Cómo ya era costumbre, la señora Gutierrez, madre de Elsa se dirigió a la pizzería para recoger a su hija, pues ya eran las seis de la mañana y tenían cosas que hacer.
Esperó un rato para que su hija saliera, pero ya eran las 6:40 AM y aún no salía, hasta que el vigilante de día, Jeremy, llegó.---Buenos días, señora.---Saludó Jeremy a la señora Gutierrez.
---Buenos días.---Contestó ella.
---No me diga, esta esperando a su hija ¿no?---Dijo Jeremy mientras abría la puerta.
---Sí---Sonrió la señora.---Se ha de haber quedado dormida.
---Pues, pase, pase, vayamos por ella, para que duerma en su casa.
---Muchas gracias.
Y ambos se introdujeron al establecimiento de comida rápida, pero ambos notaron un mal olor que se combinaba con la humedad.
---¿Qué es ese olor?---Preguntó la señora al mismo tiempo de taparse la nariz.
Jeremy con algo de nervios contestó:
---Pizza echada a perder, supongo.
---¿Pizza? Hace mucho tiempo que aquí no hacen pizzas, está en mantenimiento ¿no?
---Eso... quise decir... ---Sonrió Jeremy de manera forzada.---Vamos por Elsa.
Cuando llegaron hasta la oficina, una escena siniestra en el piso es lo que ambos observaron, sobre todo para la señora Gutierrez, que encima del cuerpo de su hija había un mono blanco y negro, debajo de los dos cuerpos, el de Elsa y el de la marioneta, un charco de sangre espesa que estaba secándose con el aire del ventilador.
---¡HIJA!---Se le desgarró la garganta a la señora y en su cara se podía ver el horror y la tristeza que inmediatamente la atacaron.
A Jeremy se le saltaron los ojos y le dio una náusea inmune al pensar que el títere la había matado.---¡Llamaré a la policía!---Dijo Jeremy tomando el teléfono, mientras la mamá de Elsa cayó encima de la sangre derramada y haciendo que se mezclara con sus lágrimas. Quitó al muñeco y vio en la cara de su hija una sonrisa de esperanza, una sonrisa que se le originó a Elsa saber que el títere le ayudaría, pero que ya era muy tarde y la señora abrazaba el cuerpo con una fuerza interminable, mientras se lamentaba y dejaba ir pedazos de su alma en cada grito, en cada sollozo, en cada lágrima. Manchada de sangre quedó su blusa y manchado de dolor quedó su ser, sin aún entender que le había pasado a su niña.
---Señora, p-por favor, apártese, ya... ya viene la policía.---Dijo Jeremy tomando a la señora de los brazos y levantándola del piso.
---¡SUÉLTEME, QUIERO ESTAR CON ELLA!---Se volvió a echar sobre el cuerpo---¡¿Por qué, por qué, por qué mi hija?!
Un largo rato de sollozos y gritos desolados pasaron hasta que llegaron al lugar la policía y los paramédicos, lamentablemente sólo llegaron a confirmar lo que ya sabían: Elsa murió desangrada, pues la herida era profunda y la adrenalina que sentía hizo salir mas rápido su sangre. Al menos eso dijeron ellos. O pudo haber sido un infarto.
Buscaron en los interiores de la pizzería, entre las salas y nunca encontraron nada, no había señales del tipo que había asesinado a Elsa, la joven de diecisiete años que quería un amor loco y desquiciado, psicópata y enfermo, que al buscarlo tanto lo encontró.
Se dio cuenta muy tarde que eso no era todo en la vida, intentó escapar de esa red que ella misma tejió.
Ella se sentía volar muy alto cuando estaba con él, tan alto, que el putazo que se dio contra el suelo la mató, no hay peor metáfora que esa, porque no lo es, fue su realidad...

ESTÁS LEYENDO
Un amor demorado
AléatoireElsa tiene 17 años y en medio de su locura juvenil, se enamora de un misterio.