¿Perdido?

321 39 6
                                    

Rubén.


Alex me miraba fijamente, tanto que me estaba poniendo jodidamente nervioso.

-¿Qué pasa?- Pregunte mientras caminaba hacia el salón y me sentaba en su nuevo sillón negro, que tenía un tacto áspero. Mangel estaba con Chetto y todos los demás en la cocina, buscando y preparando las bebidas, cosa que al mismo tiempo que me tranquilizaba, irónicamente ponía mis nervios de punta. 

-¿Interrumpí algo?- Me empujó suavemente para hacerme saber que se quería sentar a mi lado. Me eché para la derecha, haciendo espacio al lado contrario y le deje bastante espacio. 

-¿Qué dices?- No sabía a qué coño se refería, y por el tono que usé, alto e irritado, él tranquilizó su expresión burlesca. "Maldito enano"

-Que si antes, cuando os abrí la puerta, interrumpí algo entre...- Se acercó a mí tanto como pudo, hasta que su nariz rozó mi mejilla y sus susurros me hicieron cosquillas.- entre Mangel y tú...- No quería que siguiese hacia ese tema. tenía que alejarse de eso, mucho, todo lo posible. Y lo posible era todo.

-¿Tú eres gilipollas? ¿qué ibas a interrumpir entre... nosotros?- Intenté sonar todo lo más seguro posible, pero ni yo mismo creía mis propias palabras. ¡Claro que nos había cortado, y en un momento muy esperado, al menos para mí!

-Es que últimamente estáis muy raros, sobretodo Mangle que el subnormal parece muy perdido- ¿Perdido? ¿Mangel estaba perdido? ¿cómo estaba yo entonces? Entonces, a mí, desde luego no me encontrarían ni con la mejor tecnología.

-Deja de decih tonteríah, que yo ehtoy muy...- Puso sus ojos en mí, brillando cuando conectó con mi mirada. Ese brillo provocó palpitaciones en lugares indebidos.-... Aquí- No me esperaba que apareciese de la nada, y mucho menos en esta conversación tan extraña e íntima. ¿Cuánto habrá escuchado?

-¿Cuánto has bebido ya, que no sabes ni hablar?- Reí intentando aparentar normalidad e intentar que no se notase nada extraño entre ambos, ni la burbuja que brillaba invisible que nos rodeaba a los dos, ni mis latidos frenéticos; aunque si Alex se había percatado de ello ¿quién más lo habría hecho? ¿los subscriptores? ¿amigos? 

-Na' y tú tampoco vah a bebeh na'.- Explicó, aunque sonó tajante sin dejarme replicar, tendiendome un vaso. Miré fijamente el contenido de este y después lo olí.- Es solo coca-cola, no te voy a drogar.- Mientras soltaba una carcajada que no tardó en acompañar, como los retrasados que éramos, mis deseos de preguntarle por qué no podía beber esta noche me dejaron sin pensar, pero no lo hice, simplemente asentí, cogí el vaso y le di un gran sobo- porque mi garganta estaba seca- y lo obedecí como un niño pequeño.

-¡Vamos a jugar!- Gritó Alex desde el fondo del salón, con Eva sentada en sus piernas. ¿Cuándo nos habían dejado solos a nosotros dos? Cuando estaba con él, me aislaba del mundo, y eso era tanto lo mejor como lo peor. 

Así que pusimos la Play, Mangel y yo nos sentemos en el suelo, pegado el uno al otro, y con un mando para los dos. 

-¡Primero voy yo!- Gritó Mangel justo en mi oído.

-¡No grites, capullo!- Arrebaté el mando de sus manos y él se me quedó mirando fijamente, completamente serio. Empecemos a reír hasta que nos quedemos sin aliento, mirándonos en uno al otro como horas antes había pasado. Pero él se volvió a alejar tirando, otra vez mis ilusiones todo lo lejos posible. 


Él tenía que parar de hacer eso. De darme y arrebatarme la esperanza. 

   Tenía que parar de verdad.

          Porque no sabía cuánto más soportaría. 



Pero entonces él cogió mi mano, intentando simular que solo estaba agarrando el mando, y algo en mí brilló de nuevo. 





Nuestra historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora