T1. Capítulo 2 Parte 1: El pasado

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Hoy a última hora tocaba tutoría, aunque bueno, hoy tocaba recuperar la clase de lengua perdida ayer.

Edurne llegó divertida con una pequeña caja.

- Hola chicos - dijo sonriendo enormemente - he traído una sorpresita... Es un poco infantil, lo sé, pero de verdad que me ayudará y puede hacer un poco más divertida la clase. Os he traído unos colgantes personalizados y me gustaría que los llevarais puestos al menos una semana, hasta que os recuerde bien, ¿si? A cambio, podéis hacerme un colgante personalizado a mí. Prometo llevar puesto el que más me guste durante una semana entera.

Nosotros no entendíamos nada pero enseguida lo fuimos pillando...

- Alma - me llamó mirándome.

Me levanté y fui hasta su mesa.

- Éste es el tuyo - me dijo sonriendo mientras me lo ponía.

¿En serio? Pensé. Es un dibujo plastificado con un cordel de lana. ¿Este es nuestro colgante personificado?

- Una nube - me dijo ella describiéndome lo que había dibujado para mí. Y me sonrió de esa manera que a mí me perdía
- Puedes sentarte, poeta - y me guiño un ojo a la vez que me acariciaba el brazo dándome a entender que andase hacia mi sitio.

Y yo le sonreí como una boba.
En realidad me parecía un gesto muy mono hacer esos colgantes para nosotros y era curioso porque había conseguido captar la esencia de todos y cada uno de nosotros.

- Si me lo permitís, no voy a contaros mucho sobre mí hasta la próxima tutoría. Hasta entonces podéis observarme y juzgarme. Los que queráis podéis hacerme un colgante y en la próxima tutoría elegiré el que más me haya gustado y más me defina para llevarlo puesto durante una semana. ¿Os gusta la idea?

Después de eso la clase siguió con normalidad. No estube muy atenta, por alguna razón deseaba dar en el clavo y que Edurne llevara mi obra de arte colgada del cuello una semana, así que me pasé la clase observándola y pensando. Eso sí, pude advertir que era muy buena explicando y que consiguió desde el primer momento conectar con la clase y conseguir que estuviesen callados.

Al salir del instituto me encontré a Úrsula, la que fuera mi novia durante 8 meses y me pusiera los cuernos estropeándolo todo... Úrsula tenía 20 años, era mayor que yo y siempre me presionaba para que fuésemos a más. Sé que 16 años son suficientes para mantener relaciones sexuales y que teniendo pareja estable sería lo normal, pero nunca me sentí bien con eso y sus prisas no ayudaban. Al final no pudo esperarme ni entenderme y se acostó con su mejor amiga en una fiesta. Para ella no tubo importancia porque cuando eran solteras eran 'follamigas' pero a mí me dolió, y con el tiempo entendí que ella no me merecía y que además, yo no estaba enamorada, solo me acostumbré a sus virtudes y manías.

Ha estado llamándome más de un mes y no le he cogido el teléfono, la he eliminado de mis redes sociales y no pasa por casa porque nunca la presenté formalmente así que hasta ahora he podido evitarla bastante bien.

- Huuoola guaaaapa. ¿Cómoeeestásss? ¡Te han crecido las teeetas!

¿Crecido? ¿El qué? ¿Está borracha a las 3 de la tarde?

- Úrsula, estás borracha. Vete.

- Eh, eh, cariññño... Vaaale... No me mires así. Duque, escúchammmme, ¿vale? Teq.. quiiieeebo.

- Dios, Úrsula... ¿Has visto cómo vas?

- Damee un bessssssito, Duque - y se acercó a mí con los labios preparados y agarrándome muy fuerte de la cabeza.

¿De dónde había sacado tanta fuerza esta mujer?

- ¡Úrsula! ¡Úbsssula! - dije intentando librarme de su beso. ¡Pa... para! - intentaba quitármela de encima mientras continuaba besándome, pero no pude y caímos al suelo.

La nube de AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora