CAPITULO 2

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Esto tenía que ser una ilusión, seguro estaba dormido y había llegado a aquella etapa en la cual los jóvenes experimentan deseos sexuales, si era lo más seguro.

Pero no.

Nunca en todos mis años de vida había sentido ello, mis mejillas me ardían y Lucy parecía feliz observándome así, era tanta aquella mezcla de fuego en mi cuerpo que atine a esconder mi rostro entre mi brazo, lo sentía, me sentía explotar.

—¡L-Lucy! —grite sintiéndome por fin libre. Mi pecho subía y bajaba luchando por recuperar aire y la lengua de Lucy limpiando mi miembro no ayudaba.

—No te cubras... —susurró, me sentía avergonzado, nunca había dejado que me pasará algo así—, quiero verte...

—Yo... —lentamente baje mis brazos observándola detalladamente, ella había abierto su camisa dejando ver sus generosos pechos.

—Eres delicioso Natsu...como lo suponía —atrapó mis labios con los suyos en un beso profundo, su lengua chocaba contra la mía y como si tuviera vida propia mi lengua le seguía el juego.

Volvió a tomar mi miembro y totalmente sonrojada me observó juguetona.

—¿Eres virgen? —nunca en mi vida creí escuchar ello, no quería verla y desviando mi mirada asentí.

Lucy no dijo nada más, vi cómo se elevaba sobre mí.

¡Maldición!

Iba a pasar.

—Será un placer ser tu primera mujer —susurró. Lucy se apoyó sobre mi pecho y comenzó a bajar.

¿¡Se sentía así de magnífico!?

Me aferre a mis sábanas mientras aquella rubia se llevaba mi primera vez, era cálido, pude ver un ligero dolor en su rostro. Ella me miró sonriente y en seco movimiento me interno en ella.

—¡Ah! Lucy...

—Natsu...—agitada me besó mientras comenzaba a moverse, mi pecho explotó a medida que su cadera subía lentamente y bajaba sobre mí, era indescriptible.

—Lu...Lu...

—Natsu...más rápido

Ella comenzó a subir y bajar más rápido mientras sus pechos seguían aquella danza, comencé a gemir su nombre al igual que ella a medida que seguía el ritmo.

No sé cuánto habrá sido el tiempo pero en mi interior crecía una urgencia comencé a subir mi cadera cuando Lucy se movía sobre mí, necesita liberarme.

Era desesperante.

—Lucy yo...yo... —gemí, ella me observó sonriente.

—Sí, si Natsu hazlo dentro mío —ella comenzó a hacerlo más frenético, todo mi cuerpo se sentía casi desfallecido, estaba a punto.

—¡Lucy!

—¡Natsu!

Habíamos terminado.

Aquella rubia cayó sobre mí, estaba agitada su cuerpo se veía tan frágil, mi caso no era diferente mi respiración era irregular y mi cuerpo se sentía tan débil que era casi placentero, Lucy se removió mientras se levantaba, solté un gemido al salir de ella.

Lucy se levantó y comenzó a caminar hasta el baño. Esto tenía que ser irreal, rápidamente me puse mi pantalón, estaba avergonzado.

¿¡Como pude dejar que tuviéramos sexo!?

Era todo tan confuso y escuchar la ducha no fue para nada una buena señal, me senté sobre mi cama cubriendo mi rostro, no podía creer que haya tenido relaciones con Lucy. Esto tenía que ser una broma o de última un simple sueño.

—Gracias por la ducha —lentamente observé a la misma Lucy parada frente a mi completamente desnuda.

De un rápido movimiento tape mis ojos.

—No tienes que cubrirte, me siento cómoda si me observas —vaya, eso era raro, de a poco la volví a observar —, ah y gracias por lo de hace rato, fue maravilloso.

—Lucy. Esto no lo tiene que saber nadie, por favor —debía estar seguro. Lucy parpadeo confundida pero rápidamente soltó una leve sonrisa se acercó a mí y colgándose de mi cuello me beso.

—Nadie lo sabrá Natsu —me susurró—. No temas, nadie nos descubrirá.

La observé confundido, Lucy sonrió mirándome fijamente.

—Eres mío, y prometo que la pasaremos muy bien.

No pude decir nada más ya que me encontraba perdido entre sus labios. Aun así no podía quitarme de la cabeza que esto era una mala idea.

Cada vez que diga "Te amo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora