T1. Capítulo 7 Parte 1: Buenas noches

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Nos preparamos y bajamos al comedor del hotel para la cena y posterior "noche de discoteca".

Íbamos las tres Marías juntas, Hugo, Cata y yo. Aún no lo habían hecho público obviamente, así que no tuve que hacer de vela, cosa que agradecí.

- ¡Mierda! - dije - me he dejado la llave de la habitación...

- A mí me ha pasado esta mañana y he ido a recepción a pedir la de recambio. Tranquila, pídemela si la necesitas esta noche - me dijo Cata.

Al llegar al restaurante nos sentamos con Mario, Sofía y algunos más. No hablé con Edurne, ella se sentaba en la mesa de los profesores y solo nos sonreímos un par de veces cuando nuestras miradas de cruzaron durante la cena.

- ¡Chicos, atención! - nos dijo Sergio - el local discoteca al que iremos estará abierto hasta las 4 de la madrugada, hay autobuses que salen desde el hotel cada media hora y recordad que no se van a vender bebidas alcohólicas.

- ¡Oh, no! ¡vaya mierda! - se quejaban mis compañeros. ¡Vaya pandilla de alcohólicos! Con 15 y 16 años... yo no bebo ni pienso hacerlo... Yo no consumo drogas por muy socialmente aceptadas que estén.

Cata, Hugo y yo salimos en el primer autocar. Edurne también venía pero no hablamos, ella estaba delante del todo y nosotros en la última fila.

Me llegó un Whatsapp.

Edurne:
¿Me evitas o qué?

Alma:
Eso digo yo...

Edurne:
No seas caradura hahaha ¿Un refresco y una charlita es demasiado pedir para esta noche?

No sabía qué contestar, pero no quería que notase mi nerviosismo otra vez, quería contestar rápido. Claro que me apetece el plan, pero las palabras de Cata rebotaban en mi mente 'le molas a la profe'. ¿Y si era verdad? Eso era bueno ¿no? era lo que yo quería... Pero... ¿cómo voy a gustarle a Edurne?

Alma:
Claro que no. Me apetece mucho.

Edurne:
Cuando la parejita se anime y te abandonen, búscame hahaha.

Ya no solo me leía la mente sino que predecía el futuro.
Levanté la cabeza para verla y me estaba mirando, le sonreí y negué con la cabeza, ella me sacó la lengua y continuó hablando con Silverio.
Entonces me percaté de que Cata nos estaba observando y antes de querer darme cuenta ya me había cogido el móvil.

- ¡Cata! - la llamé de ese modo entre susurro y chillido en que solemos llamar a la gente cuando estamos enfadados y no queremos que los demás se enteren.

- Joder tía... - me miró - ¡estáis tonteando!

- ¡No! y habla más flojo...

- ¡No qué va! ¡y el cielo es morado! - reí - Duque, si yo le mando este mensaje a Hugo es porque quiero estar con él a solas y no para hablar del tiempo precisamente...

- Ya, Cata... pero Ed... - no quería decir su nombre por si acaso - Pavarotti - dije haciendo alusión a su madre italiana - no tiene nuestra edad... Y somos amigas, tía... si lo miras así no es un tonteo... Es una forma cordial de invitar a tu amiga menor de edad a tener una charla contigo cuando prevés que a la pobre cría, sus amigos los enamorados, la van a dejar tirada...

- Quizás tengas razón, Duque... Pero tu a Ed... a Pavarotti le gustas - y me devolvió el móvil.

La miré entre dudosa, cabreada y feliz. No sé qué mirada pudo ser esa, pero era exactamente lo que sentía.

- Duque...

- ¿Qué?

- No te enfades ¿vale? pero... Mario va a irse a la habitación de Sofía esta noche, van a estar allí la mayoría porque Ana ha traído alcohol. Hugo me ha pedido que duerma con él... como va a estar solo... ¿Te importa?

La nube de AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora