CAPITULO 25

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Mi padre me empezó a limpiar mis lágrimas y mientras miraba a través de sus ojos pude ver la esperanza inundar sus ojos en forma de lágrimas no derramadas

-Papá debemos traerlo de regreso- dije refiriéndome a Yemaya

-Lo haremos mi pequeño pececito- mi corazón dio un brinco inflándose de alegría al saber que él también estaba al tanto del apodo que mi madre me había puesta ya hace muchos años atrás

Nos quedamos en silencio por un tiempo aunque lo sentí como si fuera un suspiro, ya que todo lo que ha pasado estos días me inundo y pensar que hace unos pocos meses yo vivía una vida donde solamente haba sufrimiento a cada paso, pero llego Dylan y todo lo inundo de colores y me dio una esperanza. Me trajo de regreso a mi padre y a mi hermano, tal vez el no este del lado correcto o al que realmente pertenece, pero rayos que si no lo traeré hacia nosotros, mi hermano, en este momento ya no sabía que sentir, me siento confundida, alegre y triste.

Salimos del despacho de mi padre, ya un poco más relajados, mi padre me dijo que fuera a descansar y fui caminando directamente hacia las escaleras, aun inundada de todos los acontecimientos. Cuando estoy a mitad de la escalera en forma de caracol enorme, me doy cuenta que no sé cuál es mi cuarto, ya que bueno no estuve aquí mucho tiempo antes de que hiciera mi drama del año, bueno creo que veré alguna que este desocupada.

-Dylan- lo dije en un susurro al momento que miraba hacia arriba, pensé que él estaba dormido el me reconoció con una tierna sonrisa, Dios tengo tanto que contarle y también muchas preguntas que hacerle, pero más que nada necesitaba de su compañía, él era mi ancla para no volverme loca.

-Nena ¿Cómo estás?- en su cara se dibujaba una sonrisa, pero no llego a sus ojos, sus ojos reflejaban preocupación y cansancio, las ojeras bajos sus ojos también me lo decían, mi amado Dylan.

Ni siquiera quise responder a esa pregunta ya que mi cuerpo y mi corazón lo necesitaban cercas, lo abrace y en el camino casi rodamos ambos escaleras abajo, lo atraje a mí en un abrazo fuerte, puse mi cara en su cuello absorbiendo el delicioso aroma de su piel, olía a mar y a mío.

Creo que el sintió la urgencia de mi abrazo, al principio definitivamente lo sorprendí, pero él también me respondió entre sus brazos firmes y dio un suspiro de alivio.

-Dylan...- mis palabras eran un susurro solamente para que sus oídos escucharan, mis palabras llevaban angustia en ellas y pedían redención

-Lo se nena, lo sé- claro que él lo sabría, el sentía y sabría todo de mí, él era mi otra mitad, el amor de mi vida, por supuesto que lo sabría, sabía que me hacía falta parte de mi alma, esa que este último año creo que jamás volvería. Pero hoy, hoy supe que estaba ahí afuera y la haría volver.

-Ven nena, vamos, te llevare a tu cuarto- asentí en su cuello y solo me separe lo suficiente de él como para que me guiara a mi cuarto. Caminamos por un largo corredor, algo parecido a lo de su casa, pero este era aún más ancho y largo, en la cuarta puerta a la derecha entramos y el me llevo directamente a mi cama, pude ver que estaban mis cosas en ella.

-Acuéstate nena, necesitas descansar ha sido un día de locos- me recostó en el lado derecho de la cama, pero yo lo necesitaba esta noche

-Quédate conmigo- más que una petición era un ruego, lo necesitaba cercas de mí, pero también necesitaba que habláramos, tal vez él podría ayudarme con mis dudas. Vi que en su cara la confusión o no sé si se estaba debatiendo en si estaría bien o mal.

-Por favor- dije

-Está bien- lo dijo con destello de ternura en sus ojos

Dio la vuelta a la cama y se recostó sobre su espalda al lado mío, yo fui directamente y me acurruque a su lado. Dioss como podría estar tan feliz por nosotros en estos momentos, cuando mi hermano esta allá en garras de esa mujer despiadada. Cerré los ojos con fuerza y mi cuerpo tensándose ante el recuerdo de esa mujer, que sabrá Dios que le ha hecho a mi hermano.

NERISSA: EL LLAMADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora