Cap.15

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  El sonido de la televisión la despertó. Abrió con lentitud sus ojos. Los talló. Efectivamente, la televisión estaba encendida. Madison se encontraba en el suelo de su habitación viendo un programa para niños. Se apoyó con las manos en el colchón y se sentó. Miró el programa por algunos segundos. Bob esponja. Se estiró delicadamente antes de ponerse de pie.
—Hola ______ —Saludó Madison cuando notó que su hermana había despertado.
— ¿Qué haces despierta a esta hora y en mi habitación?
—El tío Will salió muy temprano y me dio miedo de estar solita.
— ¿Sabes a dónde fue?
Madison negó encogiéndose de hombros, como si no le importara en absoluto.
—Le hablaré al rato— y dicho eso, se levantó completamente. Sacó su toalla del closet y entró al cuarto de baño.

  — ¿Quieres algo en especial para desayunar? —le preguntó al rato, después de haber terminado tomar el baño y arreglarse. 

—Lo que sea está bien para mí— respondió Madison sin dejar de jugar con sus muñecas sobre la barra de mesa.
_____ frunció el ceño. Normalmente cuando le preguntaba a Madison sobre el desayuno, ella respondía emocionada el platillo que le apetecía. Observó a su hermana tratando de encontrar una pista de lo que sucedía. Sin decir alguna palabra, ocupó el banco de junto al de Madison.
— ¿Qué ocurre? —Preguntó ______.
La pequeña de risos solo encogió sus hombros.
—Madison... —insistió, al no tener respuesta alzó su barbilla con sus dedos. Encontró un par de ojos azules brillantes llenos de tristeza y confusión—. ¿Te ocurre algo?
— ¿Algún día dejarás de quererme?
A la sorpresa de la pregunta, _____ se quedó inmóvil unos segundos. Sin pasar demasiado tiempo recobró la postura y analizó la pregunta que había sido cuestionada.
—No... claro que no. Nunca. ¿Por qué lo dudas Madison? —Preguntó desconcertada.

 La tristeza y confusión fueron sustituidas por lágrimas atrapadas en los parpados de la pequeña.

—Nicole vino ayer por la tarde mientras tú trabajabas. Ella me preguntó dónde te encontrabas, le respondí y me dijo que te alejarías de mi porque para los adultos hacían cosas más importantes, tenían que resolver sus problemas y no tendrías tiempo para mí— Su voz se quebró cada vez más. La primera lágrima logró escapar de sus ojos cielos—. Promete que jamás me dejarás, ______.

—Oh cariño—Musitó, al mismo tiempo que la abrazaba—. Jamás te dejaré, siempre tendré tiempo para ti. Te amo demasiado, Madison. Jamás lo dudes.

  

  Los días siguientes marcharon normales. Una semana pasó entre limpiando caballerizas hasta encargarse de los corrales con cerdos. Jay había tenido la grandiosa idea de solo trabajar los lunes, miércoles, viernes y sábado hasta antes que terminaran las vacaciones. _____ logró parte de lo que quería, no faltar a ninguna cita de Madison con el doctor. Solo quedaban dos semanas y medias más de libertad sin el colegio.
— ¿Ayer trabajaste en la hacienda con Jay? —le preguntó Madison. Ambas se encontraban limpiando la biblioteca del tío Will. Lo decidieron porque sabían que el hombre estaba pasando un momento malo. La mayoría de las mañanas solo salía sin desayunar en busca de un buen trabajo regresando con la misma decepción de siempre. A su edad, aunque no era tan viejo, era un poco difícil. La mayoría de las compañías solicitaban a jóvenes.
—Sí, desde la mañana.
— ¿Por qué tienes que salir todo el día? —le preguntó, de nuevo, Madison. Era la quinta vez, en todo el día que le hacía preguntas como esas. ______ quiso regresar el tiempo y evitar que la estúpida amiga de Madison jamás hubiera ido a casa.  

  —Ya lo hablamos, Mad. Tengo que ayudar a Will con los gastos.
Madison hizo una mueca en desagrado. Sostuvo un libro lleno de polvo, uno de los de estantes menos alcanzables. Leyó el título. << La princesita del Lago>>
— ¿Puedes leerme este libro a partir de esta noche?
______ echó un vistazo.
—El príncipe de la historia se llama como el chico de la feria— dijo Madison, sonriendo.
— ¿Jay? —Preguntó ella para cerciorarse.
—Ojalá que tú y él sean novios— pidió en un murmullo—. ¿Te gusta Jay?
Lo dudó, ¡Sí! ¡Lo dudó! Normalmente sería algo rápido y sencillo un 'No, no me gusta' pero en cambio fue difícil decir una respuesta verdadera. Se mantuvo en silencio. No le gustaba ¿O sí? Sus recuerdos vagaron al día en que sus labios sellaron una confesión por parte de él en aquel globo donde Jay entró en una histeria emocional. Confundida, callada, pensativa. La respuesta era fácil, aunque su mente lo negaba su corazón simplemente susurraba un sí. Cada latido en velocidad máxima cuando escuchaba su nombre lo decía todo.
—No— mintió— ¿Por qué preguntas?  

  —Porque me gusta que Jay sea tu amigo pero me encantaría que fuera el príncipe de tu cuento de hadas.
—Bueno, no todo es como uno quiere que sea.
Madison viró los ojos. _____ siguió limpiando cada libro negando aun lo que de verdad sentía. Aun no podía entrar a escena el príncipe, aun debía ser la bella damisela en espera por su chico.  


A reason to smile -Jay Park y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora