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¿Qué acto demuestra tu humanidad?

La habilidad de arrepentirte; de demostrar conciencia respecto a un error. De poder caer en cuenta que, a pesar del orgullo, estamos equivocados.

Por más que sabemos que algo no está bien, que traerá consecuencias en un futuro, lo hacemos por un impulso que aparece de forma fortuita. Las consecuencias definitivamente no se sopesan en el momento. Podemos perder mucho, más de lo que alguna vez la vida nos dio, pero aún así, aquello no impide que lo hagamos. Cuando pronto caemos en cuenta de lo involucrados que estamos en tal asunto y ya no hay vuelta atrás, a pesar de tener la intención, lo único que nos queda por hacer es redimirnos y suplicar perdón, aunque, muchas veces no funciona, pues aquellas personas piensan que estamos recibiendo nuestro merecido, y sí, como muchos dicen, todo en la vida se devuelve.

«Hay una historia detrás de cada persona. Hay una razón por la cual son como son, y por ello, no se debe juzgar un libro por su portada.»

=•=

En la sala Gryffindor se hallaba aquel pelinegro con gafas. Más conocido como el-niño-que-sobrevivió. Harry Potter era su nombre, o, en ciertas ocasiones, mejor conocido como el asesino del Señor Tenebroso - lord Voldemort.

¿Podía dar fe definitiva en que todo había terminado? Él solamente esperaba que aquellas muertes de gente inocente no fuesen en vano. Harry esperaba que todo hubiera concluido al fin, y, con suerte, las cosas irían de maravilla desde ese momento. A pesar de todo, aún se podían observar expresiones recelosas hacia él por las pérdidas en la Batalla, pero, la mayoría lo felicitaba... Le recordaban lo valiente que era.

La mayoría portaba una sonrisa y rostro apaciguado. Todos tenían, al menos, la certeza de un Voldemort destruido al fin.

Sin embrago y según lo que sus oídos habían logrado captar, rondaban los rumores que la única desgracia persistente era la existencia de aquellos malditos mortífagos, y Harry seguía pasmado por la actitud que todos mantenían contra él. El pelinegro se preguntaba cómo es que cierto personaje de cabello rubio y ojos casi grises podían estarle follando la mente de aquella manera, todos los santos días.

Era jodido.

¿Por que demonios no podía borrar de su mente la triste expresión de Draco Malfoy?

-¡Harry Potter! -chilló alguien en su oído. Por poco y queda sordo, sin llegar a ser exagerados. Giró entonces, con la mirada desinteresada, para encontrarse con la seria expresión en el rostro de su mejor amiga, Hermione.

-¿Estás diciendo algo? -respondió el joven Potter intentando concentrarse en su amiga, y de la misma forma, fracasando miserablemente.

-¿Escuchaste, siquiera, algo de lo que te dije? -reclamó la joven Granger mientras recriminaba con la mirada a su pelirrojo novio para hacer a Harry reaccionar.

-Mmm... No, creo que no -respondió el pelinegro de la misma forma. Estaba más que consciente de los exámenes que se avecinaban a la vuelta de la esquina, sin embargo y por más que intentaba, no podía sacarse de la mente el rostro y cuerpo del que se suponía era su enemigo. En realidad no quería aceptar que se había fijado en los cambios que el rubio platinado había adquirido, pero su muy elaborada excusa se basaba en que aquel suceso era algo que simplemente no podía pasar desapercibido. Ese cabello que antes tenía tanto brillo y expresaba aires de superioridad, ahora sólo era una maraña de pelo sobre aquel rostro que se encontraba más pálido de lo normal. Aquel gesto que se encontraba en su cara, esa sonrisa arrogante, ese ceño fruncido... Esa carita de "Yo mando él jodido mundo" ya no se encontraba más.

𝘍𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳 | ʰᵃʳᶜᵒ (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora