CHARLIE:
El camino ha sido silencioso, no tenía una jodida idea de a dónde íbamos ni a qué se refería Courtney con su maldita frase misteriosa. Aunque, irónicamente, todo en West era un misterio.
Sus dedos tamborileaban sobre el volante, siguiendo el ritmo de la canción Hands Down de Dashboard Confessional. Su vista se encontraba fija en la carretera asfaltada y solo hacía muecas de vez en cuando. Me mantuve observándola tratando de incomodarla de alguna manera y que se dignara a dirigirme la palabra, sin embargo, eso no sucedió.
Frena en seco y vira el volante en cuanto pasamos una sección de árboles, metiéndose entre un camino estrecho donde acaba el pavimento y comienza una línea divisora de tierra. Conforme avanza puedo distinguir más coches estacionados frente a un edificio que tiene por nombre The Smith's y de inmediato reconozco el estilo del lugar.
Estábamos... ¿en un gimnasio?
Courtney guía el auto a la parte trasera, subiéndose al andén para esquivar a los autos que se interponían en su camino. Estaciona el auto y toma una profunda respiración.
—Hora de la acción —dice con ironía, mirándome de reojo. Mantengo mi expresión neutra y ella resopla, rodando los ojos.
— ¿Me dirás qué hacemos aquí? —pregunto con impaciencia.
—Será mejor que lo veas por ti mismo —sale del auto sin decir más y estira su brazo para tomar la maleta. Suspiro con frustración y la sigo por la puerta de servicio.
El barullo de voces y gritos se hace presente, el ambiente es cálido en comparación a la fría noche del exterior. En lugar de dirigirnos con los espectadores -que gritaban viendo como dos tipos enormes se golpeaban a diestra y siniestra-, Courtney se dirige por el pasillo a la derecha.
— ¿Este es...? —la miro con incredulidad. Alza una ceja interrogativa al ver que me mantengo sin completar la pregunta, inhalo saliendo del asombro y prosigo—. ¿Es un lugar de peleas clandestinas?
— ¡Vaya! Pero qué observador e inteligente eres —responde con sarcasmo. Suelto una maldición ante su inoportuna broma, mirando a otro lado. Ella ríe por lo bajo—. No te enojes, Evans, solo bromeo. Respondiendo a tu pregunta, sí, este es el mejor lugar de la ciudad para una pelea clandestina, ¿contento?
—La verdadera pregunta sería —hablo con cautela—. ¿Qué haces tú en un lugar así?
—Aquí trabajo —se encoge de hombros después de unos segundos. Eso tampoco ayuda mucho a resolver mis dudas. No me da tiempo a hacer otra pregunta porque se detiene frente a lo que parecen ser vestidores y entra con una enorme sonrisa. No me queda de otra que seguirla.
— ¡Ya estoy aquí, hijos de perra!
Cierro la puerta a mis espaldas y observo el interior. Dentro se encuentran cuatro hombres, uno lo reconozco como el amigo de la madre de Courtney con el que ha estado saliendo, los otros tres no los había visto en mi vida. Todos rodaron los ojos ante el grito de West, sin embargo, la enorme sonrisa en sus rostros me decía que se alegraban de verla.
— ¡Ya era hora, tough girl! —resopla el más joven, un chico que no parece ser más de cinco o seis años más grande que nosotros.
Y ahí estaba de nuevo ese pseudónimo.
— ¡Cierra la boca, Kanavagh! —masculla West, dándole un puñetazo en el brazo. Luego mira a los lados, buscando algo—. ¿Dónde está Strong?
Ellos se miran entre sí con gesto contrariado y se empujan uno contra otro para que alguien se atreva a hablar. Finalmente a quien llamó Kanavagh suspira y le responde a West.
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Take The Risk
Teen FictionCharlie Evans, 18 años, sexy, mujeriego, arrogante y misterioso. Courtney West, 18 años, ruda, egocéntrica y misteriosa. Dos chicos tan iguales y diferentes a la vez. ¿Quién dijo que solo los opuestos se atraen? Ellos se conocerán... Todo cambia...