CAPITULO 12

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Al terminar de arreglar mi maquillaje en el baño fui a mi armario tome un cárdigan blanco para más tarde ya que siempre por las tardes hace un poco de frío por la brisa del mar, me puse un poco de perfume y agarre mi bolsa para hacer mi camino escaleras abajo, al llegar al primer piso escuche un mormullo de voces que venía de la sala el cual decidí seguir. 

Y ahí estaba el en toda su majestuosidad, estaba de espaldas a mí con unos bermudas color caqui combinada con una camisa blanca a la que le había arremangado los puños hasta sus codos y con unas sandalias café, pareciese que cada parte de su piel fuese perfecta con sus músculos bien tonificados no muy trabajados solo todo bien y en su lugar, se dio la vuelta y vi como sus ojos vagaron desde el dobladillo de mi vestido hasta mis ojos, eso hizo que me ruborizada.

-Wow- me dijo con los ojos como platos.

-Hola- dije tímidamente aun con mis mejillas como tomate, nos quedamos viéndonos mutuamente , atónitos y sin percatarnos de que había más personas en la habitación, solo era mi mama pero aun así se sentía un vinculo entre ambos que casi podías ver las chispas repicar en el aire que estaba alrededor de ambos. 

-Bueno chicos- dijo mi mamá con una media sonrisa, hizo que pegáramos un pequeño brinco – es hora de que se vayan no querrán que se haga más tarde, Dylan cuida a mi bebé- mamá lo miro mientras le guiñaba un ojo y hacia su camino a su cuarto. Supongo que Dylan la mantuvo informada acerca de la sorpresa que me tenia, al fin que no le costaba nada a mi madre ser cómplice en estas cosas. Me parecía sumamente tierno.

-¿Vamos?- me pregunto Dylan mientras me tendía su mano, en la cual me di cuenta que traía una pulsera hecha de tiritas de hilo y le colgaba una estrella y una piedrita muy parecida a la mía ya que tenia los mismos colores.

-Si, claro- dije mientras le tendía mi mano en respuesta y con su tacto vino el calor característico que siempre anhelaba sumándole una extraña chispa.

Salimos y el sol empezaba a querer esconderse en el horizonte, me abrió la puerta del auto y posterior hizo su camino hacia el asiento del conductor. Estaba sumamente nerviosa, estando con el todo era estar a la expectativa, cuidar cada movimiento, nunca me fiaba de mi, ya que seamos sinceros era sumamente torpe y no quería que se burlara de mi, aunque se que no lo haría pero enserio me cohibiría mucho.

Que nervios! Los nudos en mi estomago cada vez son mas.

Tomamos camino hacia la playa, aunque pude ver que no iríamos a la parte en que van todos los turistas. Adelante como unos cinco kilómetros se encontraba un lugar más tranquilo, parece ser que pensó en todo.

Estaciono su auto y salimos de él, no caminamos ni cien metros cuando pude vislumbrar una pequeña fogata rodeada de piedras y al lado estaba una manta en la arena y junto a ella una canasta de mimbre. Era emocionante, también pude ver que Max, el amigo de Dylan estaba sentado en la arena, no comprendía que hacia el aquí, pensé que solo seriamos nosotros dos.

Oh decepción! Pero no importa, el detalle es el que cuenta, cierto?

-Hola Max- dije tratando de disimular mi decepción en todo esto con una sonrisa a medias.

-Hola- me dijo en respuesta con una sonrisa picarona, casi me daba la impresión de que empezaría a mover las cejas insinuantemente, pero no lo hizo.

-Gracias Max, cualquier cosa te marco- dijo Dylan al lado mío mientras saludaba a Max en un una abrazo de hombro a hombro de los hombres y seguí sin comprender.

-Si no hay problema viejo, solo llama cualquier cosa, que se diviertan, por cierto Ner, Feliz Cumpleaños- dijo Max acercándose a mí y me daba un suave abrazo

NERISSA: EL LLAMADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora