Admitirlo en voz alta.

312 37 3
                                    

Rubén.

Sus palabras se repiten en mi cabeza, bailando alrededor como la canción más pegadiza que jamás haya podido escuchar. Debería ser simple, fácil, pero cuando se tratan los temas del corazón nada lo es. No puedo evitar mirarlo, es como si brillase con luz propia, esa luz que no te ciega si no que hace que solo quieras mirar allí, y Dios, cuando sonríe juro que algo se ilumina en mí, como si luz se metiese en mí a través de su sonrisa y es que es mucho más bonita que la mejor melodía del mundo y, realmente detesto ser tan cursi porque yo no soy así, porque nunca me ha gustado, porque significa ser débil, pero por él... a veces siento que soy capaz de hacer cualquier cosa, incluso ser la persona más pastelosa del mundo.

No sé cómo hemos terminado aquí, y apuesto todo lo que tengo, que él tampoco lo sabe, porque lo último de lo que ambos somos conscientes es que estábamos en casa de Alex, jugando a la Play, su mano sobre la mía en el mando, con dulces caricias secretas, solo entre nosotros y después, Mangel se había pegado a mí, poco a poco, haciéndolo de forma sutil y yo intenté con todas mis fuerzas no hacerme ilusiones porque en lo que iba de día había tirado y pateado mis sentimientos como mínimo tres veces. Y dolía. Pero ahí estaba de nuevo, el corazón haciendo su labor, y cuando sus caricias se volvieron más constantes y dulces, yo me dejé llevar con el pensamiento de que realmente él no sentía pena por mí, que sus palabras eran ciertas, que de alguna forma él me quería de la misma manera en la que yo lo hacía, que con los años él había dejado de verme con los ojos de un amigo y ahora me miraba con el corazón, como a una persona, como a una posible algo que tenía oportunidades. Que nuestra amistad no era un impedimento para amar, al contrario, que podría dar rienda suelta a una relación mucho mejor.

"¿Aunque significa apostar nuestra amistad?"- Esa pregunta seguía parpadeando en el fondo de mis pensamientos, pero la alejé demasiado concentrado en los mimos de Mangel.

"En la noche hablamos"- Me había dicho a lo largo del día incontables veces, pero yo quería que esa noche llegara ya, porque quería saber si todas las cosas que yo había montado en mi cabeza podrían salir a la luz, o por el contrario, tendría que irme y esconderme en una cueva hasta que recuperara mi corazón o mi dignidad, lo que ocurriera antes. Aunque, siendo sinceros, siempre me pregunté que si a uno le rompen el corazón, ¿puede volver a tenerlo de nuevo, tan entero como antes? ¿Volver a amar con la misma intensidad?

-¡Rubius!- Gritó Alex, detrás de mí, haciéndome saltar lejos del menor, quien paro de acariciarme. Mi corazón en la garganta por un segundo, como si me hubiesen atrapado haciendo algo muy, muy malo.

-¿Qué, gilipollas?- Grité, aún algo agitado.

-¡Que te toca, coño!- Giré la cabeza para ver a Mangel, parado allí -un poco más lejos que antes- con el mando apuntando hacia mí, y lo único que podía pensar es que realmente quería irme de allí.

Cerré los ojos y miré a Alex, quien seguía esperando a que cogiese el mando y jugase contra él, pero no. No hoy.

-Que va, me voy a ir ya...- miré a Mangel de soslayo.- estoy cansado y tengo que mirar un vídeo....- Dejé caer, levantándome del suelo.

-Entonceh yo también me voy.- El aliento vuelve a mis labios cuando él decide seguirme, y es que al estar ya en la puerta había pensado que él se había arrepentido y que me iba a dejar solo.

-Que aburridos sois, macho....- No escucho nada más de lo que dice mi pequeño amigo y cierro la puerta, avanzando en mi camino sin saber si debería esperar al menor o seguir solo.

(...)

Al llegar a casa, voy directamente a la cocina -quizá para calmar mis nervios, o porque realmente mi boca está seca- y cojo el primer vaso que veo -la taza de hora de aventuras- y bebo y bebo hasta que me atraganto con el agua cuando escucho la puerta y unos pasos irrumpen el silencio de la habitación. Me siento el ser más imbécil del mundo, y con razón. ¿Cuándo me convertí en un niño pequeño, teniendo tantos años?

Lo veo tirado en el sillón, con su brazo izquierdo tapando los ojos como si estuviese a plena luz del día y el Sol lo molestase muchísimo, y sus labios fruncidos. Me siento cerca y él cambia su posición unos segundos para mirarme, se levanta sin más preámbulos y cuando puedo apostar mi vida a que va a decir algo, vuelve a tumbarse en el sillón, y yo tras él, no sé porque, simplemente lo hago, apoyando mi cabeza en su estómago. Quiero parar el tiempo, quiero que deje de hablar, quiero levantarme un poco y besarlo, quiero... quiero todo lo que no se me está permitido.

-Rubén....- Mi nombre con ese tono tan dulce y cuidadoso produce cosas extrañas en mi estómago, cosas que no dejo que pasen a más porque no quiero parecer una chica chillona con las hormonas revolucionadas por su primer amor. Cierro los ojos cuando su mano se coloca en mi cabeza y sus caricias vuelven; en este último día hace mucho eso, acariciarme, como si quisiera asegurarse de que sigo aquí, con él a su lado. ¿Por qué iba a abandonarlo? ¿Por qué si desde que estoy con él todos los días son especiales, ya sean buenos o malos? Quizá por eso acabé cayendo por él, por alguien que nunca pude imaginar que vería como más que un amigo, algo más que un hermano, pero... ahora, sin saber lo que él siente, aunque sea doloroso, extraño y me acojone muchísimo, no me arrepiento. Porque él me hace querer ir más allá, él me hace querer explorar cosas nuevas -irme de la casa de mis padres para vivir juntos, viajar a su pueblo escapándome de mis padres solo para verlo por primera vez, querer besar a un chico, querer acariciarlo, querer enamorarme, querer ser mejor persona...-, él me hace querer vivir, y sé que, bueno o malo, siempre estará allí, avalando mis virtudes y ayudando y aceptando mis defectos.

"En realidad es algo lógico enamorarse de tu mejor amigo..."- Sus caricias se detienen, y tal y como hace un rato, frunzo el ceño en una queja que él jamás verá.

-Creo que eh momento... de hablar.- Asiento, aún estando apoyado en su barriga, y él ríe, seguramente porque tal acción le produce cosquillas, así que vuelvo a repetirlo porque ambos somos idiotas y aún en situaciones como estas no podemos hacer más que reír y reír y reír. Y es otra de las muchas cosas que me gustan de él, que el mundo puede estar derrumbándose a nuestro alrededor y yo jamás perderé mi sonrisa si Mangel está a mi lado, eso era antes -antes de tener estos sentimientos por él- y será ahora, pase lo que pase con nuestra amistad, aún si lo tengo en la otra parte del mundo porque le repugne o quizá más cerca que nunca si su corazón late al mismo ritmo que el mío, bombeando cursiladas por su persona.- Tenemoh mucho que decih...- Vuelve a hablar, cuando su risa se ha sofocado un poco.

Me enderezo y me siento, totalmente recto, mi espalda pegada al sillón que es algo rasposo. Estoy tan nervioso que tengo que respirar y apretar mi mandíbula para no correr a mi habitación, y es que imaginé cosas raras que podrían darse con Mangel -desde tener que escapar de la policía hasta una noche de borrachera y terminar besándonos- pero no esto, no que él me gustara y ahora tener que hablar de mis sentimientos frente a él. Pero lo haría, porque había llegado hasta aquí y enfrentaría lo que el futuro tuviese deparado para mí, con mi cabeza alta, y quizá con un poco de miedo recorriendo mi cuerpo.

-Empieza tú.- Es lo único coherente que puedo decir después de unos minutos de silencio donde, seguramente ambos estuvimos pensando.

Sé lo que va a preguntar, antes de que su boca articule palabra alguna. Porque es lo que yo llevo deseando decirle desde la primera vez que eso pasó.

-¿Qué significóh esoh besos para ti?....- Lo escucho desde mi posición -ambos en cada punta del sillón, pero nuestras rodillas rozándose- ¿Qué sienteh por mí, Rubiuh?- Quizá soy yo porque este es un momento delicado, pero que use ese sobrenombre en esta situación, solo hace que mi miedo aumente.

-Yo...- Trago saliva y por más que muevo mi boca las palabras no salen.

Es fácil pensarlo, decirme a mí mismo que Mangel realmente me gusta, es fácil aceptar la realidad dentro de tu mente, donde nadie puede escucharte... pero es tan difícil admitirlo en voz alta, donde todos pueden escucharte y juzgarte... Entonces, ¿cómo le digo a Mangel todo lo que siento? 


----------------------------------

Feliz San Valentin a todos <3 <3 

Espero que os guste mucho este capítulo y que sea una gran día para todos, lleno de amor y esas cosas que hacen vomitar y asdñfkjasdfksjdf xDD ^-^

¡Nos vemos! ♥

Nuestra historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora