Capitulo 18 ¡Cállate!

2.4K 259 165
                                    

Yo no creo que esté mal, que te auto flageles, vivir de tus sueños, y de tus esperanzas.

Llegar hasta el hospital donde está de guardia Berenice fue tan agobiante, primero, soportar durante todo el viaje a la Nona, haciendo referencia sobre lo bonitos que estábamos todos, sobre lo bien que conduce Helios, su elegancia, su madurez.

¡Dios! Ya no quería escuchar una palabra más.

Me costaba mirarlo después de lo que pasó ayer. Pero sentía sus ojos en el retrovisor, y una sonrisa en su rostro; me hacía saber que estaba orgulloso de causarme incomodidad.

Lo bueno de esto, es que mi abuela vive tan cerca, que no duró más de 5 minutos esa tortura. Aunque el viaje igual se hizo largo, pues primero debíamos ir por Saskia y Andree. Cuando al fin ya estábamos todos en el auto, evité cada segundo hablar con mi "amigo", desde la conversación que tuve con Gizah se ha vuelto una tortura estar con él, porque simplemente veo cada intento de acercase a mí. En un acto de mala educación, debido a mi agonía, puse mis auriculares y así es como sobreviví ese desastre.

Luego de casi 20 minutos de música y evitar alguna que otra barrera policial, puesto que nuestro chofer cumplirá 18 recién en unos días, al fin estamos frente al hospital, ni bien Helios clavó el freno de mano, me bajé del auto tan rápido como mi cuerpo me lo permitió.

Pisé el suelo con tanto alivio, que solo me queda desprenderme de mi alma; en este momento exacto, debo guardar mi auricular, así que como si fuese un ritual; lo saco de mis orejas y comienzo a girarlos lentamente en mis dedos, cuando siento unos toques en mi hombro. No voy a negar que sentí un impulso acelerado de gritar que me dejaran en paz, pero seamos sinceros, no puedo hacer tanto escándalo.

Andree estaba ante mí, su rostro solo reflejaba sufrimiento, la verdad que no me conmueve ni medía pulgada, pues fue él quien dañó la imagen que tenía sobre nuestra amistad. ¿Acaso yo me aproveché alguna vez de su amor? Nunca, pero él jugó a ser mi hermano, a conveniencia suya ¿Debo pensar que todo está bien entonces?

Solo estábamos nosotros dos, puesto que los demás ya estaban entrando al hospital, ¡Malditos traidores!, en fin, intento dar a mi mejor rostro de maldita perra, a ver si de esa forma me deja en paz lo más pronto posible.

—¿Debemos entrar, ¿no? —Mi tono es frío, he intento ocultar mi rabia acomodándome las manos en el bolsillo.

—¿Por qué me tratas así, has cambiado de un día para otro, Zafiro... ¿Qué es lo que he hecho mal? — cuando acabó la pregunta resoplé enojada, sentía tanta impotencia y rabia a la vez.

—Esto que estás haciendo ahora...—me río por tanta ira contenida—tanto tiempo creí en nuestra amistad...

El silencio volvió a hacer presencia, sus ojos se abrieron tanto, que puedo incluso palpar sus nervios, puesto que en menos de un segundo su rostro se puso tan rojo, acomodó su cabello tras su oreja e intentó articular unas palabras, hasta que al fin lo logró.

— ¿Cómo te diste cuenta?

—Ja...—Resoplo indignada— el colegio entero lo sabía, ¡Maldita sea! ¡La única estúpida que no sabía era yo! — mi ofensa se trasladó a mi tono de voz, estoy segura de que se olía a kilómetros.

—No hables así, jamás he traicionado tu confianza, nunca me aproveché de los momentos que pasamos, yo...

—No puedo llamarte amigo Andree— lo interrumpo—es verdad, nunca traicionaste mi confianza, pero me hiciste creer que eras un hermano, cuando me mirabas de otra manera...

Sus ojos se llenaron de lágrimas, que fueron contenidas por algún muro invisible, pues ni una gota cayó. Intenté respirar y tranquilizarme para no hacer más drama del que ya estaba haciendo, debo ser insoportable, pero la situación es insoportable para mí ahora mismo.

La Piedra y El Sol [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora