Capítulo 30: "Addick"

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CHARLIE:

— ¿Seguro que no irás? —insiste mamá, colocando mi traje junto al armario—. Es el baile de fin de curso, deberías estar ahí con tus amigos, mi niño

—No, mamá —niego en rotundo. Ella se ve cansada y me siento un imbécil por tenerla preocupándose por mí, pero no encuentro una manera de sentirme mejor y ser nuevamente la persona que ella quiere que sea—. No pienso cambiar de opinión

—Charlie, yo sé que estás triste por todo lo que ha pasado con Courtney —se sienta a mi lado en la cama y revuelve mi cabello con dulzura—. Pero debes continuar y luchar por ella, no arreglas nada estando aquí consumiéndote en tu propia agonía

—No es tan fácil —replico con renuencia. Ella suspira y se levanta para salir de la habitación pero se detiene por un momento recargándose en el marco de la puerta y me sonríe con ligereza.

—Nada es fácil, pero los resultados de un esfuerzo siempre valen la pena —cita esa frase que ha usado para alentarnos en nuestras decisiones. Frase que he usado con Courtney para hacerle ver que lo nuestro valía la pena, que cada cosa que pasamos lo valía, y no mentía, no me arrepiento de cada instante, cada pelea y cada recuerdo que he formado en estos meses con ella.

Mamá me sonríe una vez más y desaparece por el pasillo. Si tan solo mi cabeza estuviera lo suficiente estable para armar un plan donde ella acceda a escucharme.

— ¿Te quedarás ahí mientras todos se divierten? —la voz de Chase irrumpe en mis pensamientos. Coloco mi antebrazo sobre mis ojos y resoplo.

—Solo ve y arregla tus propios asuntos con Layla —gruño en respuesta sin sentirme de ánimo para bromas.

—Eso fue un golpe bajo, hermano, pero ella y yo ya hemos arreglado todo —se escucha el sonido de sus llaves—. De hecho, iré por ella, ¿no quieres ir a intentar algo con tu chica?

—Ahora no, Chase —lanzo una almohada, esperando darle en la cara—. No se me ocurre una manera de que me escuche

—Podrías atarla —sugiere como si nada. Alzo mi brazo y entrecierro los ojos hacia él.

—Me patearía en las pelotas antes de que eso sucediera —cubro mis ojos de nuevo y lo escucho suspirar.

—Te ves como la mierda, hermano —comenta con burla. Alzo mi dedo medio en su dirección—. Mi cuñada es una chica difícil pero ya una vez lograste ganártela, podrás esta vez. Deja de comportarte como un marica con el corazón roto y sé un hombre que lucha por la chica que ama.

—No es tan fácil como parece —murmuro, indeciso. Por supuesto que sé eso, el problema está en tratar con ella—. Además, no eres el más indicado para decirme eso, has estado encerrado esta semana porque tu novia te había dejado. Aquí el único marica eres tú

—Cabrón

—Layla te está esperando y odia esperar —le recuerdo, malhumorado.

—Me voy, yo ya di mi opinión, espero que cuando vuelva ya no estés en esa cama —no respondo y finalmente lo escucho despedirse de Chloe con un grito mientras baja las escaleras. Corre fuera de la casa y tan pronto como su moto deja de escucharse, mi celular suena. Estiro mi brazo a la mesita de noche, tanteando por el ruidoso aparato, sabiendo que debe ser el otro marica intentando hacerme cambiar de opinión.

— ¿Qué? —gruño, contestando.

— ¿Charlie? —esa voz no es la de Bryan. Me siento súbitamente con los ojos muy abiertos, sin creerme que me esté llamando. Murmuro un torpe y sujeto mi celular con fuerza—. ¿Qué estás haciendo?

Take The RiskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora