T1. Capítulo 3: Buenos amigos

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Me levanté fatal... Tuve pesadillas con Úrsula toda la noche... Al subir en el bus, Edurne me sonrió y yo le devolví la sonrisa.

- ¿Estás bien? - me miró preocupada - Ven - hizo gestos con su mano para que me sentara a su lado - tienes cara de cansada.

- He tenido pesadillas - al sentarme recosté la cabeza hacia atrás y cerré los ojos...

Un bache en el asfalto me despertó de golpe. Miré a Edurne aturdida, descolocada y avergonzada. No solo por dormirme en el bus y a su lado sino porqué desperté dormida en su hombro...

- Lo siento...

- No lo sientas boba, estabas monísima - y me sonrió ampliamente.

Entonces me miré el brazo derecho. Tenía la mano entrelazada con la suya y con la otra me estaba haciendo cosquillas muy suaves por todo el antebrazo. Tenía la piel de gallina y me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. La miré asustada por si eso le molestaba, lo había notado seguro, temblé entera.

- Ya te has despertado del todo eh, bella durmiente - y rió en alto. Pero enseguida vió mi cara de preocupación - No pasa nada, Alma. Ya te dije ayer que a todos nos pasa. Te has quedado dormida y tenias tal cara de cansancio, que he pensado que sería mejor que siguieras dormida. Hace un momento ésto - miró mi brazo señalando sus dedos - te relajaba. Has dejado de moverte en cuanto he empezado - y me sonrió esperando que le diera el visto bueno.

Yo asentí y tragué saliva.

Ella seguía con las cosquillas.

- Ya me he despertado - dije mirándola y muy nerviosa.

Ella sonrió y negó con la cabeza.

- Te lo devuelvo, entonces - dejó mi brazo sobre mi muslo y miró al horizonte por la ventana.

- Lo siento, no quería ser borde. Gracias - le dije y me miró.

- Lo sé, Alma. Solo te molesta que te vea nerviosa. Pero ya te dije ayer que no tenía problemas con eso.

Me quedé callada porque me sorprendió el comentario. Yo respiré hondo y miré al pasillo.

- ¿Puedo preguntarte algo? - dijo al cabo de unos segundos.

Le asentí mirándola con un leve movimiento de cejas. Nuestra comunicación cada vez era más sutil.

- No tienes que responderme si no quieres - me miró y continuó - ¿por qué? mmm... la chica de aye... - La corté.

- Úrsula - dije.

- Sí... ¿Por qué Úrsula tenía la mano en - y me miró la entrepierna.

Yo la miré sorprendida.

- Quiero decir... te arañó ahí y... no sé... ¿qué hacía? ¿qué quería? ¿por qué quería hacerte daño, Alma?

La pregunta me sorprendió y bajé la cabeza sin decir nada.

- Lo siento - me dijo poniendo su mano en mi muslo. Y devolvió su mirada al cristal.

Me daba mucha vergüenza explicárselo pero... Ella había confiado en mí la noche antes y en cierto modo... aunque no tuviera nada que hacer con ella... creo que en el fondo quería que ella lo supiera. Me siento cómoda cuando hace o dice cosas sabiendo cómo voy a sentirme. Parece que en poco más de dos días me conoce mejor que mucha gente... Vale, dije para mis adentros... Se lo diré. Miré discretamente a mi alrededor y vi que solo nos acompañaban dos señoras mayores y estaban bastante alejadas de nosotras, así que se lo dije.

- Hemos llegado - dijo

- Soy virgen - dije.

Hablamos la vez y las dos estábamos sorprendidas del comentario de la otra.

La nube de AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora