Capítulo 27: "Lo está"

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CHARLIE:

Seis días.

Seis días han pasado. Mañana se cumple el plazo de la semana límite y Courtney no ha reaccionado más que en pequeños movimientos involuntarios. Los golpes en la cabeza son los que dejan las peores secuelas. La sala de espera se ha convertido en mi segunda casa, solo salgo para asearme y dormir las pocas horas en las que esa pesadilla se recrea en mi mente. Courtney ha sido instalada en una habitación fija y puedo visitarla... como ahora.

Su piel está más pálida de lo normal, le han quitado los piercings de nariz y ceja para evitar infecciones. Un vendaje cubre la herida cerrada en su frente y hay ojeras visibles debajo de sus ojos. El sonido pausado de la máquina que controla su ritmo cardíaco es lo único que llena el silencio en la fértil habitación. Mis miedos han aumentado, pensando en el momento en que Courtney despierte y todo se vaya a la mierda porque sé que no querrá escucharme. Las consecuencias de ese accidente me caerán como un balde de ladrillos sobre la cabeza.

Su cerebro ha sufrido una inflamación considerable, los efectos de ello puede traer como consecuencia la pérdida de memoria a corto plazo, no es un hecho pero es una posibilidad —había dicho el doctor cuando Manfred le exigió conocer cualquier diagnóstico por más grave que éste sea. Odio la idea de Courtney olvidándome... olvidándonos.

— ¿Sabes, nena? —acaricio el dorso de su mano, sonriendo ligeramente. Esta maldita silla es tan incómoda que en un acto de desesperación al no recibir respuesta cuando hablaba horas enteras como un idiota, lancé la silla contra la pared y me prohibieron la entrada por todo un día... el peor de mi vida—. No me importa si al despertar no me recuerdas, solo quiero que abras los ojos y te molestes por estar postrada en esta cama por casi una maldita semana. La graduación está cerca y tienes que dar tu discurso para que los de segundo año no estropeen la calma de "el infierno Soul Hills". Tienes que hacer tu salida triunfal del instituto

—Ella lo hará —me sobresalto ante la otra voz en la habitación. Nick me da una de esas sonrisas apagadas que se han hecho muy comunes esta semana—. La chica mala debe atemorizar a sus súbditos

—Es experta en eso —acuerdo, riendo sin emoción. Mis ojos jamás se habían sentido tan hinchados y mi apetito es escaso. Nick se acerca y besa su sien con delicadeza.

—Estás hecha mierda, cariño —por lo visto no soy el único que le habla sin obtener respuesta—. Debes ir a casa y darte una verdadera ducha. Además, en una semana es el baile de fin de curso y no pienso decirle a Addy mis sentimientos hasta que despiertes

—Ella te golpearía si no lo haces —comento, acariciando distraídamente las marcas de las cicatrices en sus muñecas descubiertas a falta de sus accesorios de cuero.

—Pues no te imaginas cuánto me alegraría que hiciera eso, que pase tanto tiempo sin moverse me está volviendo loco —se frota la parte trasera de su cuello y su rostro se contrae, luchando por hacerse el fuerte. Nick también pierde el control cuando Addy no está cerca.

— ¿Dónde dejaste a la rubia tímida? —intento distraerlo antes de que tenga un ataque como el mío. Él se deja caer en la silla que ocupaba la señora West minutos antes.

—Está en clases y no vendrá hasta tarde —dice, haciendo una mueca al ver el collarín que cubre el cuello de Courtney. Por suerte, las clases han finalizado hoy y solo necesito ir a presentar mis exámenes la semana que viene. Nick y yo somos los únicos que hemos faltado, turnándonos para estar con Courtney en las veces que llaman a la señora West con sus demás pacientes. Manfred se ha hecho cargo de cuidar a Layla y Tony, así que solo aparece aquí por las noches. 

— ¿De verdad no se lo dirás si Courtney no está ahí? —pregunto, volviendo al tema de sus sentimientos hacia la rubia. Él me mira serio y niega en rotundo.

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