El primer día

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Yo llevaba una vida tan bonita, la chica normal, con buenas notas en la estúpida escuela, con buenos amigos (hipócritas). Todo en mi mundo era color de rosa. Todo era bonito. Ese día, viernes, llegué de la escuela y en casa me esperaban para comer, también estaban mi hermana y mis sobrinos.
---Muy rica la comida, mamá---le digo a mi mamá mientras me paro a dejar el plato en el fregadero. Ella no me contesta, solo sonríe y los dejo terminar.

***

---¿Qué haces?---pregunta Roberto (mi sobrino mayor) entrando a mi cuarto.

---Nada, voy a leer.

---¿Puedo prender la computadora?

---No se si puedas.

---Sí puedo.

---Entonces hazlo.

***

Se oyen sirenas de ambulancias, policías abordo de patrullas pasan por mi calle y mi madre se asoma para ver que es lo que pasa. Luego me somo yo, al final todos estamos de metiches viendo en la puerta, según creo se dirigen a una pizzería, por la ruta que tomaron. Esa pizzería es rara, tienen extraños robots en forma de animales que cantan a la hora de comer, al menos eso dicen, yo nunca he ido, pero mis sobrinos sí y les gustaba ese lugar, pero dejaron de ir por un tipo.
Creía que todo se había acabado, pero, entonces sucedió: Doblando la esquina, corriendo con una extraña sonrisa, vestido de morado, pasó frente a mi el hombre más guapo que jamás hubiera visto, clavando sus ojos brillantes en mis pupilas dilatadas y desapareciendo al dar vuelta por la otra calle.
De repente me bajaron de mi avión, cuando un policía nos dijo que nos mietiéramos a la casa, pero estaba segura de que esa sonrisa la recordaría hasta en mis sueños.

***

Descolgué el teléfono para hablarle a mi hipócrita y mejor amiga, pero para eso estaba, para contarle los hechos.

---¿Bueno? ¿Elena?

---No, estúpida, soy tu mamá.

---Hola perra.

---¿Qué haces Elsa Pato?---La muy chistosa me dice así, carcajeandose.

---Idiota. ¿Adivina que?

---¿Ya no eres virgen?---Parece que dice el chiste más divertido del mundo, no para de reírse hasta como en un minuto.

---No, no es eso. Pero conocí a un chico.

---Tienes que contarme todo. ¿Donde vive? ¿Cuantos años tie...

---No lo conozco---Le corto su rollo de "amiguis".

---¿Qué entonces como?

----Hubo algún problema, pero lo vi correr y me gustó, nunca vi a alguien como él, es mayor que yo y su cabello y tiene una sonrisa...

---Y no lo conoces. Por favor, Elsa. No estarás hablando en serio.

---¿A que te refieres?

---¿Tu? ¿Enamorada? Pfff...nadie se enamora por ver a alguien correr.

---¿Enamorada?---Maldita Elena, tiene razón, no lo había pensado, nadie se enamora por eso.---Oye tienes razón, que ridículo, pero sí estaba guapo, en fin, nunca lo volveré a ver---.

---Yo solo te digo lo que pienso, pero me extraña de ti, cuídate idiota.

---Adiós bitch. Cuídate.

Si bien eso cierto, yo ni siquiera puedo enamorarme, que locura, por Dios.

---No te hagas, te gustó---Dice Roberto, entrando a mi cuarto otra vez.

---Oye no, sólo lo vi, me pareció extraño, eso es todo...

---¿Ves? Ni siquiera te dije quien, pero tu sólo piensas en el que pasó corriendo.

---Ah...da igual. ¿Vamos a la tienda?

---¿Lo quieres ver?

---Ya, no te pases. Mejor vamos.

---Jajaja. Vamos.

Así pasó aquella tarde cuando lo conocí, mi hermana se fue, mi mamá y papá durmieron, pero el recuerdo de él, permaneció despierto incluso cuando me dormí...

Un amor demoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora