El olor insipiente del alcohol inundaba aquella pequeña habitación iluminada únicamente por unos suaves rayos de sol que se asomaban tímidamente a través de esa pequeña ventana, la incomodidad del sudor lo hizo chistar rabioso, transbordó su mano hasta su frente para cerciorarse que el leve dolor de cabeza se disipara pronto, deseaba sentirse con energías para poder ir a dar una vuelta por las calles, recientemente el caminar sin rumbo se convirtió en un pequeño gusto personal, él atribuyó esa preferencia a su estilo de vida pasada, rememorar esos días lo hizo chistar y removerse en la cama con desazón, entrecerró sus ojos al oír un quejido a su lado.
—Jackal, estas despierto —habló ella tallando sus ojos.
—Sí, deberías levantarte y largarte. Estoy de mal humor.
Seilah soltó un sonido indignado a la vez que se levantaba y cubría su pecho con la sabana, en tentativa por limpiar su orgullo casi pisoteado lo miró petulante, hace tiempo se prometió nunca volver a ser su juguete, pero la noche anterior la voz masculina y los ojos atrayentes de Jackal le hicieron perder el juicio.
—No tienes delicadeza, podrás haberte convertido en un hombre, pero sigues comportándote como un mocoso —la repentina rabia inundó el rostro de la pelinegra al comprobar que Jackal le sonreía socarronamente—, para tu suerte Mard Geer no se enterará de esto.
—Te conviene que no lo sepa, dudo que le de gracia que te hayas acostado conmigo como en los viejos tiempos —manifestó luego de lanzar una pequeña carcajada.
—Púdrete.
Los pesados pasos de Seilah abandonaron la habitación compuestos de una feroz furia propia de la mujer, el muchacho volvió a tirar su cuerpo contra la cama y suspiró acabado, pudo haberle agradecido el tiempo para su satisfacción personal pero sinceramente ver a Seilah le despertaba un sutil desprecio.
Sus ojos se hundieron en el techo despintado por la humedad, aquella casa llevaba tiempo en mal estado y efectivamente profesaba que no valía la pena luchar por mantenerla, de improviso fue prisionero de un efímero recuerdo, la risa jovial e inocente de Lucy continuaba atrapada entre esas cuatro paredes y se reproducía como un mágico hechizo. Jackal cerró sus ojos y se relajó permitiéndose apreciar cada vibración de esa evocación.
—Lucy...
El fin de semana no paso por grandes situaciones, si hablaba con franqueza le dolió que lo único que hallará de Natsu fuera un simple mensaje de aviso sobre la reunión para calcular el presupuesto del salón, si bien comprendía el porqué de la actitud incomoda de su amigo le era inevitable pasar por alto aquellos desagradables sentimientos, en cuanto intuía que le reprocharía la injusticia de su actitud raudamente las dulces palabras de Juvia menguaban su cólera, las horas del lunes infestado de un gran labor repleta de tareas fue de ayuda, lo mantuvo ocupado y era una excusa perfecta para evitar hablar.
Durante el almuerzo solo Lisanna fue capaz de distinguir el ambiente rígido que rodeaba a Natsu y Gray, advirtió que Lucy a los lejos miraba en cortas ocasiones a Natsu visiblemente preocupada y para su sorpresa Natsu le restituía el gesto con una casi imperceptible sonrisa.
—Es un día bastante extraño —comentó en su último intento por traer la paz, sin embargo, nadie continuó la charla. Intuyó que ellos posiblemente ordenarían sus problemas, no sabía cuándo, pero esperaba que fuera pronto porque estaba cansada de solo encerrarse en sus pensamientos y no lidiar con ambos.
Esa tarde en el salón de clases desocupado iluminado por parte de la luz artificial y los últimos rayos del sol los tres encargados inspeccionaban papeles y solo se miraban de ser necesario, el estremecimiento de sus manos, sus labios rectos y severos eran una clara demostración de la extraña magnitud de unos pequeños destellos que probablemente en su adultez considerarían como unas simples pasiones. Cada uno procuraba cuidar su tono de voz y el contenido de sus palabras, lo último que necesitaban era crear más discordia a base de malentendidos.
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Cada vez que diga "Te amo"
FanfictionNatsu Dragneel cursa su útimo año de secundaria. Todo el camino académico recorrido culminará en su más grande deseo, ingresar a la universidad de Fairy Tail. Lucy Heartifilia siempre estuvo en su salón como un ser misterioso, sin embargo, el brill...