Capítulo 23: "Los hermanos Davis"

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COURTNEY:

— ¿A qué debo el honor de tenerte de nuevo en mi... casa? —Connor abre sus brazos, abarcando la sala de estar. Acaricio la punta de los pinchos en mis nudillos y le echo un vistazo a la rubia que luce asustada.

Frunzo mi nariz, recordando que, efectivamente, estoy de nuevo aquí. En mi refugio para hacer los cortes que dejaron más que cicatrices físicas.

—Vengo a llevar el trasero de Strong fuera de aquí —respondo con voz neutra. Los ojos de Jimmy se iluminan al ver a mi acompañante. Salta de la mesa e intenta acercarse para colocar una mano en la mejilla de una Addy que se queda estática—. Aléjate de ella

Detengo su brazo, lanzándolo hacia atrás y él sonríe, mirándome divertido.

— ¿Qué pasa? ¿Te has vuelto lesbiana, West? —ruedo los ojos ante su pregunta.

—No, idiota. Ella está con Wilwock, así que queda prohibido acercársele ¿entiendes? —pronuncio, empujando su pecho para apartarlo.

—Está bien, está bien —alza las manos en signo de paz y regresa a su lugar—. Buscaré mi diversión en otra parte.

— ¿Esa chica no es hermana del idiota de Morrison? —pregunta Rafe, evaluándola. Addy se esconde tras mi espalda, claramente intimidada.

—Lo es —asiento. Connor alza sus cejas con sorpresa y Rafe ríe con sorna. Jimmy se une al trío de la chica drogada en el sofá.

— ¿Te relacionas con una Morrison? —Connor ladea su cabeza, entrecerrando sus ojos hacia la rubia tímida. Ella toma una inhalación profunda y temblorosa. 

—Ella no es como su hermano, Connor —resoplo—. A ella no la dejaron caer de cabeza al nacer como al estúpido de Sebastian

—Parece un conejito asustado —se burla Rafe, soltando una fuerte carcajada. Sonrío de costado y no lo niego porque ella de verdad está asustada. Empiezo a creer que quizá fui algo impulsiva al traerla aquí. 

—No he visto a Strong por ningún lado —comenta Connor, volviendo al tema.

—Cuando lo llamé me dijo que estaba aquí —miento, omitiendo el nombre de Kanavagh para mantener la situación tranquila—. Estoy segura de que lo está

— ¡¿Jimmy?! —eleva la voz y el susodicho alza la cabeza del cuello de la chica que ríe alucinada.

— ¿Si? —sonríe extasiado. Doy media vuelta, pateando en la parte trasera de las piernas a un tipo ebrio que no debe pasar los dieciséis e intenta manosear a la rubia. La tímida, no la drogada.

Cae al suelo y ya no se levanta. Lo muevo con el pie y hace un pequeño quejido.

— ¿Estará bien? —susurra Addy, cubriendo su boca con horror. Palmeo su hombro y el contacto de la tela de cuero de mis mitones y la chaqueta que Addy trae puesta hace un sonido bajo de siseo.

—Lo estará —aseguro despreocupada.

— ¿Strong está aquí? —pregunta Connor a su hermano menor. Jimmy asiente, llevando una mano a su entrepierna por encima de sus pantalones cuando la chica drogada hace un gran show desabotonando su blusa—. ¡Te dije que él ya no podía entrar!

— ¡Pero dijiste que podría invitar a quien quisiera a mi fiesta de cumpleaños! —replica en su modo de niño consentido. Desventajas de que sea el menor.

— ¡Eres un imbécil! —bufa y lanza la botella hacia atrás sobre su hombro, causando un estrepitoso sonido al estrellarse. Addy da un salto y se pega a mi espalda—. ¡Todos salgan de aquí!

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