#3

145 31 2
                                    

Después de charlar con mis nuevos amigos llegó el momento que tanto temía, el almuerzo.

Siempre me dio terror, pensar en estar en ese enorme comedor rodeada de gente hablando con sus amigos y yo observando, sin poder contar nada a nadie, sin poder reime con mis amigos, sin poder sentir lo que es pasar el rato con las personas que más quiero del colegio.

Esta vez sabía que iba a ser diferente, ya tenía dos amigos conmigo, no iba a ser lo mismo que viví hasta ahora, iba a ser mejor.

Una vez que entramos en el gigante comedor fuimos hacia la comida, debíamos ser rápidos y astutos para conseguir lo más rico y sabroso. Pero hubo algo que me distrajo, el chico que había visto en el camino al colegio, estaba allí, con un grupo de chicos bastante grande, eran como tres chicos y cuatro chicas.

En el momento que lo vi de nuevo volvió la extraña sensación que había sentido antes, junto con una rabia sobrenatural al ver que estaba con las chicas que se reían de mi en clase, pero no podía hacer nada desde mi lugar.

Pasé todo el almuerzo observándolo, como si hubiera una fuerza que evitara que yo deje de mirarlo. Se me hizo imposible sacar la vista de él. Era tan perfecto, no había chico que se compare con él. Quería que ése momento sea eterno.

Lo vi comer, recuerdo que había pedido un trozo de pastel de papas, una gaseosa y un postre de crema. Disfrute tanto verlo. Nunca me sentí tan atraída por un chico.

Después del almuerzo tuvimos clases de educación física. Como éramos pocos grupos, el gimnasio era sólo para nuestra clase.

Recuerdo que Luna y yo estábamos en la banca, yo le hacía compañía mientras ella se cambiaba sus zapatos rosas brillantes por sus zapatillas para correr cuando ellas vinieron.

Eran las mismas chicas que se burlaban de mi durante la clase de Literatura. Ellas vinieron hacia nosotras y comenzaron a hablarnos.

- Hola chica fenómeno - dijo una de ellas golpeando mi hombro.

- ¿La cuatro-ojos fue lo único que lograste conseguir de amiga? ¿Qué tan patética es tu vida para lograr éso? - soltó la chica de cabello rubio, que parecia ser la lider del grupo, junto con una carcajada que luego las demás siguieron.

- Ya se burlaron de nosotras, ahora larguense - Dijo Luna poniéndose de pie.

- Cierra la boca perra - Dijo una de las chicas empujándola para sentarla de nuevo.

- Chica monstruo, te vi observando a mi chico, sólo vine a advertirte que si te veo babeandote con él de nuevo no te la dejaré pasar.

- Ni siquiera es tu novio - dijo Luna con tono desafiador.

- Te dije que te calles - dijo mirándola a los ojos demostrando que no tenía miedo de ella - Pronto lo será, lo presiento, así que dile a tu amiga rara que no se le acerque.

Se dispusieron a irse y la chica que antes habia empujado a Luna se volvió y le dijo

- Y querida, no te conviene juntarte con la chica monstruo, no creo que quieras parecer más rara de lo que eres.

Apenas se giraron y se fueron riendo de allí lo único que hice fue llorar. No fue sólo por el nuevo apodo, fue llanto de tristeza y enojo por que sabía que alguien más quería ése chico que tanto anhelaba. Mi chico perfecto estaba por caer en manos de otra chica.

Una Chica Más Que Enamorada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora