Capítulo 13: "Hora de la acción, nena"

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CHARLIE:

Escuchar esas palabras hace que mi pecho se infle en una muy agradable sensación, más que agradable diría yo. Ella está nerviosa y, por primera vez, no trata de ocultarlo. Decir esto es importante para ella y solo puedo sonreírle, viendo un poco en sus ojos a esa chica de hace un par de años.

Me inclino un poco y rozo nuestros labios, esperando su reacción. Ella suspira con alivio y se relaja entre mis brazos. Me sigue el beso despacio, sin embargo, ahora soy yo el que la necesita como un loco desesperado. Aumento el ritmo, apresando sus caderas y la empujo hacia mi pecho, moviendo mis labios en un vaivén rítmico y sensual. Sus dedos se entrelazan en la parte posterior de mi nuca y me inclina hasta que parece no haber ni un solo milímetro entre nuestros cuerpos. Jadeo en busca de aire y me aparto unos segundos para enseguida chocar mis labios contra los suyos otra vez. Un pequeño jadeo escapa de sus labios y deslizo mi lengua en su boca a lo que ella la recibe con gusto y ferocidad. Nos doy la vuelta y camino hasta que su espalda choca con la encimera detrás, en un movimiento rápido, la subo y me acomodo entre sus piernas sin romper el beso. Deslizo mis manos por su espalda de arriba a abajo despacio y al llegar al final de ésta, la adoso más a mí. Nuestras caderas chocan y yo gruño contra su boca a lo que ella gime. Una de mis manos se entretiene dubitativa en el borde de su playera y cuando no me aparta, decido introducirla lentamente, acariciando su abdomen, sintiendo como se estremece por mi toque. Al llegar al borde de su sujetador, ella se aparta y sé que he ido muy lejos. Saco mi mano del interior de su blusa y rodeo su cintura con mis brazos.

Mantengo mis ojos cerrados con la frente apoyada en su pecho, respirando con dificultad. Courtney acaricia mi cabello y lo único que se me ocurre es que quiero permanecer así, disfrutando de sus caricias y su cercanía. Sé que no quiere nada serio y no estoy seguro de que estemos preparados para algo así... por ahora.

Un carraspeo generalizado hace que levante la cabeza sobresaltado y, sin darme cuenta, golpeo la barbilla de West y ella gime, pero esta vez de dolor.

— ¡Eres un imbécil, Evans! —sisea, llevando una mano a su mentón.

—Lo siento —murmuro por lo bajo con una sonrisa divertida.

Ella gruñe y, con la mano en su mandíbula, la mueve hasta que hace un crack y suspira de alivio. Abro los ojos más de lo normal ante lo que veo. ¡¿Cómo diablos hace eso sin soltar un grito de dolor?!

— ¿Cómo hi...?

— ¿Ya terminaron con sus ruidos de película porno? —la voz de Wilwock me interrumpe. West inmediatamente baja de la encimera, camina hasta él y lo golpea en el hombro con el puño cerrado—. ¡Auch!

—Cierra la boca, Wilwock —gruñe, enfadada. Él la mira indignado.

— ¡No era necesaria tanta agresividad!

La curva de su labio se eleva en cuanto él se gira hacia la sala todo ofendido. West da un salto y se cuelga a su espalda sin dificultad.

— ¡No te enojes, Nickito! ¡Sabes que te quiero! —eso saca una carcajada de parte de Wilwock y corre a la sala con ella a cuestas. Las chicas los siguen y me dejan a solas con mi hermano y Bryan.

— ¿Qué se traen ustedes dos? —pregunta Bryan, sentándose en un taburete seguido de mi hermano. Suspiro y hago lo mismo frente a ellos.

—No lo sé —admito, pasando una mano por mi cabello.

— ¿Le dijiste que fuiste tú quien golpeó a Frank? —pregunta Chase. Frunzo el ceño, confuso.

— ¿Cómo... cómo saben lo del idiota?

Take The RiskDonde viven las historias. Descúbrelo ahora