T1. Capítulo 26: Secretitos al oído

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- Bueno hija, baja de esa nube - me dijo la Señora Carla.

Había estado pensando en ese momento y quedé absorta mirando por la ventana.

- ¿Qué más pasó después de...? Aunque no me lo cuentes, supongo que pasaron más cosas, ¿no?

- Sí... - comencé a hablar aún algo traspuesta.

Justo después de esas dos palabras que me devolvieron las ganas de vivir, escuchamos el sonido de la puerta. Era Sara llegando de pasear a Harry.

- ¿Edurne? - gritó Sara - ¿Aún no te has ido? ¿te has dormido? - iba diciendo mientras subía las escaleras - ¡Vas una hora tarde, Edurne!

Edurne se levantó rapidísimo, se tapó con lo que pudo y asomó la cabeza por la puerta justo antes de que Sara la abriese.

- Sara... Ya voy, me he dormido...

- Jod... vale - rectificó. Supe enseguida que Sara sabía lo que ocurría.

Edurne cerró la puerta y se me quedó mirando, no era capaz de leer su expresión ni su mirada, no sabía qué pasaba por su cabeza... si se arrepentía... si no...

- Alma... - se quedó pensando, dudando en si hablarme o no.

- Edurne, basta... Mírame a los ojos cuando te hablo, por favor... - supliqué y ella elevó la vista - ya está bien... dime qué te dijo Leo...

Ella me miró con la mirada más triste jamás contemplada en el mundo y algunas lágrimas salieron de sus ojos...

- Alma, en 52 días terminará el curso... - me miró insegura - En 52 días me marcharé - eso me rompió el corazón, me partió por dentro, simplemente me destrozó - Dentro de 52 días, dejaré esto para no volver.

Intenté, aunque con lágrimas en los ojos, aparentar serenidad.

- ¿A dónde vas?

- Aún no lo tengo del todo decidido...

- ¿Por qué?

- Alma... aquí no puedo ser feliz... Me voy para prepararlo todo, para preparar mi vida a la espera de que llegue la persona adecuada, el momento adecuado, soy joven... necesito ser feliz y aquí no podré serlo. Ni tú ni yo lo seremos si me quedo aquí y no hago nada, si me quedo y hago como si no pasara nada... Las dos sabemos que no funcionaría...

- ¿Qué te dijo Leo?

Ella sonrió como rendida a mi insistencia, se me quedó mirando y avanzó hacia mí.

- Está bien Alma... - Se sentó sobre la cama, me miró fijamente, coló su mano tras mi cuello y me acercó a ella... Entonces me lo dijo, me lo susurró al oído, como si fuera el mayor secreto de la historia...

- Pero... - dije algo sorprendida por las palabras de mi hermano.

- Sí... - dijo Edurne afirmándome que esas habían sido sus palabras, letra a letra, silaba a silaba.

Me quedé pensativa y la miré a los ojos.

- Pero... - dije - Él... pero él dijo... - la seguía mirando y comencé a denotar algo en su mirada - pero tú... - dije sorprendida - tú... - y por fin entendí todo...

Entendí el porqué de su carácter, entendí su comportamiento hacia mí, entendí sus intentos de que hiciera las paces con Leo... Entendí también su distanciamiento, su frialdad, sus palabras... Descifré por fin su mirada... Y entendí, que todo iba a continuar así...

- Pe... - me cortó de nuevo con su repentino gesto de volver a acercarse a mí y volvió a susurrarme algo al oído.

Yo me quedé petrificada, no supe qué decir ni cómo reaccionar... no entendía nada... no era posible que después de todo lo que había vivido con ella me estuviera pidiendo eso... Qué después de todo lo que había sufrido estos meses, me estuviera pidiendo eso...

La nube de AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora