Jellal no emergía de su agradable maravilla, Lucy continuaba saboreando su pastel con una templada satisfacción, a pesar de haberla visto tiempo atrás esta vez al percibirla suelta y sonriente su corazón brincó de regocijo. Jellal oprimió la mano de Erza y supo que su esposa estaba igual de complacida con la escena que se libraba frente a ellos.
—¡Natsu, no te comas el pastel de Lucy!
Gray se levantó de su asiento y de un porrazo impidió que el pelirrosa se llevará a su boca un trozo del delicioso pastel de la rubia. Natsu entrecerró sus ojos y lo miró con rabia.
—¡Gray! —chilló Natsu.
Lucy comenzó a reírse al notar a Natsu lanzarle su porción a Gray, aunque todo podría haber finalizado allí ambos comenzaban a lanzarse lo que encontraban a su alrededor. Cremas de pastel e incluso bizcochos salieron volando. La paciencia de Juvia se desvaneció al recibir un poco de crema sobre su cabello.
—¡Gray, Natsu, compórtense!
—¡No te hagas la madura por estar en la universidad! —pronunció Natsu lanzándole un poco más de crema.
—¡No soy tan mayor, solo un año!
Juvia ofendida por aquellas burlonas palabras se alzó dispuesta a unirse a la batalla de postres.
—¡Se calman, mocosos! —rugió Erza dirigiéndose, en un arranqué de fuerza golpeó la mesa y esta cayó a un costado con todo.
Solo se escuchaba la tapa de la azucarera girar ruidosamente sobre el suelo. Erza agrandó sus ojos y su cuerpo se sacudió ante la mirada intensa de los cuatro muchachos, hasta que Jellal comenzó a reír con ímpetu. Lucy parpadeó con un brillo en sus ojos ante las mejillas rojas de Jellal, por un instante aquella escena la transportó al tiempo en el que Jellal reía hasta quedar sin aire por sus torpezas productos de su inexperta edad.
—¡Cariño, no te rías! —gritó Erza cruzando sus brazos.
—Lo siento, lo siento —cuchicheó sin aire el peliazul, aporreó la mesa con la palma de su mano y volvió a reír sin poder detenerse.
—Vaya...Jellal está riendo como un loco —musitó Gray a Juvia, la muchacha asintió asentir frenéticamente.
—¡Vamos a reír más, Jefe Jellal!
Lucy parpadeó apresada por la actitud que adquirió Natsu, sin importarle pisar una rebanada y manchar más el suelo se orientó para quedar al lado de Jellal y abrazarlo por el hombro. Ambos continuaron riendo sin poder mantener una coordinación decente.
—Jellal...
Con el rostro ruborizado por el bochorno de la risueña emoción de su esposo sonrió suavemente. Jellal había dejado de reír tan descaradamente frente a tanta gente.
Pasaron unos treinta minutos arrojándose la responsabilidad entre todos por el estado de la cafetería. Sabían que probablemente perderían clientes esa tarde, sin embargo, estaban ganando mucho más de lo pudieron especular.
—¿Alguien desea café? —inquirió Fernandez luego de acabar de limpiar la mesa.
—¡Yo, por favor! —emitió Natsu levantando su mano efusivamente—. Juvia, no pidas mucho o engordaras.
—¡Natsu! ¡Te voy a matar! —bramó con el ceño fruncido la muchacha.
—Tranquila, tranquila, Juvia —con una voz suave Gray rozó la cabeza de Juvia antes de dirigirle una dulce mirada a Natsu—, ¿qué pasa, cariño? Esa no es forma de tratar a una bella dama.
—¡Admites que es bella!—apuntó Natsu sobresaltado, se asomó hacía Gray y con una mirada pícara se animó a hablar—, ella te gusta.
—¡Idiota! —exclamó alarmado Fullbuster.
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Cada vez que diga "Te amo"
FanfictionNatsu Dragneel cursa su útimo año de secundaria. Todo el camino académico recorrido culminará en su más grande deseo, ingresar a la universidad de Fairy Tail. Lucy Heartifilia siempre estuvo en su salón como un ser misterioso, sin embargo, el brill...