
No...
—¡Espera!—hablé saliendo de la mesa con los brazos hacia arriba—. Baja el arma.
—¿Qué está haciendo, señor Gunn?—preguntó la pelinegra a mi lado.
—Te salvo, tú no eres culpable. ¿Cómo se te ocurrió salir?
—Quiero que me regreses mi dinero, Gunn—ordenó el hombre apuntando hacia mí.
—Perdiste ese dinero apostando, ahora es mío, lo gané justamente.
Puso el dedo en el gatillo listo para disparar.
Escuché el sonido del disparo, cerré mis ojos esperando sentir algún dolor: Nada.
Eva se había puesto frente a mí, cubriéndome.
—Eva, Dios mío—la sostuve antes de que cayera.
Las puertas fueron abiertas dejando entrar a varios policías quitándole el arma al sujeto y esposándolo.
—Eva, mírame—la blusa que antes era blanca ahora tenía una enorme mancha de sangre. Estaba muriendo.
Llevó una de sus manos a su bolsillo y sacó de ahí algo que me entregó. Era una fotografía de ella junto a un niño, seguramente su hijo.
—Por favor, encuentre a Michael—dijo antes de que su cuerpo se volviera pesado. Había muerto, se sacrificó por mí. Lo único que podía hacer por ella era lo que me pidió: encontrar a Michael y cuidar de él.
(***)
No podía parar de ver la mancha que había dejado su sangre en la alfombra del casino.
—Señor Gunn—llegó el jefe del casino. Avisó alguien, no me preocupé por fijarme quién.
—Necesito la dirección de esta chica—pedí rápidamente sin dejarlo decir nada.
Después de ver varios papeles, encontré su dirección. Tardaron varios días en encontrarlos entre los de todos los empleados y mostrármelos.
—Es realmente bonito—dijo mi esposa que veía la imagen a mi lado. Queríamos pensar en que el niño aún se encontraba en su casa—. Se parece a Eva—comentó con melancolía, a ella de verdad le agradaba Eva.
Subimos dos pisos hasta llegar a el que era el departamento de la joven, la puerta estaba abierta.
Entramos y el lugar estaba solo, el niño se había ido.
Volvimos a la pequeña recepción y vimos pasar al hombre que parecía ser el encargado de la limpieza.
—¿Ha visto, usted, a este niño?—preguntamos después de acercarnos y mostrarle la foto. Bajó la cubeta que cargaba y rascándose la barba, asintió.
—Salió de aquí hace... Un par de días.
—¿Por qué no lo detuvo?
—Me pagan por limpiar, no por cuidar niños—volvió a tomar su cubeta y se fue.
Cuando salimos del lugar, ya había comenzado a llover.
Cada persona a la que veíamos, le mostrábamos la foto. No pudimos obtener información ese día.
Volvimos a nuestra casa preocupados. ¿Dónde podría estar? ¿Seguiría vivo? Era tan sólo un niño.
(***)
Habían pasado casi seis meses desde que habíamos comenzado su búsqueda.
Pegamos y repartimos volante por toda la ciudad. Algunas personas habían intentado ayudar, algunos aseguraron haberlo visto pero no lográbamos encontrarlo.
Era como si hubiera desaparecido.
La noche era fría y después de otro día fuera de casa, mi esposa y yo caímos cansados y rendidos en nuestro sofá.
No pasó mucho tiempo para que un sollozo de parte de mi mujer se hiciera presente. Estábamos desesperados, no podíamos aceptar que estuviera muerto.
—Señor...—Monique entró en la sala cubriendo el micrófono del teléfono con su mano—. Es para usted.
Se acercó y me dio el teléfono, lo tomé y respondí.
—¿Hola?
—¿Es usted el señor...—pareció leer algo—... Hwang Yu?
—Sí, sí, soy yo.
—Creo que tengo a su hijo, está realmente grave, tiene que venir pronto—la voz de la mujer sonaba preocupada.
—Oh, gracias a Dios, muchas gracias, ¿puede darme su dirección?—una sensación de alivio recorrió mi cuerpo y mi esposa no paraba de mirarme con duda—. Muchas gracias, estaré ahí en unos momentos—dije y colgué.
—¿Quién era?
—Tienen a Michael—fue lo único que respondí.
(***)
—¿Quiénes son ustedes?—preguntó el pequeño mientras nos veía, acababa de despertar.
—Sh... Michael, calma—pidió mi esposa.
—¿Dónde estoy? ¿Dónde está mamá?
—Michael, estás en un hospital, necesitamos que vuelvas a dormir. Te explicaremos luego, tienes que descansar—pedí acariciando su cabello. Me miró con los ojos llorosos pero asintió.
Habíamos recogido a Michael de la casa de la mujer que lo había rescatado, dándonos cuenta de que estaba en un estado grave, estaba muy pálido y delgado. Después de insistir tanto, la mujer, llamada Gabriela, aceptó la recompensa que le ofrecimos.
Michael había sufrido tanto, no podíamos volver a dejarlo solo.
Hasta ahora hemos cumplido lo que Eva nos pidió, hemos cuidado de su pequeño Michael.
****************
Hola, hola, hola. Tengo que disculparme, la idea era publicar más temprano pero lo olvidé por completo y esa es la explicación del porqué me encuentro actualizando a las 2;07 de la madrugada:'v
¿Qué piensan de la madre de Michael y todo lo que tuvieron que sufrir ambos? /-\
Gracias por leer, tengan un feliz año nuevo -3-
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Fobia: El círculo de las sillas
SonstigesEremofobia, filematofobia, androfobia, sociofobia, brontofobia y ataxofobia. Todo en una misma sala. Recuerda; no es miedo, es fobia...