IX. Privación

193 27 4
                                    

William P.D.V.

No puedo parar las lagrimas. El padre sigue parloteando, la gente se mueve hacia el ataud con rosas rojas y blancas en sus manos, depositandolas con cuidado sobre este. Aprieto la rosa blanca en mi mano, siento las espinas incrustarse en mi palma pero se siente como un simple corte indoloro. La lluvia continua cayendo sobre nosotros, se lleva mis lagrimas como si fueran parte de ella.

No aparto mis ojos del ataud, no me muevo de mi lugar cuando el padre me llama para decir unas palabras, Matt termina ocupando mi lugar, pero de todas formas no oigo lo que el o alguien mas dice.

El ataud comienza a bajar y yo aun no he dejado mi rosa, no quiero hacerlo. No quiero que esto sea real. Solo que sea una pesadilla.

Escucho a lo lejos la voz de Matt, diciendome que todos se han ido ya y que solo estamos el y yo en todo el cementerio. Me pide que lo acompañe y suelte la rosa porque me estoy haciendo daño. Solamente lo sigo hasta el auto.

Quiere saber como me siento. No quiero hablar de como me siento. Solo la quiero a ella. Le digo que estoy bien.

-William.-dice en un tono de preocupacion.

-Estoy bien.-respondo simplemente, sin apartar mi vista de la ventana.

-¿Y Jared?-digo serio.

-Con mamá, ella lo cuidara un tiempo.-dice suspirando.

Asiento en silencio.

Llegamos a casa. Entramos al interior y le digo que necesito estar solo, por lo que se va a casa de Rebecca. El silencio en mi casa es desolador, ya no escucho su risa o el aroma del almuerzo que ella preparaba todos los dias. Me quito la chaqueta y la corbata, las dejo en el piso de la entrada.

Voy a mi oficina. La puerta esta abierta, hay una caja encima de mi escritorio, voy hacia ella y la abro. Mi garganta se cierra de inmediato y me doblo con dolor, otra vez las lagrimas caen. Alzo con mis manos el cuadro y abro la tarjeta rapidamente, la leo y eso no hace mas que romperme.

"Nuestra pequeñita.
Con amor, Annie."

Ella me dijo que me tenia una sorpresa, una que iba a develarme despues de que volviera de la caminata con el perro. Golpeo la mesa con mis puños, lloro mientras toco la imagen de la ecografia que se hizo. Gimo con dolor, una pequeña. Eso esperabamos. Grito y arrojo las cosas que hay sobre mi escritorio, la foto es lo unico que queda sobre el escritorio.

Me levanto y voy hacia la estanteria de alcoholes, cojo una botella de whiskey y la abro, dandole un largo trago. El dolor todavia sigue alli. Termino toda la botella y la arrojo al piso, tomo una de vodka y comienzo a ingerir el liquido. Quema en mi garganta, pero no quema lo que quiero que desaparezca. Grito con frustracion e ira, tiro la estanteria al piso y todas las botellas se rompen en miles de pedazos. Mi respiracion sigue siendo agitada, el escozor en mis ojos persiste al igual que las jodidas lagrimas de tristeza y sufrimiento.

Abro la caja fuerte detras de un cuadro y saco un revolver, junto con otra botella de vodka. Salgo de mi oficina y voy a nuestra habitacion, alli no puedo mas. Me derrumbo y trato que el dolor salga con las lagrimas, pero este se queda en mi interior, quemandome y extendiendose a todo mi cuerpo. Es demasiado, no puedo con él. Quiero que desaparezca. Esta consumiendome, destruyendo parte por parte de mi corazon. Mi respiracion es hiperventilada y rapida.

Debi quedarme en casa. Debi volver deprisa. Debi perdonar a mi padre. Debi dejarla ir cuando me dejo. Debi haberla protegido.

-¡Es mi culpa!-grito descontrolado.

-¡Soy un hijo de puta!-gruño.

Dakota tenia razon. Todo aquel que se me acerque, morira. Nunca podre ser feliz. Nunca podre librarme de Bastian. Soy la mierda que nadie quiere en su vida.

"Eres un objeto. Y solo estas vivo por el dinero que tienes."

"No mereces nada. Porque eres nada."

"No mereces estar vivo, ni ser feliz."

"Todo mundo te odia."

"No sabes hacer otra cosa que lloriquear y lamentarte."

"Solo los debiles y pateticos, se cortan como tu."

"Todos moriran a tu lado."

-Basta.-digo sujetando mi cabeza con fuerza.

"William, ¿porque me dejaste morir?"

"Nuestra hija y yo morimos por tu culpa."

"Alejate de Jared. Tu no eres su padre."

"Me dejaste morir como lo hiciste con William."

-¡YA BASTA! ¡YA BASTA! ¡YA BASTA! ¡DEJENME EN PAZ!-grito en un ataque de panico, respiro muy rapido.

Pongo la punta del revolver en mi cien, todo yo tiembla, las lagrimas arden y no puedo respirar. Cierro mis ojos con fuerza.

-¡AHHHHHHHHHHHHHHHHH!-grito y jalo el gatillo.

Click.

Inhalo aire con brusquedad abriendo mis ojos, bajo el arma y veo que no tiene balas. La arrojo lejos de mi.

Voy hacia el baño, cierro la puerta detras de mi. Busco entre los estantes del baño algo afiloso. Encuentro unas hojillas metalicas.

-¿William?-escucho la voz de Matt.

Flashes de ella aparecen en mi cabeza; su sonrisa, su cabello, su risa, sus ojos, su cuerpo, su voz, su olor, la pequeña curva de su vientre. Mis ojos se humedecen, el nudo en mi garganta se vuelve un impedimento para respirar, mi pecho duele tanto, lloro y me encojo de dolor y sufrimiento.

¿Porque ella? ¿Porque tenia que morir? ¿Porque no yo? El dolor se extiende, propagandose por todo mi cuerpo, obligandome a sentirlo como si estuviera rodeado de él.

-Les falle a todos.-murmuro cabizbajo.

Pongo la hoja sobre mi muñeca y comienzo a deslizarla, la sangre empieza a brotar y algo del dolor se va, pero no es suficiente. Soy una mierda, todos estaran mejor sin mi. Aprieto mas profundo y una mueca se forma en mi cara, gimo con dolor.

-¡William! ¡Abre la puerta!-la puerta del baño se mueve con los golpes de Matt.

La sangre empieza a formar un charco a mi alrededor, mi respiracion vuelve a tornarse mas lenta, mis ojos se cierran por si solos, ya no tengo fuerzas para mantenerme parado, caigo al piso, mi mejilla toca el piso. Tengo frio. La puerta se abre de golpe y veo a Matt entrar por la puerta con rapidez.

-¡No, William! ¿¡Que has echo!?-dice y se arrodilla a mi lado, me mueve para que quede boca arriba.

Coje una toalla de un estante y rodea mi muñeca con ella, rapidamente se tiñe de rojo. Estoy cansado.

-¡Eres un idiota! ¡Un estupido!-dice a medida que marca un numero en su celular.

Unas cuantas lagrimas salen.

-No puedo vivir sin ella...-murmuro casi sin voz, cierro mis ojos.

-¡William! ¡No te atrevas a dormirte! ¡No, joder! ¡Quedate conmigo!-su voz se oye lejana.

El dolor ya casi desaparece. Solo un poco mas. Escucho a lo lejos unas sirenas. Y luego un sumbido en mis oidos.

Silencio sepulcral.


#3 | Trilogía SCG | GoldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora