Estábamos en el baño; la luz era cálida por las velas que Dylan había puesto. La bañera estaba llena de agua y espuma...
-Había pensado en bañarnos juntos...
Me quité la sábana que cubría mi cuerpo y avancé hasta meter una pierna en el agua. En ese mismo instante Dylan llegó por detrás, me sujetó de la cintura y se metió en el agua conmigo.
Una vez estábamos dentro se hizo un silencio incómodo, ninguno de los dos sabíamos que decir, lo único que hacía Dylan era darme besos en el cuello y decirme que me quería siempre a su lado. Al cabo de unos 5 minutos se me paró el corazón al oír una voz ajena a nosotros.
-¿Dylan? ¿Estás en casa?-provenía de la planta de abajo.
-¿Pero qué...?-dije asombrada.
-Mierdaaa... Se supone que mi hermana iba a llegar más tarde
-¡DYLAN!¡ESTÁS!-dijo su hermana histérica.
-¡SI ya bajooo!-dijo Dylan saliendo de la bañera y poniéndose el albornoz- Alice, nos tenemos que dar prisa.
Yo asentí, salí del baño, cogí una toalla y me empecé a secar. Dylan me trajo la ropa que me había prestado de su hermana, me puse el abrigo y antes de bajar Dylan se cercioró que no nos viera su hermana.
-Alice baja...-dijo susurrando.
Bajé y nos dirigimos a la puerta. La abrió, había parado de llover.
Juntó la puerta y nos despedimos con un cálido beso en los labios.
-Nos vemos mañana enana -dijo dulcemente.
Al fin llegué a mi casa, llamé a la puerta y me aseguré de que no se me viera la marca que me había hecho Dylan en el cuello.
Me abrió la puerta mi madre.
-¿Dónde estabas?-me preguntó preocupada- no son hora de llegar a casa.
-Lo siento de verdad, fui al cine con unos de mi clase