Capitulo 28. Anestesia.

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Los muros caen uno tras otro, afuera unos cuantos mueren, otros siguen yendo a fiestas, ahora somos más, y ellos se han triplicado, no bajo los brazos, no pierdo las esperanzas, pero siempre terminas enterrando la espada del recuerdo en mi pecho, y es así cuando más te odio porque me interrumpes, y es así como más me doy cuenta de que te amo, porque ha pasado tiempo, demasiado tiempo y sigues aquí.

El último tema que cantamos, lejos de todas mis promesas de no cantar más con él, fue el de My chimical romance, Famous Last World, sí, fastidiamos a muchos.

Hugo me mensajeaba de tanto en tanto, y mientras cantaba respondía sus preguntas, tuve que decirle la verdad. Que Helios estaba sentado a mi lado. Su respuesta fue <<Te llamo cuando llegues, avisa>> Eso me incomodó, pero lo entiendo, también estaría así si sé que está sentado al lado de Alexandra por 3 horas.

Solo respiré, y me tranquilicé. Aún no le he dicho que llegamos a la casa de los tíos de Andree, quizás, porque justamente lo estoy evitando, o simplemente la culpa me carcome el alma por completo.

—Toma. — Andree me pasa mi maleta. Y la verdad que solo lo hace porque sigue muy pegado a Gizah, creo que eso es bueno.

—Gracias. —Respondo cuando veo el sol entre los cocoteros, tiñendo el cielo de un hermoso naranja, sí, en el campo es más bello el atardecer.

Gizah y yo, seguimos a Andree, quien nos dirige a la entrada de la casa de sus tíos, cuando del otro lado del enorme patio, veo a Helios y Dara abrazados. Describir lo que siento, es imposible, mi alma está hecha añicos. Helios le acomodó el cabello a Dara tras su oreja y ella le sonríe aliviada, enamorada. ¡Ja! si con eso casi muero, al ver ese pequeño contacto entre sus labios, fugaz pero sincero departe de Helios, me mató, mi corazón dio golpes fuertes, y mi sangre se congeló, ¿Qué puedo decir? los celos me convirtieron en polvo.

Gizah tomó de mi brazo y Andree vino del lado en el que mi vista estaba perdida en ellos, tomó mi maleta, creo que se dio cuenta que estoy mal, así que con una gran sonrisa me habló.

—Mira, la profe Lucía ya está allí. — ¿Qué me importa a mí la profe Lucía ahora, qué me importa el maldito mundo, qué me importa nada?, tengo un novio a quien estoy engañando en el alma, tengo un "amigo" a quien quiero de otra manera, un verdadero amigo a quien he roto el corazón, y unos padres insensibles, ¿qué mierda me importa?

Pero sacudo la cabeza, y miro hacia Gizah, quien me invita a ir hasta donde está la profe. Al fin la veo, está espléndida con el cabello suelto, en sus manos, trae un termo y una guampa, ya veo que llegó mucho antes que nosotros. Caminamos en su dirección, no sé ni cómo llegué, mis piernas tiemblan y todo mi ser se desploma recordando lo que acabo de ver.

Detrás de la profesora, están una mujer delgada, muy hermosa, tiene puesto un delantal, y su rubio cabello está atado en una coleta, es alta, parece que fue tallada a mano, parece ser muy atlética. A lado de ella se encuentra una niña, que es imposible no asociarla a Andree, su piel está tostada, pero su cabello era rubio, sus ojos verdes, una combinación bastante rara, que la hacen ver hermosa. En el momento en que ve a Andree comienza a correr y gritar hacia su dirección para abrazar sus piernas. La última persona que estaba en la escena es un señor tan alto como la señora, de piel canela, cabello castaño, él parece recién llegado de hacer un arduo trabajo, pero en su rostro solo hay una sonrisa.

—Hola chicos—Dice la profesora con el fin que todos la oigan, los murmullos se detuvieron y los ojos de todos nosotros se clavaron en ella. — Demos gracias que han llegado bien, y por, sobre todo, que hoy tendremos un festín. Sé que es misión de Andree presentar a sus tíos, pero, en estas horas que he pasado con ellos, me han tratado tan bien y hecho sentir como en casa, que en verdad quisiera hacerlo yo, no sin antes, dar las gracias a estas excelentes personas.

La Piedra y El Sol [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora