Cap.5

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  Siguieron caminando durante unos quince minutos más. Decir que estaba confundida era poco. Aun no podía descifrar a donde exactamente la llevaba. Se sentía extraña, miró el reloj de su mano marcaba las cuatro con cuarenta y cinco minutos. Él lucía tranquilo, en cambio ella no. Solo seguía a un extraño. Frunció el ceño y caminó más de prisa.
—Jay... esto se está volviendo cansado ¿A dónde vamos?
—Ya te lo dije, guapa—, Dijo él. La miró algunos segundos sin parar de caminar—. A Narnia.
—A Narnia irá tu cabeza si no me respondes seriamente—. Amenazó. Jay no pudo evitar soltar una carcajada. Debía reconocer que tenía carácter.
—Te mostraré la mejor parte de esta hacienda.
— ¿Podemos estar aquí? —. Preguntó. Jay asintió.
Se detuvo al ver un paraíso sacado de un cuento de hadas. El lugar era hermoso. Un lago con el agua azul como el cielo. Arboles con sus hojas verdes saliendo de cada una de sus ramas. ¿de dónde había salido todo eso? Miró encantada el lugar, Jay  observó su rostro. Era hermosa.
— ¿Te gusta?
— ¿Qué si me gusta? ¡Me encanta! —Respondió sincera—. ¿Todo esto es tuyo?
—No, es propiedad de una señora. Trabajé para ella el verano pasado, desde entonces me ve como el hijo   que nunca tuvo.

—Eres el hijo adoptado, ilegalmente, más afortunado del mundo.
—Creo—. Dijo él guiñándole un ojo. Ella no pudo evitar sonreír.
Jay conocía cada rincón de esa hacienda. Le había tomado mucho tiempo descubrir rincón por rincón pero cada momento había valido la pena vivirlo. Al fondo existían unas caballerizas donde se encontraban los caballos más hermosos y cuidados que pudiesen existir. En ratos libres, más cuando está aburrido, siempre cabalgaba. Era lindo hacerlo de vez en cuando.
—¡Auch ¡—Se quejó _____.
—¿Qué te sucedió? —Preguntó Jay curioso. Ella suspiró y negó levemente—. ¿segura?
—Sentí un golpe en la cabeza.
Jay miró hacia arriba, sonrió. Sabía de quien se trataba. Algunas veces Mally se comportaba un poco no amigable con las visitas. La llamó con un chiflido y de pronto el mono saltó a su espalda.
—Solo fue Mally. Te ha de haber caído un fruto por accidente.

  —Si, accidente—. Repitió entre dientes, con una mirada acusadora hacia el mono.
—Mally, no deberías estar aquí.
—Exacto, debería estar en una jaula de cadenas con destino a Japón.
El mono como si entendiera, aventó un fruto a la cabeza de ____.
—¡Mally! —Regañó Jay . El mono saltó al árbol y se alejó—. ¿Estás bien?
—Sí, por suerte no me ha fracturado el cráneo—. Bromeó ella. El golpe no fue tan duro pero si había dolido. No entendía el motivo del mono terminator golpearla. Se masajeó la parte agredida de su cabeza. Después de bajar por el gran cerro, ambos ocuparon un tronco como silla.
—Jay, ¿Qué hacemos aquí? —Preguntó con el ceño fruncido—. Esto se está volviendo aburrido.
—Quiero saber algo—Dijo él. ___ lo miró curiosa—. ¿Por qué me abandonaste en la feria?
—Oh vamos de nuevo con eso, — exclamó con cierta irritación ocultando el nerviosismo. Pensó que lo había superado de alguna manera—. Te lo dije, murió mi perro.
—tu perro Cotylex.
—Ese mismo.

  Jay lamió su labio inferior, pasó una mano por sus cabellos castaños peinándolos para atrás.
—¿En serio piensas que lo creí?
—Yo... bueno, este — Bajó su mirada y titubeó— Estoy realmente... apenada—. Finalizó nerviosa. Hubo una pequeña pausa de algunos segundos. Intentó distraerse con cualquier cosa para evitar su mirada pero al regresar con él, se encontró con unos ojos dorados mirándola intensamente. No podría más con eso, se puso de pie y caminó hacia un árbol grande, lleno de mangos maduros.
—Creo que ya te es costumbre huir de las cosas o personas—. Acusó él. ___ giró a verlo. Tenía un poco de razón pero debía entenderla. En estos días no es bueno confiar en alguien desconocido.
—No es cierto.
—Si es cierto— Contradijo él dando algunos pasos hacia ella. La acorraló en el árbol poniendo sus brazos al costado de ella. Jamás se sintió tan nerviosa, miró sus ojos penetrantes y dorados. En un instante se atrevió a bajar la mirada hacia aquellos labios rosados levemente delineados. Sintió su corazón latir de una manera veloz, tan veloz que creyó que saldría de su cuerpo—. Hace mucho que quiero besarte ¿Me dejas?
Antes de que ella pudiera contestar, Jay atrapó sus labios en un movimiento rápido. El choque de sus labios fue impresionante. Wow... la presionó fuerte contra el tronco, la llenó con su lengua y la dejó sin aliento. Era rápido, exigente, necesitado.  

  Muy necesitado. Era como si dependiera de ese beso para vivir. Como si necesitara esto para sentirse mejor. De manera inesperada, él separó sus labios cruelmente. La dejó con ganas de más, con ganas de seguir sintiendo ese sabor. Él la miró a los ojos, sonrió encantadoramente haciéndola sonrojar más aún. Sus frentes se rozaban al par de sus narices. Ella sonrió y de la nada estalló su mano en la mejilla de él. La miró desconcertado y confundido ¿Pero qué había sido eso? Estaba confundida... ¡Oh dios! Él la estaba haciendo confundirse, no era bueno. Vagamente con sus pensamientos se alejó de él. No podía enamorarse, ¡No! Tenía muchos problemas y no podía estar involucrada con un chico, guapo de esa manera, aparte apenas y lo conocía.
—Supongo que me lo merecía—. Más que una afirmación, fue una pregunta confusa. Jay no había entendido bien, primero lo besa y después lo golpea.
—No tienes el derecho de besarme, ¡Cretino!
—Tomé tu silencio como un sí— respondió él—. Ni que haya sido tan malo, sé que te gustó tanto como a mí.
—No, no es cierto— mintió—. Fue desagradable.
—Pues guapa, yo lo disfruté—. Confesó guiñándole el ojo. Abrió la boca con indignación y entrecerró los ojos. Con un bufido caminó de vuelta por el camino que los había llevado hasta donde estaban.
—¿A dónde vas? — Preguntó intrigado. ___ no hizo caso—. Una chica como tú no debería andar sola en un lugar como este.
Ella se detuvo. Jay sonrió con victoria. Se giró apenas y exclamó—: Si, porque de seguro Mally me violará y un simio robará mi cartera.
—Guapa, aquí no hay simios.
—Entonces, ¿tú que eres? —Preguntó enarcando una ceja y sonriendo deliberadamente. Jay frunció el ceño—. Iré a casa.
—Te llevaré yo—. Dijo él sujetándola del brazo.
—¡No! Iré yo solita. Déjame en paz. Es la peor cita que he tenido.
Jay rió. Ella lo miró seria.
—y ahora te reís, ¡bien! Que irrespetuoso eres.
Él rió más fuerte. —Guapa, eres una gruñona. Esto no era una cita, solo quise mostrarte este lugar.
—¿Por qué? ¡Ni te conozco, ni me conoces!
—Yo te conozco, te llamas ____ y tienes una hermanita pequeña.
—¡Uy, superas a Wikipedia! — Atacó con un agresivo sarcasmo. Su risa y él la estaban poniendo más histérica de lo que estaba. Suspiró hondo para tratar de no golpearlo—. ¿Puedes llevarme a casa?
—Está bien...
Jay se colocó el cinturón de seguridad al igual que ella. Prendió el motor del auto y arrancó de inmediato. Nunca pensó encontrarse a una chica como ella en sus vacaciones. Quería alejarse de la gente falsa por un rato, le era divertido charlar con alguien que no estuviera interesado solo en sus billetes y no conociera parte de él. Simplemente podía ser él. La miró de reojo, su perfil tenso le causó gracia. Sonrió a sus adentros, sin duda estas vacaciones serían las más divertidas de toda su vida.
— ¿Estás molesta?—Se atrevió a preguntar. ______ se movió un poco pero no respondió. Su inmadurez lo hizo sonreír—. No me hablarás, bien. Trataré de vivir con ello.
Segundos después aparcó el auto en medio de la carretera.
—¿¡Qué haces!? —Preguntó ella. Ahora Jay no respondió. Quería inmadurez ¡Bien! Él podía serlo aún más—. Estás loco, ¿Cómo te paras en plena carretera y encima en el lado contrario?
El sonido de un Clackson de auto captó su atención. Ella miró al frente, era un tráiler.
—¡Arranca! ¡Nos va a matar! —Exclamó al borde del colapso. Sintió su corazón latir rápido. Sus nervios de pánico salieron a flote. El tráiler se acercaba.
—No— dijo él—. Hasta que digas que el beso que te di te gustó. ____ parpadeó varias veces. ¿Podía ser tan inmaduro? ¿Podía poner sus vidas en peligro por un beso? ¿Estaba loco, acaso? Jay dudó al silencio de ____—. No me moveré hasta que lo digas.
Ella salió del trance:— ¡Me gustó, me gustó! ¡El maldito beso me gustó!
En una rápida maniobra, Jay prendió el auto y salió de la carretera dejando pasar al tráiler en un roce de distancia. Había conseguido lo que quería.—

A reason to smile -Jay Park y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora