CAPITULO 16

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-¿Qué signos?- ya me estaba empezando a alarmar, porque esto ya eran demasiadas coincidencias con mi vida, pero estoy sospechando algo más, pero...

-Es verdad que muchos de esos signos son iguales para todos, aunque algunas personas desarrollan otros diferentes- al parecer no sería muy directo en esto, pareciese que quisiera evadir mis preguntas, pero necesito saber más, porque esto es demasiada coincidencia.

-¿Cuáles son iguales para todos? Los signos- pregunte algo desesperada, realmente necesitaba saber.

-Bueno... Nena para esto necesitas tener una mente abierta, tal vez creer en cuantos de hadas, leyendas y mitos...- dijo lentamente hasta que su voz fue un susurro y bajando la mirada.

-D i m e- dije lentamente aunque un tanto mordaz.

-Está bien nena pero por favor tranquilízate, como decirlo, bueno... somos sirenas, bueno así serian llamadas a las hembras y a los machos nos llaman tritones, mi familia y yo somos uno de ellos- lo dijo sin vacilación, mirándome a los ojos con toda seguridad, realmente no era broma.

-¡¿Sirenas?!- chille con sorpresa.

- Debes de estar de broma ¿cierto? ¡¿Esta es tu historia para justificar que me raptaste de mi casa en medio de la noche?! Pues realmente es demasiado patética ¿Creías que me tragaría toda esta porquería?-dije gritando a los cuatro vientos mientras me levantaba del sitio en la que estábamos ubicados y caminando hacia mi casa, me sentía realmente furiosa, esto no puede ser, realmente me sorprende la capacidad que tiene para inventar historias absurdas, esto no lo puedo tolerar, si se quería burlar de mí, lo ha logrado y yo como tonta pensando que él era diferente a todos los malditos niños populares, no puede ser que yo haya caído como una tonta, más que una tonta una idiota enamoradiza.

El no hizo nada mientras pasaba a su lado, aun mas confirmaba mi teoría.

Acababa de llegar al porche de mi casa, cuando recordé que no traía llave y mamá podría estar dormida o en el negocio, vaya ahora que hago. Mientras estaba ensimismada en mis pensamientos de enojo contra el mundo escuche que se abrió la puerta y apareció mamá.

-Buen día pececito ¿Qué haces en el porche?- buena pregunta mamá, muy muy buena pregunta.

No tenía muchas de contestarle, que claro ella iba a querer una explicación de porqué estaba fuera de la cama a esta hora y más aún que no haya pasado la noche en casa, realmente no sabía cómo iba a salir de esta, porque yo no tenía idea, lo último que recordaba era haberme quedado dormida viendo la piedrita de mi pulsera. Pase de largo junto a ella entrando a la casa, por suerte ella no me dijo nada y solo seguí mi camino hacia mi cuarto, entre en mi habitación y di un portazo, me senté en mi cama, mire alrededor de mi cuarto en busca de alguna respuesta, pero todo estaba como lo había dejado antes, bueno con la excepción de que la ventana de mi cuarto estaba abierta, así no la había dejado antes de dormirme.

Empecé a recordar lo que me acaba de decir Dylan y las lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas, no lagrimas precisamente de tristeza, como pude ser tan tonta y caer en ese tipo de artimaña, el haciendo encajar esa historia con mi vida, eso no era nada justo en absoluto, ya que él no tiene ni la menor idea del infierno que pase este último año. Y supongo que tampoco era cierto lo de su hermana, solamente quería simpatizar conmigo, hacer que tengamos algo en común, algo que nos uniera. Mire a mi mesita al lado de mi cama y ahí había puesto un marco con una foto de nosotros, la tome y la puse en mi regazo, como esta persona tan hermosa a mis ojos puede ser un maldito por dentro, la furia rugió de nuevo dentro de mí, corría por mis venas, la sentía en cada átomo, no sabía que más hacer así que tome el marco y lo aventé con toda la fuerza en mí y la furia que emanaba de mí, fue a dar contra la pared quebrándose al instante los vidrios y después resbalo al piso donde el marco se desarmo. Llore con más fuerza y algunos quejidos saliendo de mí, el muy maldito me engaño, me enamoro y sabrá que otras cosas me habrá hecho cuando me rapto de casa, tal vez uso alguna droga, sedante o todo a la vez, ya que no recuerdo absolutamente nada de lo que paso anoche ¿debería llamar a la policía? ¿Decirle a mamá lo que sucedió? Oh Dios ¿tendría que hacerme una prueba d embarazo? Oh no puede ser ¡¿por qué este tipo de cosas me pasa a mí?!

No escuche a mamá cuando entro en la habitación, pero claro como la iba a escuchar con mis quejidos haciéndose oír por todo el vecindario.

-Pececito ¿Qué paso?- me dijo viéndose desconcertada, con un ceño en su frente, pobre de mamá lo que tendría que pasar ahora conmigo.

-¡Me engaño mamá! ¡Eso fue lo que paso!- grite aun con mi cabeza entre mis manos, llorando.

-¿Quién te engaño Ner?- dijo mamá con un tono de preocupación en su voz.

-¡Dylan! ME RAPTO ANOCHE E INVENTO TODA ESTA HISTORIA ABSURDA DE SIRENAS Y SABRÁ QUE ME HABRÁ DADO PARA NO RECORDAR NADA DE ANOCHE- grito aun con más fuerzas, sintiendo mi garganta sufrir las consecuencias, sentía que nuevamente mi corazón se resquebrajaba.

-Oh Dios ¿Te lo dijo? ¿Pero cómo paso? ¿Estabas en su casa? Pero es que aún no es tiempo...- mi mamá se puso un poco pálida y estaba realmente sorprendida, las últimas palabras las balbuceo y apenas fueron entendibles pero la escuche.

-Espera ¿Cómo que aún no es tiempo? ¿Tu sabias de toda esta historia?- dije levantando mi cara de mis manos y empezando a ponerme de pie, esto no tiene sentido alguno, acaso mi madre sabia de las crueles intenciones de Dylan, planearon esto juntos?

-Oh Diosa, esto va a ser difícil, pensé que estaría preparada para este día pero se precipito, debió decirme...- mamá estaba pensando en voz alta al parecer, porque lo dijo a nadie en particular, la mire inquisitiva en busca de alguna señal, pero ella solamente iba de un lado para otro de mi habitación mientras se agarraba las manos nerviosamente.

-Mamá ¿Qué es lo que sabes?- dije lo más tranquila que pude y pararon mis lágrimas, pero ella no me respondía seguía yendo de aquí para allá.

-Está bien te lo diré de una vez sin rodeos Ner- wow ella casi nunca me llamaba así, siempre eran cosas lindas de parte de ella, me estaba asustando, pero pensar de mi madre, mi propia madre, no no puedo ella no...-Ner eres una sirena- dijo mirándome a los ojos y con la expresión más seria que jamás haya visto en ella, jamás.

-¿tú también? Porque dicen tal cosa, las sirenas no existen mamá ¿Por qué me dices algo así?- dije mientras mis ojos volvían a picar anunciando lagrimas por derramar, me senté de nuevo al ras de mi cama

-Porque es verdad pececito, yo soy una sirena, lo se jamás lo mencione, pero estábamos protegiéndote- me lo dijo mientras se ponía de rodillas frente a mí y poniendo sus manos en mis rodillas.

-Pececito yo, hace mucho tiempo atrás vivía con la comunidad del mar y llevaba a cabo la tarea que nuestra Diosa nos encomendó, cuidar, proteger y resguardar el mar así como todo lo que lo habita, por supuesto que ella hablaba de cuidarlo del hombre. Todos para poder llevar a cabo esta tarea nos dio un cuerpo que pudiera cumplir con su encomienda y con ello vinieron ciertos dones, algunos de ellos nos fueron dados a todos por igual, pero algunos nacimos con otros, por ejemplo están las videntes que predicen e intuyen catástrofes del hombre y nuestra raza, así como son las que ayuda a reunir a las nuevas parejas, localizan a sirenas y tritones que se encuentran en otras partes del mundo así como las que están en peligro, no ha todos se nos fue dado ese don- me dijo mientras me quitaba mechones de mi cabello fuera de mi cara y me limpiaba las lágrimas, no sabía que decir ya que eso concordaba con lo que me estaba contando Dylan, aunque no podía creerlo aún, mi madre una sirena ¿y cómo no lo supe nunca?. Mi mama empezó a arremangarse las mangas de su brazo izquierdo, cosa que casi nunca hacia ya que siempre siempre llevaba camisa de mangas largas.

-Mira Ner, ves esto- señalo al dorso de su antebrazo, parecía un tatuaje, de color negro, aunque mamá movía un poco el brazo y parecía azul y si lo volvía a mover nuevamente parecía de color negro – esta es la señal o el indicio de que estoy emparejada- me lo dijo mientras yo miraba su tatuaje

-¿Emparejada?- pregunte apenas en un susurro

-Si Ner, con tu padre- Y ahí es cuando me doy cuenta de todo lo que alguna vez crei verdad en mi vida, nunca lo fue.

NERISSA: EL LLAMADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora